La fe y la vida.
Capitulo 1 libro 2
ISRAEL
Despertó arqueando su cuerpo y empezó a vomitar, ¡horror! al ver la viscosidad negra, señal de la marca de un caído, devolvió tanto que me asusté, entre arcadas intento hablar, me arrastré hasta ella tomándola por los hombros para estabilizar su cuerpo, esperando que recuperara el aliento.
Lo peor no fue ver su cuerpo torturado, si no el grado de deshidratación hasta los huesos, las ojeras en sus ojos, la piel pálida, en cuanto mis manos tocaron su piel se retorció gritando, en mi mente vi mis propios recuerdos, mi dolor y vi como la hería a ella, me aparte ipso facto, dejándola boca arriba, sintiéndome impotente y frustrado, por no poder hacer nada, asi que olvidandome de mi propio dolor me concentré en ella, en nosotros, en aquel dia en la cabaña y volví a tocarla, funciono, no le hice tanto daño, solo que no paraba de gritar, balbuceando incoherencias, la sostuve hasta que sus palabras fueron claras. Era un sueño y yo tendría que verlo sin poder impedirlo.
– ¡Kiara! – ¿Porque carajos le grita a ella?, se sentó sin dejar de ver sus manos, a su alrededor buscándola…gritaba horrorizada como si realmente estuviera ahí y gritaba con tanta desesperación, casi me quedé paralizado sin saber que hacer, la imagen que tenía de ella, alguien destrozado por las mentiras, si algo he aprendido es que las mentiras hacen más daño que cualquier herida, la tomé por los hombros y la sacudí con fuerza llamándola en voz alta.
– ¡Yanis despierta! despierta!
Estaba temblando en mis manos, y la frente le escurría un sudor frío, lo sentí en cuanto la limpie con mis manos, no sabía hasta qué punto le afecta el veneno, no conocía sus efectos y qué consecuencias tendría, pero de algo estaba seguro, no iba a permitir que ella muriera… al abrir sus ojos sus manos se aferraron a mis brazos… en ellos leía la confusión… vio para ambos lados y después volvió a posar su mirada en mí… Sus ojos se movían como cuando uno duerme, pero ella los tenía abiertos moviéndolos sin centrarse en nada, y luego miraba mi rostro pero en realidad era algo más.
– ¿Está muerta verdad? – no supe responderle. Verle así me era muy difícil. No podía entender si me hablaba a mí o así misma – Los... Recuerdos... Son… – sus ojos desorbitados me pedían una explicación y yo no tenía todas las respuestas.
– Todo. Cada segundo. Las imágenes. En mi cabeza – se tocó la sien con sus dedos. Le dolía todo, su cuerpo, su mente.
– No… ella está….
– !La he matado… la he matado… Kiara está muerta¡ – no había llanto, solo dolor, culpa, desesperación y confusión. No yo mismo entendía que pasaba, porque nombraba a Kiara si la mala era ella no mi Yanis.
– ¡No amor!… – había alzado la voz así que me aclare para calmarla no debería dejar que mis emociones me dominen justo ahora no le haría ningún bien – Ella está bien…es solo un mal sueño. Yo no te dejaría que hicieras algo asi… ya paso… ya paso.
– ¡No es un sueño!… ¡Es un recuerdo!…¡Yo intente matarla y lo logré!… ¡No se!… ¡¿Porque?!…¡¿Porque lo hice Ixa?!… ¡¿Porque intenté matarla?!… ¡No entiendo nada!…
– Todo va a estar bien. Todo estará bien. Estaremos bien. Te lo prometo. – quizás hasta yo me mentía a mi mismo, porque mientras ella estuviera herida nada estaría bien, gritó aferrándose en mis brazos, la atraje hacia a mi sofocando sus gritos contra mi pecho, mientras sus manos se aferraban a mi camisa.
… su mente estaba recuperando los recuerdos que había olvidado, el veneno estaba ayudándola a recordar, no se cuanto tiempo pasó desde que saltamos, no se si eran horas o minutos. Veía una serie de imágenes sin sentido y hasta que ella se recuperara todo cobraría sentido. Cuando cayó exhausta tuve que alejarme un poco rodeando el bosque, empezábamos en otoño en esa época de hiedra seca, pero en la sierra donde me había ganado su confianza, su amor. Aquí era un lugar seguro.
Empecé a reunir ramas de los árboles, las más secas que encontré, hice una cama de hojas para Yanis… se había cansado de llorar y gritar hasta que no supe si estaba dormida o se desmayó, poco a poco construí un campamento a nuestro alrededor, aparte varios árboles para hacer más espacio. Aunque este deshielo no era posible que acabara nunca, apile los árboles en una orilla de nuestra posición, después ya vería qué hacer con ellos, pensé en conseguir vendas, en que hervir agua, ya que estábamos solos aunque no podía ir directamente al pueblo, tenía que ir a la ciudad, pensé en ella inconsciente, entonces me aleje a pasos cortos , mire hacia todos lados, ya que era de tarde, el sol estaba ocultándose entre la sierra.
Camine entre los matorrales hasta que escuche el sonido del agua, había un riachuelo que estaba bajando sobre una inclinación hacia el mismo, me dejé resbalar para medir el estado del terreno, “Necesito dinero. debía de correr rumbo alguna civilización” (otra vez)