Capítulo 14: Sin rastro

1404 Words
Mientras observaba la carretera, noté en la ventana que Shawn se levantó y luego alguien más tomó su lugar. Al girarme me encontré con Félix sonriendo. Suspiré para regresar mi vista a la ventana. -Dios eres tan fría. -¿Qué quieres? -Vengo a curar tu mano- sentí que la tomó y en ese momento me di cuenta que estaba lastimada. Había olvido que yo había roto el candado con una piedra cortando la palma de mi mano. Ahora la sangre seca cubría la cubría. -Eres tan descuidada.- Colocó una cajita en medio de nosotros para sacar algodón y alcohol. Luego me limpió la herida, solté un quejido ya que en verdad ardía. Luego de limpiarla bien, colocó una pomada y luego la cubrió con una venda. —¿Dónde conseguiste esto?— pregunté. —Pues antes del Boom mis padres eran dueños de una farmacia. —¿Están vivos? —Gracias a ti— lo miré sonriendo. Vaya. Al menos pude salvar la vida de sus padres. Suspiré. —¿Y tú?— me miró dudoso. Yo negué con la cabeza. —Lo siento— me dijo. Yo me encogí de hombros. —Bueno, el lado positivo es que mi hermano está vivo— murmuré regresando mi vista a mi mano herida. Hubo un momento de silencio. —¿Tienes un mapa?— pregunté sorprendiéndolo. —Sí— dijo levantándose y caminando hacia el frente para buscar entre sus cosas lo que le solicité. A los minutos regresó extendiéndome el papel. —¿En dónde estamos exactamente? —Aquí— señaló el área cerca de un río. Se leía Green Woods. Busque el punto donde estábamos acampando. Vaya, la distancia era de al menos veinte kilómetros. —¿A donde necesitas ir?— señalé el lugar, cerca de un río. —Mis amigos me esperan ahí. —¿Tienes un grupo?— asentí. —Algo así. Ellos... habían ido a caminar y me quedé dormida en el saco cuando los militares aparecieron— asintió comprendiendo la situación. —Podemos llevarte mañana. En media hora, estaremos en el campamento, puedes dormir para mientras. —¿Me ayudarás? —Por supuesto. Ahora descansa— sonreí levemente y me acomodé para tomar una siesta. Había sido una noche realmente movida e intensa. Tan solo, necesitaba recuperarme. (...) Escuché murmuros y susurros que comenzaron a molestarme. Me desperté encontrándome con una niña, Tomás y una mujer que se me hacía extrañamente familiar. —Al fin despiertas cariño— sonrió ella. —Soy Linda Hansen— abrí mis ojos de más. —¿Es la madre de Félix?— asintió. —Tu eres Nelly ¿No?— asentí. —Tom, Ally, vayan por mi hijo y díganle que su amiga despertó— ambos asintieron y salieron de la tienda donde estaba. Recién me daba cuenta que estaba en una camilla. El lugar parecía una enfermería improvisada. Habían varios elementos médicos y una mesa con frascos y paquetes de algodón. —Me alegra que despertaras. Tuvimos que ponerte suero ya que al quedarte dormida en el bus te desmayaste. Me mordí el labio preocupada. —¿Cuánto estuve inconsciente? —Al menos catorce horas. —Me lleva la...— me callé al ver a la mujer mirándome sorprendida. —Ja, disculpe. —Descuida, llevo diez años escuchando a mi hijo con un vocabulario peor que el tuyo— rio y asentí. Al rato Félix apareció. —¿Estás bien?— me preguntó sentándose a mi lado revisando mi rostro y mi mano la cual ahora tenía un nuevo vendaje. —Lo estoy— respondí con el entrecejo fruncido. Félix actuaba como si fuera cercano a mí. No me molestaba pero me parecía extraño. —Ahora, ¿podemos ir a buscar a mis amigos?- sonrió divertido. -Claro. Pero debes comer antes. —¿Es necesario? —¿En serio lo preguntas?— me miró la señora Hansen con la ceja levantada. —Iré por su comida— dijo finalmente dejándonos solos. —¿Te sientes mejor?