II Capítulo 4. ¿Qué dices Charlie?

2706 Words
POV Charlotte Había logrado mover mi dinero de manera que pudiera pagar la fianza, pero hacia eso que mi liquidez pasara de abundante a casi nula, con el dinero de mi amado mexicano tenía acciones en varias compañías y bienes raíces, pero aun así era muy complicado venderlas de un día para otro, debía pagar a los abogados, los gastos de mi hijo en Rusia, nuestros gastos aquí, lo que haría después de que estuviera liberado Charlie. Dimka tuvo la generosidad de ponerme una cuenta con dinero para que usara mientras vendía algunas de mis propiedades, la madre de Itzae, también había tenido el detalle de pensar en nosotros, reservando una habitación en un hotel para cuando mi hermano saliera bajo fianza con todos los gastos pagados. Cuando hice el primer anticipo de pago con la abogada, sentí que ella estaba por irse de trasero, no solo había pagado la fianza en cuestión de minutos, sino que también había valorado de buena forma su trabajo. Entrar en aquel edificio de ladrillo, me hacía sentir rejuvenecida. Tenía un vestido tubo color escarlata con mangas cortas al alto de mi muslo, un collar que llenaba en espacio que dejaba ver el alarmante escote delantero, mi cabello n***o original estaba de vuelta junto a mis deslumbrantes ojos verdes, necesitaba llamar la atención hacia la misma persona que tenían fichada hace tantos años, no quería revelarles más sobre mi identidad nueva. Mis tacones de aguja, repicaban sobre las baldosas frías, sentía todas las miradas sobre nosotras, mientras avanzaba junto a la abogada que llevaba un traje de pantalón n***o con blusa blanca, en cuanto el papeleo estuvo listo, sentía como mi corazón se aceleraba. La comisaria no era como esperaba, curiosamente era más sencilla. Estaba en medio de una habitación bastante grande llena de escritorios, el movimiento de gente era bastante grande, ver a los presos, sospechosos, detenidos y personas buscando justicia, era una sensación extraña estar en medio de todo esto, más que justicia buscaba recuperar a mi hermano. Mantenía mis brazos cruzados cuando una voz llamo mi atención, haciendo que quisiera girar al encuentro. Cerré mis ojos intentando no creer que era la voz de mi mexicano, mi mente me estaba engañando, mi amado estaba muerto. No era él. Yo lo sabía, estaba muerto. Sin poder evitarlo, me gire lentamente, veía como le quitaban las esposas a mi hermano y le daban una serie de instrucciones sobre su audiencia, debíamos presentarnos la próxima semana en el tribunal, lo sabía, no era la voz de mi Itzae, pero por un instante su fantasma estuvo presente en mi mente, era difícil aun con los años no poder tomar un teléfono y llamarlo, poder verlo, eran unas vacaciones eternas. Sin prestarle más atención a ese pensamiento, me centre en mi rubio hermano el cual estaba un poco más flaco de lo que recordaba, su piel antes blanca ahora se encontraba bronceada, sus ojos azules habían perdido cualquier aire de inocencia se veían duros y calculadores, su cabello estaba algo largo y daba por sus hombros, llevaba una camisilla blanca que exponía todos sus tatuajes en pecho y abdomen, con una bermuda de jean a juego. Cuando sus ojos alcanzaron los míos, una sensación de paz me invadió había hecho todo para salvarlo, amaba a mi hermano, pero él no parecía complacido de verme. ! Diablos ¡nunca se podía tener complacido a alguien... Deje que las diligencias judiciales se terminaran, de forma subconsciente mi cuerpo fue guiándose hacia él, en cuanto pude lo tome en mis brazos, contuve las lágrimas hasta que mi cabeza sentía que iba a explotar, lo amaba, habían pasado demasiadas cosas en nuestra vida, pero ahora este instante era nuestro. Hubo un ruido para que nos separáramos y así lo hicimos. Lo tenía conmigo, podría entregárselo a mi madre y volver a mi nueva vida junto a mi hijo, mi familia sabia de la existencia de Alessandro, pero