Capítulo 21: Reencuentro

2075 Words
Pov's Dylan La chica que apareció de la nada en aquel tumulto de hojas estaba herida.  Yo me dispuse a curar sus heridas gracias a lo que Nelly me había enseñado. Stella la revisó para ver si no estaba infectada. Y por suerte no lo estaba. Se veía un poco confundida al final decidimos preguntarle cómo se llamaba. —Mi nombre es Mía Robinson— casi se me sale el corazón al escuchar aquello. Esa chica, era quien formaba parte del triángulo amoroso del libro según lo que Nelly me contó. Yo la miré cuidadosamente, en verdad era una chica guapa y era valiente a pesar de las heridas que tenía. —¿Qué te sucedió?— pregunté. —Unos ex militares y horda de zombis nos atacaron. —¿Atacaron?— asintió. —Al grupo de sobrevivientes con el que estaba. Habían dos chicas y tres chicos. Estábamos en Village Blue. —Eso está a unos ocho kilómetros de distancia ¿No?— preguntó Leo. Ella asintió. —Corrí lo más que pude, nos separamos para nuestra mala suerte. Un par de baños me rozaron El cuerpo y por eso caí en una colina lastimándome de esta forma. No sé cuánto estuve inconsciente pero en cuanto desperté corrí hasta que los vi.— Stella hizo una mueca apenada por la chica. —¿Y tú grupo?— pregunté. Se encogió de hombros. —Deben de estar cerca. Nos habíamos comunicado por radio para encontrarnos pero perdí el mío. Es posible que ya estén ahí. —¿Quieres que te llevemos?— preguntó Stella. —Sí es posible— dijo apenada. Miramos a Leo quién nos devolvió el gesto de brazos cruzados, probablemente no estaba de acuerdo con la situación. —Por favor amigo, de igual forma ya nos atrasamos.— Leo miró a la chica nuevamente. —Bien, pero si no hay nadie ahí es problema de ella— y con eso dicho se dio la vuelta hacia el camión. Estella ayudó a levantarla y finalmente nos montamos en el vehículo para seguir adelante. Leo arrancó mientras la chica lo guiaba. —¿Cuántos son en tu grupo?— decidí preguntar. —Bueno seis contando conmigo. —Son varios. —Sí bueno... Los conocí hace una semana más o menos, una de las chicas había sido mordida pero sorprendentemente no se infectó. —Eso es imposible— soltó Leo. Mía lo miró divertida. —Lo mismo dije yo pero al ver su herida— negó con la cabeza—  fue impresionante, cicatrizó a una velocidad increíble. Yo miré preocupado a todos, Nelly nunca mencionó que había alguien inmune al virus de los zombis, si eso llegaba a oídos de alguien peligroso probablemente  la buscarían o matarían. —¿Cuál es el nombre de ella chica?— pregunté. —Nelly— Leo frenó bruscamente. —¿Nelly?— preguntó. Ella nos miró sin comprender nada. —¿Sí? ¿Hay algún problema? —¿De casualidad no es una chica menudita, baja, de cabello oscuro?— asintió. Leo no lo pensó donde veces y aceleró. No podía creerlo, al fin encontraríamos a Nelly. (...) Tardamos al menos veinte minutos en llegar a la supuesta zona que Mía nos había comentado. Leo bajo a una velocidad estrepitosa. Stella y yo nos bajamos a ayudar a Mía. —Apresúrate— le dijo a Mía quién refunfuñó. —¿Qué sucede con él? —Creemos que la Nelly que está contigo es nuestra Nelly— sonrió Stella. —¿Su Nelly? —Mi hermana— le dije. —La perdimos hace más o menos un mes gracias a unos militares. —¿Creen que es la misma? —Es posible.— ella asintió y continuamos hasta llegar a un n medio sendero cubierto por hojas secas. Ahí había un chico alto de ojos claros, un muchacho de la menos catorce o quince años y una chica rubia con gorra militar. Los tres estaban armados y se veían con cara de pocos amigos. —¡Mía!— exclamaron al ver a la chica cojeando hasta ellos. —¡Chicos! Se apresuraron a revisarla y luego se mantuvieron mirándonos. —¿Quiénes son? —Me salvaron el pellejo más abajo. —Soy Dylan, Ella es Stella y el Leo— les dije. Ellos asintieron y la chica saludó con la mano. —Soy Evy, él es Fin y este chico es Tom— presentó a todos. —¿Dónde está Nelly?— preguntó Leo. —Parece que su chica es amiga de ellos— explicó Mía. —Un momento, claro.— Evy levantó sus manos emocionada. —Eres ese Dylan, tu hermana habló mucho de ti.— los tres nos miramos emocionados. En efecto era Nelly. —¿Y dónde está?— preguntó Leo. —Dijeron que estaban cerca. Hace más o menos media hora. Debemos esperar— Leo comenzó a moverse de un lado a otro ansioso. Entendía por qué se sentía así. Yo estaba igual. Al fin vería a mí Nelly. Pasaron algunos minutos y finalmente escuchamos pasos y voces. —¡Que no! ¡No te miento!