—No es lo que piensas… trabaje mucho y ahorre mucho dinero. Solo que está en el apartamento de donde me sacaron los hombres de Demian. Los escondí bien. —¿Qué te hace pensar que aún está allí? —Créeme allí están. Y es suficiente para las dos. —No lo sé… es muy complicado. —¿O es que no quieres abandonar a Demian? Inquirió con una ceja alzada. ¿Era eso? ¿No lo quería dejar? su mente se debatía entre la razón y los sentimientos… no sabía qué decisión tomar. Era un riesgo, Demian podía encontrarlas y el castigo no se lo quería ni imaginar, y mucho menos el de Amanda. Podía terminar en ese burdel espantoso. —No creo que sea buena idea. Estamos bien vigiladas. —Esperaremos el día para hacerlo. Debemos irnos, lo sabes. —Lo sé. Suspiro. Continuaron su labor de plantar las rosas en el ja