no habían tenido la oportunidad de pasar tiempo real con él, solo a través de las cámaras, no permitía que alguien pudiera ponerlo en peligro. En cuanto estuvimos separados, volvieron a llevárselo a otra habitación, según ellos había papeleo que firmar, Zsa Zsa no me había acompañado, no quería que supieran de su existencia a mi lado, sabía que desde este momento era blanco número uno de investigación, pero solo yo podía rescatar a mi hermano. Un Agente con camisa de cuadros negra manga larga y vaqueros ajustados se acercó a mí. -¿Es lindo, verdad? ver a la familia- vi a través de sus ojos cafés que pretendían ser sinceros, pero sabía que mentía y deseaba todo menos sentir simpatía por mí, asentí renuente a hablar con él, volví la mirada hacia donde se había ido mi hermano- es noble lo que hace, pero es efímero, el volverá a la cárcel y tal vez ahí muera- Centré mis ojos en el por otra fracción de segundo y vi un fuego que conocía muy bien, las ganas de venganza, estaba disfrutando de la situación, era uno de esos hombres que había tenido problemas con el cartel y creía que capturar a cualquier integrante era un golpe fuerte para la organización, era muy ingenuo, nadie es indispensable. La lógica es sencilla, mientras alguien compre el producto, siempre habrá alguien que lo venda. En vista de mi silencio abrazador, el me señalo una puerta y me indico que lo siguiera, pero nuevamente no hice lo que esperaba. Levante mi mano tendiéndosela, lo había visto en mi archivo, era un agente de la DEA que llevaba el caso de mi hermano. -Mi nombre es Charlotte Rock- cuando su mano tomo la mía, la apreté con toda la fuerza que dan horas y horas de entrenamiento, en cuanto sus ojos entendieron mi amenaza silenciosa, agregue-He venido por mi hermano, no pretendo decir que es inocente, pero le aseguro que no permitiré que se pudra en una cárcel, agente Smith, ¿DEA, Verdad?- Esta vez sí, comencé a caminar hacia la puerta, con el pisándome los talones, podía sentir como las ruedas de su cabeza giraban calculando el daño que podría causar la información que tuviera, el suponía yo representaba los diferentes del cartel y no podía estar más equivocado. Estábamos en una sala de interrogación, me senté en la mesa de los acusados, disfrutando del espectáculo, sabía que el pretendía intimidarme, en especial ahora que sabía que podía ser peligrosa, para él y su operación. -¿Como sabe mi nombre?- era evidente que era un oficial de la ley, ni por favor, ni cordialidades, directos e incisivos, como si se les debiera algo, apoyo sus manos sobre la mesa junto a una carpeta blanca que cargaba, en una pose amenazadora pensaría el, pero a mí me parecía adorable, pensaba que tenía todas las respuestas y no era así. -¿Ya no hay cordialidades o falsas empatías?- No iba revelarle nada, pero podía jugar un rato con el-Yo solo vine a apoyar a mi hermano, ya se lo dije oficial- Podía ver como su pulso se aceleraba, los alerones de su nariz se movían con rapidez, estaba perdiendo el control. -No me engaña, sé que está aquí por más que eso-Me incline hacia el dándole mi mejor sonrisa lobuna. -¿En verdad? me siento confundida...-puse mis brazos sobre la mesa cruzando mis manos e inclinando mi cabeza hacia un lado-¿Para que estoy aquí realmente?- -Para evitar que su hermano confiese- abrí bastante mis ojos con una fingida sorpresa-usted representa los intereses del cartel- me soltó con tal desprecio que las gotas de saliva me impactaron en la cara. Su cabello desordenado le caía sobre la cara, hizo traquear su cuello a causa del estrés que la situación le causaba. -Yo no tengo nexos con el cartel-comencé a decir suavemente. Pude ver como la vena de su cuello parecía estar a punto de estallar, una idea loca se cruzó por mi mente, estaba dispuesta a ganar esta pequeña batalla, haciéndolo derramar sangre, abrió su carpeta y tiro ante mí, muchas fotos... Con los padres de Itzae en reuniones, en fiestas con mis hermanos, en una comida con mi familia y la de mi mexicano, lo más aterrador eran las fotos de mi familia con la mafia, sabia las implicaciones tan horribles que eso iba a tener si decidían usar esta información para hacerles daño, no deje mostrar ninguno de mis sentimientos. -¿Acaso estas son imaginaciones mías? - apunto a mi cara en las fotos -¿O esta es tu gemela malvada? - se puso una mano sobre su cabeza pensativo- ¿Es una igualita y nos confundimos?