Capitulo 6

1307 Words
Marlene emitió un sonido ahogado cuando le introduje un par de dedos, pero al no protestar, seguí adelante. Admito que cuando pareció soltar un jadeo ahogado, noté que tal vez me estaba acercando demasiado a su clítoris. Una zona tan sensible. Finalmente la convencí de que se pusiera de pie y la giré para que me mirara, rodeándola con las manos en las nalgas y acercándola hasta que quedó a horcajadas sobre mí. Mientras lo hacía, bajó la vista, vio que mi erección se había escapado de mis pantalones y miró a otro lado con intención. Ahora tenía el problema de acomodarla sobre esa erección. La había acomodado con cuidado y ahora solo tenía que acomodarse, pero estaba un poco recelosa. -Ah, mira, no te ofendas, pero no estoy muy segura de esto. - murmuró, y sentí compasión de inmediato. No hay problema. No hay ninguna regla que diga que tengas que hacerlo. ¿Por qué no te relajas un poco? Podrás sentirlo rozar contra tus labios, quizás simplemente dejar que la cabeza te toque. No hace falta que llegues hasta el final ni ahora ni más tarde. Depende totalmente de ti. Depende totalmente de ella. Mi maniobra para que se encontrara apretada contra mí no contaba. Y no me culpaban si se apretaba demasiado, haciendo que la cabeza de mi pene simplemente saltara entre sus labios. Solo tenía que enderezarse y habría salido de golpe. Soltó un tímido chillido al oír eso, quedándose completamente quieta. Como caballero, no dije nada y simplemente me quedé quieto, sin intentar aprovecharme de su pequeño desliz. Me quedé allí sentado, tranquilo y sereno, mientras farfullaba como un loco por dentro, deseando penetrarla salvajemente. Finalmente, la tentación la venció. Había llegado tan lejos. ¿Por qué no seguir hasta el final? Siempre podía parar cuando quisiera. Se acomodó lentamente sobre mí. Una lentitud agonizante desde mi punto de vista, pero no iba a arruinar nada apresurándola. Podía sentir su calor húmedo moviéndose sobre mí, capturándome, asentándose firmemente a mi alrededor, mi polla deseando elevarse cada vez más. Finalmente ella estaba sentada sobre mí, con mi polla dentro de ella tanto como podía llegar, y probablemente mucho más lejos de lo que ella pretendía. -Oh, vaya.- dijo ella, con la mirada perdida en la nada, toda concentrada en lo que acababa de hacer y en lo que le estaba sucediendo. -Quédate quieto un rato. Si no puedes con ello, házmelo saber. - Fue un insulto sutil para ti. Pude sentir su indignación ante la sugerencia de que no podía con ello. Lo había asimilado por completo, ¿verdad? Claro que podía con esto. Marlene sabía lo que hacía. Hasta cierto punto, al menos. Se mecía suavemente, haciendo que mi pene se deslizara dentro de ella. No tenía prisa, solo se movía despacio, con la cabeza ligeramente ladeada mientras reflexionaba sobre lo que hacía y cómo se sentía. Mantuvo ese ritmo, con la mirada soñadora, sin verme realmente, pero sin duda disfrutando de lo que mi polla le hacía. Obviamente, no vio la necesidad de variar su estilo, simplemente disfrutando y probablemente asumiendo que yo también lo disfrutaba. ¿Lo estaba disfrutando? Claro que sí. ¿Cómo no? Mi problema era que era una dulce tortura. ¿Alguna vez había deseado tirar a una mujer al suelo y cabalgarla hasta dejarla sin control? Eso era lo que quería, pero solo podía sentarme allí y dejarla que se dejara llevar. Bueno, no todo lo que podía hacer. Debo admitir que me impulsaba con fuerza para alcanzarla mientras su balanceo se transformaba lentamente en un rebote. Estaba muy emocionada, respirando agitadamente y emitiendo sonidos alegres mientras saltaba. La solté, sudando ligeramente y prometiendo que llegaría mi turno. Sus rebotes fueron aumentando poco a poco hasta que se deslizó por toda mi polla. Tuvo un momento frenético en el que se levantó demasiado y se salió, lo que provocó un