Atrapada

Capítulo 13:

En mi vida había soportado tantas estupideces. Estaba consciente de que el mundo en el que me encontraba no era para nada seguro, sin embargo nunca creí ser víctima de secuestro y, a pesar de actuar con tranquilidad estaba asustada.

No sabía que harían conmigo, podían matarme, sí. Podían violarme, sí. Podían volverme su esclava a golpes, sí.

Yo era débil en comparación con los demás tipos, no tenía poderes ni habilidades de defensa personal.

Sabía moverme rápido eso sí y también escabullirme como un ratón pero en este campamento tan abierto sin donde esconderme, no podía arriesgarme a salir de aquí.

—Nos van a matar— lloriqueó una chica.

—Peor, nos volverán sus esclavas.

—Al menos si colaboran no las harán comida de zombis— murmuró un joven de cabello pelirrojo.

—¿De qué hablas?— pregunté.

—En el campamento en que estábamos, escuché rumores de que estos tipos hacen peleas de zombis con humanos como forma de divertirse. Por lo que sé a las mujeres que aceptan estar a su lado no las usan para eso— hice una mueca mientras escondía mi cabeza entre mis brazos.

Así que solo habían dos opciones, morir o ser usada como esclava.

Prefería la primera a estas alturas.

Estuvimos varios minutos encerrados. Las chicas lloraban los chicos simplemente se quedaban viendo a la nada o calmándolas y yo intentaba idear un plan para salir.

Hasta que vi la compuerta del techo. Era una buena opción para escapar. Sin embargo, primero tenía que deshacerme de las esposas y la cinta gris que ataba mis pies.

Un momento, yo tenía esposas. Los demás estaban atados con cintas.

Cómo no me di cuenta antes.

Para mí era más sencillo desatarme.

Comencé a quitar la cinta con dificultad mientras los demás me veían esperanzados.

—¿Nos sacarás de aquí?

—Así es— una vez que me deshice de la cinta ayudé al pelirrojo a deshacerse de ellas.

Cuando estuvo libre con ayuda de un alambre que encontramos logró quitarme las esposas.

Al estar sin ataduras me acerqué al resto. Eran al menos seis personas.

—¿Cómo te llamas?— le pregunté al pelirrojo.

—Soy Shawn.

—Soy Nelly— estrechamos nuestras manos. —Escucha, desata al resto de personas. Romperé la cerradura que nos mantiene aquí encerrados y crearé una distracción para que huyan.

—¿Cómo puedo confiar en ti?

Lo miré y respiré hondo.

—Si no lo haces puedes ir tú— se quedó en silencio por unos momentos mirándome a los ojos.

—Bien, ve tú— asentí apretando sus hombros.

—Ayúdame a subir— le dije. El chico se veía fortachón y yo era pequeña y delgada así que podía ayudarme sin problema.

Él tomó mi cintura y me elevó con dificultad.

Yo apoyé mis brazos en sus hombros hasta poder subirme sobre él.

Una vez llegué a la compuerta la empujé y salí dando todas mis fuerzas en ese momento para subir.

Una vez arriba noté que no había nadie alrededor. Lo cual era muy extraño. Ni siquiera había un guardia.

Así que con velocidad bajé de la casa rodante por la escalera de atrás.

Y comencé a buscar una piedra para golpear el candado, al encontrarla me acerqué a la entrada y comencé con mi labor cuando escuché varios gritos.

—¿Qué sucede?— preguntó Shawn.

—No lo sé— le dije.

Entonces una enorme llamarada de fuego y disparos se hicieron presentes asustándome.

Los quejidos de los zombis hicieron que mi corazón se acelerara.

Maldición, esas cosas estaban atacando el campamento.

Me apresuré a seguir golpeando hasta que mi palma sangró y el candado se rompió.

Temblando lo quité y liberé a los demás.

—Hay zombis. Debemos correr.

Y sin mirar atrás corrimos a buscar una salida fuera del campamento.

Otros soldados sin armas y mujeres salían huyendo a nuestro lado y algunos zombis ya estaban ahí comiéndose a la gente.

Hice una mueca y sin darme cuenta tropecé con un cuerpo a medio comer por los zombis. Noté que tenía un arma en el cinturón así que reaccioné y la tomé para continuar con mi huida.

El campamento estaba ubicado como en una colina y bajo ella comenzaba el área del bosque.

No tenía linterna así que huiría a lo bestia.

-Vamos- me dijo Shawn deteniéndose en medio de la bajada.

-No tenemos luz.

