CAPÍTULO 28.-1

983 Words

Abro los ojos y lo primero que veo es el techo. Me quedo ahí acostada… inmóvil, como si no supiera —ni me importara— que el mundo que gira a mi alrededor ha cambiado por completo. Me quedo ahí unos segundos, respirando lentamente, dejando que el aire tibio de la mañana llene mis pulmones mientras mi pecho se hunde con el peso de lo inevitable. No necesito cerrar los ojos para recordar. Tampoco necesito buscar los fragmentos de la noche pasada. Están aquí, en mi piel, mis labios, mi garganta y en el centro palpitante de mi pecho. Él. Su boca, su voz murmurando mi nombre contra mi cuello, el calor de su cuerpo, la urgencia de sus manos finalmente y su rendición. Anoche... Sucumbí. No tengo otra palabra. No hay excusa. No había sido el plan, ni estrategia, ni medida. Solamente el deseo q

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