II Capítulo 5. ¿Miguel, hablas en serio?

1930 Words
Puv Charlotte Tenía la cabeza caliente y debía calmarme. Comencé la cuenta regresiva desde 10. En cuanto llegue al elevador sin estar muy segura de que hacer a continuación, un movimiento llamo mi atención por el rabillo de mi ojo, en la puerta contigua a la de mi habitación. Tal vez fue el reflejo de una sombra del abrir y cerrar la puerta, fue una acción lo suficientemente extraña como para levantar sospecha, me estaban vigilando, sería una estúpida si no lo pensara, las agencias de inteligencia me tenían en la mira, a partir del momento en que se cerraron las portezuelas sabía que debía alejarme de los federales para contactar a Miguel. Al llegar a la recepción pedí una gorra de Adidas negra que había dejado a guardar unos días antes, parecía incongruente con mi atuendo, pero esa era la idea, así como también había solicitado un taxi para que me llevara. Zsa Zsa, estaba en la calle esperando la mínima señal para actuar, la gorra significaba peligro, si la lleva puesta debíamos recurrir al plan B, cuando me subí al taxi, pude verla comiéndose un Hot Dog como una persona más del común en la ciudad, parada en medio de la acera junto al carrito, con una peluca rubia, sus lentes de contacto, un maquillaje natural y si no la conocías pasaría por una persona totalmente diferente. Alguien de carácter más…apacible. Este plan particularmente decía que nos veríamos en un lugar público para intercambiar información, iría al centro comercial más cercano, compraría ropa para estos días y un conjunto especial para la noche, en algún momento ella me daría la señal. Entonces nos reuniríamos en el baño de mujeres o algún probador para hablar, ella me comunicaría con exactitud cuántas personas me siguen, la información que había recolectado y decidiríamos que estrategia de escape usar. Los otros planes, eran para medidas más desesperadas. Iríamos paso a paso, sorteando los obstáculos que se nos presentaran. Llevaba cerca de dos horas comprando ropa, había olvidado la sensación fascinante de tener en mi mano diferentes prendas, apreciar los bordados, encajes y aquellos detalles que le daban un toque especial. Aun que hoy solo haría unas cuantas compras para la estadía de ambos en el hotel. Desde luego, todas se hacían con el efectivo que cargaba en la cartera, no podía dejar rastros más allá de las fotos que segura me estaban tomando, pero nadie podía culparme por comprar en una tienda departamental. En un primer momento cambie mi ropa elegante por una deportiva para hacerle juego a la gorra que llevaba sobre mi cabeza, de esta manera se vería menos extraño, había notado que dos agentes me seguían poco disimuladamente, la pregunta real seria ¿Hay más? Una mujer de mediana edad con el cabello terriblemente teñido y un hombre caucásico de unos treinta años, parecían novatos, pero había una persona que genuinamente me hizo sonreír, por lo ridículo de su disfraz, Smith usaba gafas de sol negras y una peluca salida de una mala rebaja, estaba sentado en la zona de comidas cerca de las tiendas que frecuentaba. Lo importante comenzó cuando visualice a Zsa Zsa a la entrada de una tienda de moteros. Casi sonreí al verla a través del vidrio, mientras yo sostenía una camisa en mi mano con encaje rosado, ella tenía una chaqueta de cuero negra, unos pantalones ajustados acompañados de un top que apenas cubría sus senos, unas grandes gafas de sol, me vio de reojo mientras entraba por las puertas. Fingí desinterés en la tienda para buscar un Starbucks cercano, era una hora concurrida la tienda estaba abarrotada, pedí varios panecillos y un café particularmente difícil necesitaba ganar tiempo, en cuestión de segundos mi amiga llego para hacer exactamente lo mismo. Solo que a diferencia de mí pidió un expreso, ella consiguió una mesa, puso sus bolsas en la misma y fingió atender una llamada, mientras yo esperaba mi orden, nos encontrábamos en lugares opuestos, no la voltee a ver más que cuando entro al lugar. No podía dejar espacio a las sospechas. En el momento en que su café estuvo listo salió de la tienda, mientras yo había estado revoloteando en busca de una silla, en cuanto pude sentarme donde ella había estado antes, puse mis bolsas en el suelo, mientras devoraba mis panecillos con calma, tanto fingir me abría el apetito. Mi confidente había dejado su vaso vacío en la mesa, en cuanto terminé recogí ambos vasos para desecharlos en el contenedor juntos con algunas servilletas que alguien había dejado antes. Zsa zsa había puesto una nota debajo del vaso sin que nadie la viera, yo tenía la nota en mi mano y me dirigí a una tienda cualquiera, me tome mi tiempo para tomar varias prendas e ir al probador, la agente de mediana edad, estaba casi respirándome en la nuca, fingí no dirigirle más que unas cuantas miradas cerca de las prendas que la rodeaban. Para el momento en que había llegado al probador ya estaba ansiosa por leer la nota. "5S, 20mnB5, Ngh9:30BM" Sonreí ante la forma de abreviar de mi amiga. 