— No entiendo, ¿es cómo una confesión de amor sin serlo? — preguntaba Samantha mientras tomaba su café en la vereda del local de los gemelos.
— Ni idea — contestó Camila frente a la mujer — ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Esperar?
— Mi hermano ha tenido ideas extrañas, pero esto no se me hubiese ocurrido — dijo mostrándose realmente sorprendida.
— Además no entiendo, ¿ahora no podré salir con nadie? ¿Sería como un engaño por adelantado?
— No lo creo — esa era la voz de Azul.
— Que bien, pensé que no hablabas — exclamó Samantha entusiasmada.
— Habla, muy poco, pero habla — susurró Camila mirando a su sonrojada amiga.
— Sí…bueno — trató de articular la rubia —, pero no creo que por lo que te haya dicho tú debas quedarte en casa encerrada — Por fin Azul explicaba confiada un pensamient