grito de frustración y un ajuste urgente. Salvo ese incidente, lo estaba pasando genial. Me aferraba con uñas y dientes. Mis bolas querían reventar, pero yo no quería. Marlene se movía más rápido, impulsándose, ansiosa por terminar. Conseguí hacerme un nudo en las gónadas para contenerme, y entonces Marlene dio un pequeño grito y llegó al clímax, temblando, temblando y aferrándose a mí. Ahora que había terminado, la dejé allí sentada. Como ya no rebotaba, fui recuperando poco a poco el control de mi arma. Aún estaba cargada, pero ya no estaba al acecho. Cuando estuve seguro de que se había relajado lo suficiente, la animé a ponerse de pie y luego me puse de pie yo también. La giré para que quedara de frente a la mesa, empujándola suavemente contra ella hasta que se inclinó sobre ella. -Ahora es hora de ponernos serios. - le dije, probablemente para su sorpresa. Creo que ella sentía que lo que habíamos estado haciendo era bastante serio. Me estaba alineando detrás de ella, dejándola sentir mi polla presionándose contra ella nuevamente, y luego estaba conduciendo hacia un muy fuerte - Wowowowow. - La rodeé con los brazos, aferrándome a sus pechos, y entonces me puse manos a la obra. Conducía a toda velocidad y Marlene se encontraba en apuros al principio, intentando seguirme el ritmo. Se adaptó enseguida y le dejé todo lo que había estado posponiendo mientras ella jugueteaba. Encontré un ritmo agradable, pero no se parecía en nada al suave ritmo que ella tenía. Imitaba la velocidad y la furia al conducir, y su apreciación vocal era completamente diferente a la suave apreciación que había mostrado antes. La estaba volviendo loca de emoción. Sabía que no podría aguantar mucho, pero también sabía que no lo necesitaría. Su sesión de práctica la había dejado en un estado de extrema sensibilidad y yo lo estaba aprovechando al máximo. Cuando estuve listo para empezar, apenas tuve que contenerme, solo un pequeño retraso mientras me esforzaba al máximo para llevarla al límite. Un empujón violento esta vez, en lugar del suave deslizamiento que había experimentado antes. Esta vez su grito fue mucho más fuerte, seguido de algunas palabras muy traviesas, aunque sospecho que no se dio cuenta de lo que estaba diciendo. Después, Marlene parecía un poco confundida. Sospecho que se preguntaba cómo había sucedido todo eso, porque desde luego no tenía intención de tener sexo. La llevé al baño para que se duchara y se aseara. Cuando salió, estaba vestida y coqueta como siempre, aunque me miró con recelo. Le sonreí con inocencia. Le dejé un extra en la paga y, aunque se dio cuenta, no dijo nada. Se fue a casa con paso tranquilo y yo me aseguré de que todo estuviera ordenado antes de acostarme. Por mi parte, todo iba bien, pero me llevé una pequeña sorpresa el fin de semana siguiente. Beth me invitó a ir al centro comercial con ella. Los niños estaban visitando a sus padres unas horas, así que no tenía excusa para no ir. La verdad es que me gusta bastante ir de compras. Simplemente no me lo esperaba justo ahora. -Necesito varias cosas para mi armario.-anunció Beth alegremente. - Las cargaremos a tu tarjeta de crédito. - -¿Mi tarjeta de crédito? ¿Qué le pasa a la tuya?- -Nada, pero creo que el tuyo funcionará mejor. - dijo con despreocupación. Estaba a punto de discutir esto cuando ella continuó, charlando muy alegremente. Ayer conocí a Marlene. Dijo que dejaría de cuidar niños, pero que estaría disponible en caso de emergencia. Beth se giró y me sonrió. Vi su cara cuando me vio. Su expresión me indicó que probablemente me debías ropa nueva. Usaremos tu tarjeta de crédito. ¡En serio! ¡Menuda injusticia! Ninguna acusación. Nada de lo que pudiera defenderme. Solo una exigencia de ropa nueva por una sospecha infundada. En serio, las mujeres se salen con la suya.
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