Me siento en el sofá junto a su silla, sabiendo que tengo que pensar antes de hablar. Respiro hondo. No puedo decirle la verdad así, sin más. Dudo que esté preparado para cargarle la historia como si fuera un peso, no en ese estado. De hecho, desconozco qué tanto recuerda o qué tanto olvido. Eso lo sabré cuando pueda tener una conversación con él.
—Estás un poco confundido —empiezo, sin mirarlo directo a los ojos—. Es normal. Tuviste un accidente, ya escuchaste al doctor, estuviste en coma… un tiempo. Ahora lo más importante es que te hagan los estudios, que estés estable, y luego… luego cuando estés en condiciones podremos hablar.
No sé cómo voy a abordar lo de Emilio. Creo que de todo ese tema es el más delicado. Pero seré honesta y voy a decirle que nunca pasó por mi cabeza, deshacerm
