La mañana llego tan rápido que la verdad Aurora creyó no haber descansado absolutamente nada. Se sentó en la cama restregándose los ojos, cuando en ese momento la puerta se abrió de golpe asustándola en el acto. Demian había entrado con el ceño fruncido y cara de cansado.
—Si ya te has despertado entonces date prisa y sal de la maldita habitación.
—¡Si te molesta que este aquí, entonces me pasare a otra recamara! Le reprocho la joven.
—Si te mudas a otro cuarto te juro que lo lamentaras.
—¡Entonces no me corras cuando apenas me levanto, idiota!
Aurora enfurruñada se levantó tirando la sabana al suelo, entro en el baño violentamente. Afuera podía escuchar como Demian despotricaba palabrotas de ira mientras ella rogaba porque no entrara y la lastimara por su osadía de responderle mal. P