-Nos las arreglaremos- me dijo. Y antes de correr hacia él escuché como una chica gritaba por ayuda. Detrás de ella un zombi intentaba alcanzarla. Estaba al menos a unos diez metros de donde nos encontrábamos.

-Adelántate- le grite para regresar y verificar si el arma tenía balas. Estaba cargada.

Quité el seguro y me acerqué corriendo para darle una patada a la porquería esa y luego dispararle en la cabeza. La chica me agradeció y luego continuó corriendo.

Suspiré y decidí seguir pero otro zombi que estaba tirado, el cual no había notado, me jaló por los tobillos.

Quise liberarme pero era muy fuerte.

Al querer disparar, otro apareció haciendo que soltara el arma. Me retorcía entre golpes asustada. Dios, no podía morir así.

Y cuando menos me lo esperé dos disparos se escucharon, los cuales habían acabado con aquellas cosas. Aterrada me levanté para girarme encontrándome con el chico de pañuelo rojo.

-Tú.

-Te dije que te quedaras quieta.

-¿Quién eres?

-Solo tu salvador- sonrío de lado.

-Déjate de bromas. ¿Vas a hacerme daño?

-Si esa fuera mi intención te habría disparado al igual que esa cosas- señaló con su mandíbula a los zombis.

-¿Tu causaste esto?- pregunté.

-Era mi intención para sacar a todos de aquí, sin embargo, alguien fue mas rápido que yo.- me lanzó mi arma de vuelta. -Ahora huye. Antes de que más de esas cosas vengan.- Comenzó a correr y por instinto lo seguí. Por alguna razón me sentía a salvo con el extraño.

-¿Tienes a donde regresar?- preguntó mientras bajábamos la colina.

-Sí, pero me siento perdida como para hacerlo- La verdad, no sabía donde estaba ni cuanto tiempo habíamos viajado en lo que estuve inconsciente.

Necesitaba regresar con Dylan, Leo y Scarlett.

-Puedes venir a mi campamento.

-No puedo ir contigo. No sé quien eres.- Se detuvo. Se quitó las gafas, la gorra y se bajó el pañuelo rojo.

-Mis disculpas, soy Félix Hansen- quedé muda al reconocer su rostro. A pesar de estar bajo la luz de la luna, pude notar quien era. -Es un placer volver a verte chica s*****a.

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Bien, estaba sorprendida. No podía creer que el chico que me había salvado cuando me ahogue en el mar era el mismo que me rescató de ahora y además era un infiltrado en el ejército militar.

Vaya coincidencia.

Los dos corrimos como locos por el bosque aunque estaba consciente de que él sabía a donde iba.

Una vez nos ubicamos en una carretera noté una moto y un bus siendo custodiadas por varias personas.

Félix alzó su pañuelo rojo y todos comenzaron a silbar y gritar.

—¡Lo lograste!— una chica de cabello corto con mechas rosadas lo abrazó.

—Así se hace muchacho— la voz de un hombre de al menos unos cuarenta, le dio palmadas en la espalda.

—¿Ella quien es?— un niño me señaló sin pudor.

—Estaba con el grupo, además me salvó la vida y a la del grupo— lo miré confundida.

—Así que tú eres la heroína, bienvenida nueva. Soy Terrance— se presentó el hombre.

—Ivonne— dijo la chica.

—Tomás— me tendió la mano el niño.

—Soy Nelly.

—Ahora sube.— Asentí entrando en el autobús encontrándome con el grupo que había sido encerrado conmigo.

Las chicas me veían sonrientes y asentían en son de agradecimiento al igual que los chicos.

Al fondo Shawn me señaló el lugar a su lado. Lo tomé sonriendo.

—Ahora eres una heroína.

—Aunque no hice nada.

—Te arriesgaste— le sonreí.

—Muy bien gente— Terrance se paró en el pasillo. —Tenemos un nuevo m*****o en el equipo. La chica que salvo nuestros traseros. Nelly— todos aplaudieron.

—Pero no hice nada— murmuré.

—De no ser por Félix no hubiera hallado alguna forma de escapar.— expliqué recordando las esposas que el me había puesto

Era evidente que gracias a él. todos estábamos vivos.

—No me des el crédito de esto. Eres una heroína chica— suspiré. No podía seguir discutiendo así que la final solo les agradecí y me senté.

Finalmente el bus comenzó a marchar.

Me recosté viendo a la ventana y cerré mis ojos.

Había comenzado un nuevo hilo, involucrándome con más personajes y ahora, estaba lejos de mis amigos.

En estos momentos están segura de que no sabía que pasaría a partir de ahora.