**ALEXANDER**
Ha pasado una semana. Siete días desde aquella noche en que Alondra dejó de ser solo una presencia inquietante en mi vida para convertirse en algo más, algo que aún no sé cómo nombrar del todo. Sin pedir permiso, su presencia se instaló en mi rutina, como si siempre hubiera pertenecido allí, como si su espacio se hubiera abierto de par en par en mi día a día, sin que yo me diera cuenta. Ella ahora es mi mujer. Se escucha muy bien en mis pensamientos, pero no lo puedo revelar, no sé cómo me mirarán los demás.
Mi humor ha cambiado y lo noto en los pequeños detalles. Saludo al personal con menos rigidez, con una sonrisa más sincera que antes. Dejo que el café se enfríe mientras me pierdo en pensamientos que antes no tenían cabida. Sonrío por tonterías, cosas insignificant
