Se detuvieron frente a una puerta roja, con un letrero que estipulaba "voyeurs". Damon miró interrogante a Allyson, y ésta asintió en acuerdo. Empujó la puerta con su mano libre, mientras acariciaba suavemente la mano suave de la mujer de sus fantasías, no quería asustarla, así que solo se conformaba con eso, pero la realidad era que deseaba estamparla contra la pared y besarla duro, muy duro, hasta hacerla desfallecer por el oxígeno, hasta que sus labios estuviesen hinchados de tanta pasión. Respiró profundo, usando toda su resistencia para no hacerlo. Entraron a una cabina de un rojo vino intenso, de aspecto lujoso pero discreto. Damon soltó la mano de Allyson refunfuñando, y la invitó a sentarse en el hermoso diván que se hallaba ahí. Y la rubia así no hizo. Ella se removió inquie