- dijo con cinismo. Puse de nuevo mis manos como señor Burns y le di mi mejor mirada lobuna. -Jugaremos tu juego- le di una sonrisa completa con todos mis dientes-hablemos de estas fotos de eventos sociales, donde aparezco con mi familia en lugares públicos y sin cometer actos delictivos- -¿Entonces lo admites? ¿Tienes nexos con los carteles desde hace más de 12 años?- quise reírme, pero contuve mis expresiones. -Admito aparecer en las fotos, con la familia de Itzae, mi novio para aquella época, que se dedicaba con su familia al negocio de los ranchos, una familia transparente y honesta, que no tenía en aquella fecha orden de captura, investigaciones o si quiera un proceso abierto por sospecha de ninguna actividad delictiva- incline mi cabeza aun sonriente-Si, aparezco en fotos en eventos públicos con ellos, en las imágenes se ve claramente la transparencia de nuestras acciones, pero no veo porque hablamos de mi vida amorosa, cuando lo importante ahora es mi hermano- Su risa sardónica lleno la habitación encerrada. Recogió sus fotos en la carpeta y la empujo contra mí, inclino su cuerpo más cerca de mi sobre la mesa. -Sabemos mucho más de lo que cree, aquella fachada de ganaderos, solo se la creen ellos- su cara se puso muy cerca de la mía, sus ojos penetrantes buscaban intimidarme-sé que están en contacto, solo así pudo pagar la fianza- Eso me hizo sonreír aún más. Entonces comencé a levantarme de la silla. -Lamento desilusionarlo agente- solté despectiva- Yo conocía un solo Itzae el chico de ojos dulces que vivía en Europa con su madre, y aquella historia de chavales termino hace demasiados años, si me disculpa debo volver con mi hermano, para disfrutar la fianza que le pague con mi dinero- tome la carpeta de la mesa-Gracias por los recuerdos, si no le molesta los conservare y puede seguir hablando con mi abogada si gusta, ella estará encantada de conocerlo- Salí de aquella sala de interrogación con un mal sabor en la boca, este tipo iba hacer un grano en el culo, del cual debía deshacerme cuanto antes, volvería de nuevo a leer mis informes sobre los agentes que estaban liderando aquella operación. Al salir de la estación, llegamos al hotel donde nos habían hecho la reservación en efectivo y sin preguntas, ordene mi llave, junto a la abogada subimos a la cuarta planta pues era necesario hablar con mi hermano, la habitación era sencilla con dos camas, en un lugar concurrido de la ciudad, era bastante sencilla y cómoda lo que necesitábamos como fachada para mantener hasta el juicio. Fui la última en entrar. La abogada se sentó en una cama y mi hermano Charlie en otra, mientras me recostaba contra la pared, esperando las desagradables noticias que seguro me harían molestar más. -¿De qué pinta la cosa?- le pregunte en perfecto español a nuestra abogada. -Hay buenas y malas noticias-anuncio acomodándose su falda- por una parte tenemos la falta de prontuario de su hermano, sus estudios universitarios-y esperaba el pero- pero...su carencia de empleos formales, la tonelada de drogas que le encontraron y el hecho de que tengan evidencia de el con narcos en el pasado, no hace esto nada fácil- Ladeo su cabeza, esperando que reconociera la dificultad con la que la hacía lidiar, solté una carcajada tensa. -¿Y? Desestime los cargos, él se declarará culpable para reducir la sentencia- en cuanto intento interrumpirme, levante mi dedo en señal de espera- No