Capítulo 16: A salvo

1274 Words
Dimos vuelta a la manzana mientras aquellas criaturas nos seguían. Mis piernas se sentían débiles debido a mí mala constitución corporal, sin embargo en estos momentos lo único que quería era salir de ahí. Logramos llegar a la parte trasera de la tienda y en segundos Félix sacó una caja de madera dejando de un bote y la coloco cerca de una ventana para que subiéramos. Los chicos me ayudaron debido. Mi corta estatura y finalmente estábamos dentro. Los tres estábamos en el piso respirando agitados. Los chicos se rieron pero yo casi lloraba. Estaba asustada. —¿Qué te pasa?— preguntó Félix apoyando su brazo en el piso. —Esto es terrorífico— murmuré. El me ofreció una gentil sonrisa. —No te preocupes. Conmigo estarás a salvo— se levantó y me ofreció su mano para levantarme. Respiré hondo un par de veces y la tomé. Sacudí mi el polvo de mi pantalón y nos dividimos para tomar cuantas armas tuviéramos. Inevitablemente comencé a pensar en Dyl cuando fuimos al centro comercial por algunas y armas y como en ese mismo sitio  encontramos a Leo. Ví la estantería de navajas y cuchillos y tomé algunas para guardarlas en el cinturón y en el estuche de mi tobillo. Estas cosas me habían salvado la vida. —¿Te gustan los cuchillos? —Son útiles— sonreí. Félix se acercó a mí y tomó una pequeña navaja. —Supongo que sí— me miró con sus hipnotizantes ojos avellana sonriendo mientras su hoyuelo aparecía en su rostro. —Tienes una linda sonrisa— expresé. El soltó una pequeña carcajada. —¿Estás coqueteando conmigo?— me negué divertida. —Solo digo lo que veo— su brazo comenzó a tocar el mío notando que él se acercaba más a mí. —Nelly, tú... —Azul, vimos que están en problemas. Cambio.— la voz de Evy interrumpió lo que sea que Félix fuera a decirme. —Lo estamos, ¿Consiguieron lo necesario? —Sí. ¿Y ustedes?— me miró y asentí. —Sip. Necesito sus habilidades de distracción en cinco minutos para ser precisos. Cambio. El sonido estático del walky talky me puso los pelos de punta. Cada vez me daba cuenta de que parecía que estaba en una película de terror. —He iniciado el cronómetro. Prepárense— Félix guardo el radio en su correo y tomó mi muñeca. Acomodé mi bolso y lo miré. Comenzamos a caminar buscando a Finn y al hallarlo le informamos lo que Evy nos dijo. Los tres nos asomamos a la ventana y puertas notando a todos los zombis que intentaban entrar. Tragué duro. No sabía que tenían en mente los chicos hasta que el sonido de un micrófono encendiéndose se hizo presente. La canción de come on Eileen salió de un tipo de altavoz que no cabía en mi cabeza donde había saludos Sin embargo al sacar mi cabeza en la ventana noté que Tomas tenía un altavoz con una grabadora. Los zombis comenzaron a seguir el sonido y minutos después logramos escapar de ahí ilesos. Al llegar a la camioneta algunos zombis se nos acercaron pero logramos entrar en el coche ilesos. Feliz encendió el auto y nos dirigimos a la carretera atropellando a algunas de esas cosas. Diez minutos después encontramos a Evy y Tomás y seguimos nuestro viaje. Miré mis manos y noté que temblaban un poco. —Tranquila— Finn me apretó el brazo parad arme algún tipo e apoyo emocional. —Gracias. —Puedes descansar Nelly, falta mucho para llegar a nuestro destino— asentí. Respiré profundo varias veces y en minutos me quedé dormida. —¡Stella!— grité al ver a mi amiga frente a mí quemando lo poco que quedaba de área verde. —Nos matará— murmuró Dylan. No comprendía qué rayos sucedía. —No debiste cambiar la historia— la voz de Leo me aterró. —¡No fue mi intención!— exclamé justo antes de despertar. Al abrir los ojos noté que estaba sudando. La chaqueta de alguien cubría mi pecho y la luz de una fogata iluminaba mi vista. Noté que estábamos en medio del bosque. Ya había anochecido. No podía creer que había dormido bastante tiempo. Tomé la chaqueta y abrí la puerta del auto para bajar. Noté que los chicos estaban al menos unos siste metro lejos de donde yo me encontraba. Habían instalado un campamento y no pude evitar sentirme mal por no haber ayudado. Me sentía inútil en estos momentos. Caminé despacio hasta llegar a ellos. —Hola dormilona— Evy se hizo a un lado ofreciéndome asiento. Sonreí y la saludé con la mano para luego sentarme. —¿Dormiste bien?— preguntó Finn. Recordando la pesadilla que había tenido me mordí el labio y asentí. —Lamento no haber sido de utilidad hoy— les dije. Los chicos rieron y negaron con si cabeza. —No te preocupes. Ahora nos ayudarás a hacer guardia hoy— bromeó Tom. Asentí. Con tal de no sentirme como una carga para ellos haría lo que sea. —Toma un poco de comida— Evy me ofreció un panecillo y yo lo acepté gustosa. Luego me dio un vaso de agua. —¿De donde sacaron agua?— Evy lanzó una rápida mirada a Félix y luego dijo: En la tienda encontramos algunas botellas— me mordí la lengua. Seguro esto era de Félix. Suspiré y sin decir nada más bebí de ella. —Bueno, ahora que tenemos a Nelly aquí es momento de preguntar ¿Cómo sobreviviste al fin del mundo estos meses?— los miré a todos. —¿Hablaban de esto antes de que viniera?— asintieron. Me reí. —Estuve encerrada en un búnker junto a mi hermano por seis meses. Luego de eso fuimos al centro comercial del centro en busca de suministros. Ahí mismo nos encontramos con un viejo amigo de Dylan, quien venía huyendo e una horda— todos me miraron sorprendidos. —Logramos escapar y luego de eso me separé de ellos por una estupidez— me froté la nariz recordando mi idiotez. —Ellos me encontraron y finalmente terminamos en casa de mi mejor amiga. Estuvimos ahora al menos un mes y bueno... Comenzamos nuestro viaje.— me encogí de hombros. —¿Los extrañas no?— asentí. —Trataremos de encontrar a tus amigos— Feliz me apretó el brazo ligeramente. Le agradecí con la mirada. —Bien, es hora de descansar. Haré guardia— dijo Félix tomando su arma. Yo tomé la chaqueta y me acerqué a él lejos de los chicos. —¿Qué haces? —Te haré compañía. —Solo bromeábamos— le hice un gesto de que me daba igual. —Para mi es en serio así que te aguantas— se rio. Ambos nos quedamos viendo los árboles del área que escondían a muchas de las criaturas carnívoras. —Ahora que lo pienso— le dije luego de unos minutos de silencio —nunca me preguntaste cómo supe que el mundo se iría al diablo— él apoyó sus rodillas en sus brazos mientras sostenía sus manos. —Creí que hasta que estuvieras lista tu tocarlas el tema— asentí sorprendida por su respuesta. —¿Estás lista?— preguntó. Y yo sabía la respuesta a eso, aún no lo estaba. —Tal vez más adelante— le dije regresando mi vista al frente. —No te mortifiques. Yo estaré ahí cuando te sientas lista— me dijo. Cerré mis ojos un momento y sin pensarlo apoyé mi cabeza en su hombro. —Gracias Azul.
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