Lo sé porque mi cuerpo no reacciona. Ni un solo músculo se mueve. Es como si mi alma hubiese salido por un instante de mi cuerpo y me mira desde lejos, desde un rincón en penumbra, donde se quedan las cosas que no estamos preparados para afrontar. Un zumbido me llena los oídos, y las palabras del médico se desdibujan tras una pared de ruido sordo. Escucho términos médicos, tiempos estimados, algo sobre electroencefalogramas… pero lo único que entiendo es esa palabra: coma. Una especie de abismo insondable. Un limbo entre estar y no estar. Entre quedarse o partir. Dahlia no llora. Solo asiente con rigidez. Franco aprieta los labios y se pasa una mano por el rostro, como si la noticia lo descolocara de alguna manera que no quiere mostrar. Portia por su parte, baja la mirada, sus pestañas t