— asentí. —No creí que por una cortada me desmayaría. —No fue solo por eso, estabas asustada, impactada, cansada. Te hacen falta vitaminas. —Ja,Ja. Muy gracioso. Dónde quieres que consiga eso viviendo en un mundo así — lo miré mal. Me hizo una mueca divertido. —¿Por qué no te quedas? Aquí hacemos lo posible para cultivar vegetales. —¿En tierra infértil? —Encontramos una manera— lo miré con duda. —¿Cómo? —Es un secreto. —¿Es en serio?— suspiré. —Sí te quedas podría decirte— me reí divertida. Ahora sabía sus verdaderas intenciones. —Olvídalo. Dicho eso, su madre apareció y comencé a comer. Más tarde, al terminar y agradecer todo lo que hicieron por mí Félix me ofreció su mano para levantarme de la camilla. La acepté y comenzamos a caminar para salir de la tienda. —¡Azul!— me quedé sin habla al escuchar aquel apodo. Según lo que mi hermana me había comentado, azul era el chico portador del elemento agua. En la saga de libros era su nombre lo único que aparecía, hasta casi al final de la historia hacia una pequeña aparición. Por lo que no sabía quién era. Un joven alto de cabello castaño, ojos verdes, bronceado con una cadena como los chicos surfistas usaban, gritaba aquel apodo. Yo veía para todos lados intentando ver quién rayos era azul. Mi corazón casi da un vuelco al ver como Félix levantaba la mano. —¡Finn!— exclamó sonriente. El castaño lo saludó y se acercó a nosotros. Con la boca abierta me quedé impresionada mirando a Félix. No podía ser. Él...él era azul. —Tom me dijo que saldrías. Te acompañaré. —No es necesario. No es una distancia larga. —Pero es cerca dónde fue el ataque de zombis. Necesitarás apoyo— dijo el chico mostrando su escopeta colgada a su hombro. —Está bien— respondió Félix. —Por cierto, ella es Nelly... —Oh, la heroína— asintió analizándome de pies cabeza. Por Dios, su mirada me recordaba a la de Leo Un poco incómoda me hice para atrás. —Soy Finn Russel, amigo de Azul. —¿Azul?— pregunté fingiendo ignorancia. —Es un pequeño apoyo que le di por sus habilidades— soltó divertido. El chico al lado mío le dio un ligero empujón. —¿Ha-habilidades? —Era un genio del surf— asentí como si no fuera extraño. —Ya. —Bien, entonces vámonos— y sin decir nada más comenzamos a caminar hacia una camioneta roja. Yo aún me sentía en las nubes. No podía creer que esto estuviera pasando. Qué otras cosas seguiría cambiando en la historia. Finn me abrió la puerta para que me sentara la lado del piloto quién era Félix. Básicamente quedé en medio de los dos. —¿Por qué quieres irte?— me preguntó. —Mis amigos me esperan— Miré sus ojos verdes. —¿Crees que sigan ahí?— buena pregunta no lo había considerado. Qué haría si ellos no estaban. —No lo sé. —¿Y si no están? —Supongo que seguiré sola. —¿Prefieres ir sola que estar en mi grupo?— preguntó azul divertido. Yo también lo escuchaba ilógico pero en serio necesitaba llegar con la bruja cuanto antes. Yo no pertenecía a esta historia. —Sí, mi misión es encontrar a mi tía— mentí. —¿En dónde vive? —Cristal City —Maldición, sabes qué ese lugar está plagado de zombis ¿No?— miré con los ojos bien abiertos a Finn. Había olvidado ese pequeño detalle. —No importa, yo quiero llegar a ella. —Debes quererla mucho— asentí sintiéndome un poco culpable. Nuestro viaje continuó sin ninguna dificultad. Los chicos compartían algunas palabras entre sí pero yo me sentía nerviosa. ¿Y si los chicos no estaban? No teníamos un plan en caso alguno de nosotros fuera secuestrado o se perdiera. Esto eran tan frustrante. Casi una hora después llegamos a la zona donde habíamos acampado. Y lo primero que noté es que el camión no estaba. Respiré hondo y me apresuré a adentrarme al bosque hasta llegar al claro. Los restos de la fogata estaban ahí. Pero a parte de eso. No había nada más. Se habían ido y no había ningún rastro de ellos.
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