le pago para que me cuente lo duro de su trabajo, usted encárguese de que salga, no me interesa que favores cobre o con quien hable, quiero a mi hermano libre, ¿Entendido? - asintió sorprendida ante lo duras de mis palabras. Hice un gesto con mi cabeza, indicándole que era tiempo que se marchara, necesitaba estar a solas con mi hermano mayor. Sus ojos duros azules no me quitaban la vista de encima, analizaban todos mis movimientos, ya no eran tan soñadores como solían serlos, parecía tener un hombre diferente al que había conocido, parecía ser esta otra vida, las líneas de cansancio se dibujaban en su cara, entonces levante mi cabeza, con un gesto para que comenzara a hablar y no lo hizo. La exasperación comenzó a invadirme. -Bueno, suelta la sopa, ¿Por qué estabas conduciendo un camión de esos? - no quería saltar a las conclusiones, pero quería golpear fuertemente a mi hermano en la cabeza hueca que tenía, hizo traquear su cuello antes de hablar, señal de estrés. Sus ojos estaban dilatados por la adrenalina, no iba a gustarme lo que diría, comencé a buscar donde sentarme para quedar frente a frente. -Esta bien, llevaba varios meses trabajando en una compañía en california, pero sabes que no es lo mío- dijo pasándose una mano por el cabello en señal de frustración- decidí un día que era suficiente, demasiada normalidad para mí, así que decidí irme a México, unos días a Cancún tú sabes para despejar la mente- rasco su barbilla, donde comenzaba salirle bello- pero bueno, nadie me advirtió del juego y las apuestas, ya sabes esa adrenalina, la adicción- iba a golpearlo, intuía como terminaría esta historia- Termine debiendo 50 grandes a unos tipos peligrosos, y me amenazaron de muerte- Levante mi mano, sabiendo como acabaría la historia. -Tienes 3 hermanos y 2 padres, ¿Por qué no, nos llamaste? - había hackeado su registro telefónico durante los últimos meses y era prácticamente inexistente, no llamaba nunca a casa, había una brecha abierta con la familia. -Claro, esa no era mi idea de cómo volver a casa, ya sabes que diría Papa sobre mi, yo podía resolverlo solo, no necesitaba ayuda...-cerré mi mano formando un puño, antes que mi mente pudiera procesar lo que iba hacer, el dolor del impacto contra su boca y la sangre me hicieron reaccionar. No sabía de donde había salido tanta ira, pero sabía que el merecía aquel golpe. -Y cabrón, lo resolviste increíble- Su mano se fue a su labio roto por mi golpe, se veía bastante abatido, pero comenzó a sentir arrepentido. -Está bien, tienes razón- paso la lengua por su boca llevándose la sangre que le quedaba- ellos me ofrecieron un trato para salvar mi vida, solo debía conducir un camión para pasar la frontera, pero me dijeron que la carga era de Miguel- eso llamo demasiado mi atención- entonces lo llame para asegurarme, si me advirtió que era un trabajo riesgoso, pero me dijo que si trabajaba para ellos el me pagaría 100.000 dólares por este primer trabajo y luego lo doblaría si siguiera haciéndolo- golpee mi mano con mi frente, habían sido demasiadas estupideces juntas. -¿Miguel te aseguro el trabajo?- eso no lo había visto venir. -Si, yo solo quería pagar la deuda, y bueno si obtenía algún dinero extra para seguir viajando, no me caía mal, pero cuando iba solo en el camión los federales salieron de la nada...- otra cosa extraña, levante mi mano para detenerlo. -¿Ibas solo?- el solo asintió-¿Me dices que Miguel te envió con una tonelada de droga, solo?- volvió a asentir, continuo hablando pero yo ya no lo escuchaba, nada más me interesaba. Era incoherente nada de esto tenía sentido, solo había una manera de comprobar lo que Charlie decía y saber si la idea loca que corría por mi mente era cierta, me levante de la cama sin dar explicaciones dirigiéndome a la puerta, cuando estaba a punto de cerrar la puerta, agregue. -No me esperes despierto-
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