UNA PELIGROSA FIJACIÓN NARRA ALEXEI RHYZOV Trato de agarrarla, pero parece que intuye mis intenciones y la cobra huye, para salir corriendo escaleras arriba. Está pero bien pendeja si cree que se va a escapar de mí. Lo que ha hecho, su insolencia, la va a pagar caro. Actuando más pendejamente que ella, corro para darle alcance. La condenada es muy rápida, pero mi zancada es mucho más larga. Llega a la puerta de la habitación, pero, antes de que logre abrirla, la alcanzo y la agarro. De todas formas, no me iba a importar una mierda tener que tumbar la puerta para agarrarla y desatar mi furia en ella. Suelta un estridente chillido de terror, cuando mis manos la atrapan por la cintura. La hago girar entre mis brazos y me lanza golpes, mientras, a gritos, me exige que la suelte. —¿Creías

