– ¡Traidores… traidores de la sangre! – grito Kenalke.
– No lo mataste – dije con voz débil.
– No tuve oportunidad… se ha fortalecido. Seguramente con sangre de algún Supremo.
La luz cegó mis ojos cuando estábamos al exterior y al tener la suficiente distancia teníamos que volver al único lugar que conocía… la había encontrado hacía tres meses
– Llevame con Yanis.
– ¡Kiara y Coab nos han traicionado! ¡Captúrenlos!
– Te dije que no bajaras la guardia.
– Sácame de aquí – exigi.
Así lo hizo hasta que llegamos al campo abierto.
Cuando escuche su voz gritando mi nombre.
Solo así me deje ir… el dolor no se iba… no me curaba, algo estaba mal, no era mi muerte, solo un desvanecimiento y agradecí no estar sola.
…………
¿Como di con ella?, tuve que regresar con mi maestro, estaba harta d