5 personas me estaban siguiendo. Nos veríamos en el baño en 20 minutos en el cubículo 5. Nos encontraríamos en la noche a las 9:30 en el Bar Mafia de la zona, era la forma coloquial que le dábamos aun antro al que iban varias personas asociadas al cartel y negocios con una ética cuestionable, el LUXURY. Desde su inauguración hace diez años, su fama ha ido creciendo desenfrenadamente, ya por mis años de adolescencia se hablaba de las cosas que ocurrían en el, la clase de chicas que trabajaban ahí, ex reinas de belleza, modelos de talla mundial, habían peleas clandestinas de toda clase, se decía que el dueño cumplía todos tus deseos. Me comí la etiqueta para evitar dejar evidencia, compré un vestido de lentejuelas con abertura lateral, en un momento había olvidado la hora, por suerte para mi aún tenía algo de tiempo para llegar al baño, pagué y fui llevando todas mis bolsas al atestado recinto, había una larga fila antes de ingresar. Mi querida amiga paso por mi lado sin siquiera verme, cuando por fin pude llegar al cubilo cinco, deje mis bolsas en los costados cubriéndome, en la parte trasera del retrete se encontraba un teléfono sencillo y de modelo clásico, era uno desechable, no se podía rastrear y no estaba registrado a nombre de ninguno. Lo conseguías en las gasolineras. Lo puse entre mi sostén, con la blusa deportiva ancha no se notaba. El resto de mi día fue sin novedad, logré llegar al hotel sin mayores contratiempos, al llegar a nuestro cuarto, mi hermano estaba mirando Netflix sin mucho interés, su cara no demostraba mucha expresión, podría hasta asegurar que no se había bañado, arrojé las bolsas de compras que le pertenecían, y puse cuidadosamente las mías sobre el final de mi cama. -Necesito que te quedes como ahora, recluido en la habitación- era extraño verlo encerrado y que se sintiera tan cómodo, no se parecía al Charlie que conocía, ¿Podrían haber cambiado a mi hermano?, una clase de trueque del cual yo no conozca nada, entonces sus ojos se posaron en mí, me dio una mirada que conocía demasiado bien. - ¿Hablaste con Miguel? - no era una pregunta cordial o con un tinte curioso, entonces la idea de que estábamos siendo vigilados e intentaba sacarme información vino a mí, las ruedas de mi cerebro comenzaron a girar ¿Por qué me contaría aquella historia culpando a los mexicanos? ¿Acaso no sabría que yo iría directamente a buscar respuestas? ¿Y si el problema era que él sabía que haría eso directamente? ¿Y si esperaba que contactara a los mexicanos? Eso solo me daría una opción, una ruin...mi hermano nos traiciono, ¿Por qué? Sacudí de mi ropa un polvo imaginario, restándole interés a la situación. -¿Por qué creerías que yo haría eso?, sabes que no tengo ningún contacto con ellos desde la muerte de Itzae- su mirada no me abandonaba mientras llevaba una bolsa al baño, sabía que era incrédulo ante lo que le decía, pero el por alguna razón se quedaba callado, ¿Con que podrían estarlo presionando?- Pensándolo bien- dije antes de entrar al baño para cambiarme-Deberías acompañarme al bar, bueno si quieres, míralo como una celebración por tu regreso- Me regalo una mueca cínica, antes de dejar de mirarme e ignorarme por completo. No caería en algo tan básico como lo que habían planeado. Tomé una larga ducha, sentándome en mi tina, masajeaba mi cuello por el estrés acumulado, extrañaba a mi amado hijo y todas estas intrigas no me ayudaban a volver con él, le eché una mirada mi celular. Había un mensaje de Zsa Zsa. "Hay cinco hombres en la habitación contigua vigilándote" Demonios, uno no podía confiarse de los hoteles, ya nadie respetaba la privacidad. ¿Dónde quedaba la ilusión de anonimato? "Colson cree haber descubierto algo en los agentes que custodian la investigación, uno de ellos no se registra en el sistema, ni siquiera tiene una foto, es un fantasma, parece ser el líder de la operación" Asique ahora teníamos un encapuchado mágico, como en V de venganza, que se creía estar en una cruzada por las drogas para salvar a la humanidad, quien sabe qué clase de psicópata estaba tras de mí. Había muchos hombres con delirios de Robin Hood y no estaba interesada en hacerles la cosa fácil. Envié un simple Ok en respuesta, junto a la foto de mi atuendo colgado en la parte trasera de la puerta, habíamos acordado que en el bar ellos conseguirían una doble la cual perseguirían los agentes federales, mientras yo lograba mi cometido. Había conseguido un vestido ajustado de lentejuelas, tenía una forma muy particular que escondía mi pequeño celular discretamente, me puse una chaqueta de cuerina para no verme tan destapada, el corte de mi pierna era irregular, haciéndolo ver especial. Me puse mis tacones altos, lista para deslumbrar a quien pasar por mi lado, en cuanto Salí del cuarto de baño me sentí insegura, Charlie aún estaba reclinado sobre la cama con la misma ropa con la que salió de prisión, estaba muy ensimismado como para prestarme atención. Estaba demasiado extraño. Muy callado. Tome mi bolso dejándolo sobre un mostrador grande, saque mi celular, mis documentos originales, mientras fingía buscar algo extraviado, guarde todo de nuevo en el bolso mientras sacaba mi lápiz labial rojo pasión para delinearme los labios, puse mi móvil en mi chaqueta, si había cámaras en la habitación seguro sabrían de esto, buscarían quitármelo. Pedí un coche para llegar al bar, y lo que vi me dejo impactada...los rumores no le hacían justicia al lugar. Al llegar en el auto podías apreciar la intensidad del edificio, la intensidad de las luces y el ladrillo, no te llevabas una idea clara de lo que había dentó, gente con vestidos ajustados de diseñador le daban la vuelta a la esquina haciendo fila para entrar. Con la seguridad que sólo mi conocimiento me podía dar, le pedí al Uber que me dejara en la entrada, no estaba segura si me admitirían o no sin estar en la lista. Tenía fe en que después de todos estos años mi nombre aún significar a algo para la gente de este negocio, había varios ballets pendientes de cada movimiento de personas y vehículos, buscaban prestar el servicio más optimo, se apreciaban los diseños arquitectónicos en las paredes, grandes marcos labrados empotrando las ventanas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD