Eso la sorprendió mucho, Daniels era pacífico y verlo perder la cabeza así llamo su atención. Lo miró a él y luego la puerta que era tocada con más intensidad por su hermana ¿Qué debía hacer? Claro no le dio tiempo de pensar mucho en una respuesta, porque de pronto el rubio se acercaba a ella para cargársela al hombro como un saco de papas. —¿Qué narices estás haciendo? Pregunta ella asombrada. Él no responde, se dirige hasta la puerta para dar de frente con Aurora quien abre los ojos de par en par al ver tal escena. —Daniels, ¿Qué haces? Baja a mi hermana por dios. —Nos vamos. Responde el rubio pasando por un lado de la castaña. —¿Qué? Ella los ve partir y se apresura a seguirlo. –Amanda ¿Estás bien? —Aurora ayúdame, no vez que me está secuestrando. —¡Dios! Daniels te has vuelto loc