— luego de eso unas carcajadas se hicieron presentes y finalmente apareció ante nuestros ojos ella, la Nelly que habíamos extrañado tanto. Antes de que pudiera dar un paso para abrazarla miré a Leo tirar su arma y correr para abrazarla. Stella quedó en Shock y el rostro de la pelinegra expresaba lo mismo. —Le... Leo— el asintió escondiendo su cabeza en el cuello de la chica. Esto no lo vi venir Pov's Nelly Al despertar en el tronco del árbol nos dimos cuenta que ya había amanecido. Nos bajamos de ahí y comenzamos a caminar cuando escuchamos la voz de los chicos en el radio. Nos notificaron que estarían en un sendero cerca del kilómetro 113. Félix mencionó que conocía donde era por lo que comenzamos nuestra caminata hacia el lugar. Sin embargo, nunca creí que me encontraría con una sorpresa tan grande en aquel punto de encuentro. Recuerdo haber estado bromeando con Félix cuando de pronto, unos brazos me rodearon fuertemente. Al ver aquel cabello castaño, más largo de lo que recordaba, me sentí extraña. —Le... Leo. —Maldita sea Nelly ¿Dónde estuviste todo este tiempo?— creo que lloraría en mi hombro. De qué diablos me había perdido este tiempo. Al ver todas las miradas sobre mi comencé a empujar a Leo quién estaba aferrado a mí como una garrapata. —¿Podrías soltarme?— pregunté. Me ignoró. Félix lo tomó de la capucha del sudadero que llevaba y lo alejó de mí. —¿Qué diablos te pasa!— gritó asustando a todos. Miré a Félix y me acerqué a Leo. —Me estabas incomodando un poco— murmuré y él me miró nada contento. Sonreí un poco y corrí hacia Dylan para abrazarlo fuertemente. —Te extrañe broh— el me apretó fuertemente. —No sabes por todo lo que pasamos para encontrarte— una lágrima se derramó en mi mejilla. Dios mío, yo pensaba lo mismo. Miré a Stella quién me sonreía mientras lloraba.. corrí a abrazarla también. Dios, de pronto me sentí mal por Leo así que al soltar a Dyl y Stel corrí a Leo Volvo a abrazarlo. —Creí que te incomodaba. —Me incómoda que alguien más comience el abrazo— bromeé y de milagro, Leo rio devolviendo el abrazó fuertemente. Maldición, los había extrañado tanto. (...) Terminamos acampando en un área boscosa. Todos estábamos cansados de tanta emoción y debíamos resolver lo que pasaría con todos. —Yo continuaré con los chicos— le dije a Félix señalando a mis amigos. —Estoy muy agradecida de que me trajeran hasta aquí pero en verdad no quiero que sigan corriendo peligro innecesario. Deben volver. —¡Al fin hablas con coherencia!— exclamó Finn, no estaba segura si lo hacía bromeando pero aún así le di un suave golpe en el brazo. —¿Estás segura?— preguntó Félix mirándome y luego a Leo quién parecía lanzarle dagas por los ojos. Evidentemente no se llevaban bien. —Bastante. —Por nosotros no hay problema— dijo Evy. —¿Qué decisión tomas jefe?— preguntó Tom. Félix tragó duro mirándome a mí y a sus amigos. No entendía por qué dudaba tanto. —¿En serio pueden protegerte? ¿Y si vuelven a perderte?— Evy se carcajeó. —Ay por Dios si quieres seguir sólo dilo. Por mi, una aventura cómo está es de lo mejor. —Lo mismo digo— expresó Tom. —¿Quieren seguir con nosotros?— pregunté. —No será necesario— Leo se sentó a mi lado. —Pueden retirarse, no hay necesidad de ponerse en peligro innecesariamente. —Preocúpate por ti mismo— respondió Félix. Ambos chicos comenzaron a lanzarse miradas de odio. Maldita sea, creí que se llevarían mejor. —¡Basta!— exclamé jalando la cara de Leo para que se calmara. —¿Entonces?— preguntó Evy. —Yo me quedo— dijo Félix. Evy y Tom chocaron los cinco —Tu y tus locas decisiones— le dijo Finn para finalmente asentir. —Bien, seguiré con ustedes también. Medio sonreí, no está segura de si era lo correcto traerlos conmigo. No sabía que podía pasar. Más tarde, cuando ya todos dormían yo me levanté a sentarme en el camión. Ahí se encontraba mi amigo Hades a quien había extrañado tanto. Lo abracé fuertemente y el me lamió alegre. —Te extrañé amigo— le dije acariciando sus orejas y cuello. El movía su cola alegre hasta que el sueño lo venció y se durmió en mi regazo. —¿Qué haces despierta?— preguntó Leo sorprendiéndome. —Dios, creí que dormías. —Lo hacia, pero al verte levantarte me desperté. —¿Tienes el sueño ligero? —Sí, después de todo vivimos en constante peligro— asentí concordando con él. —¿Entonces?— insistió. Suspiré. —No podía dormir. —¿Estás preocupada?— asentí. —No en que ocurrirá con nosotros— le tomó asiento a mi lado. —Así es la vida ¿no?— en efecto. Sin embargo, yo hace un tiempo sabía lo que pasaría en el futuro, ahora que no lo sabía, me sentía insegura. —Escuché que fuiste mordida— dijo de pronto viendo aún no brazo vendado. —Fue hace dos semanas. —Así que es cierto— noté que apretó la mandíbula. —Ayudamos a una chica en un boulevard, sentí lástima por ella y le insistí a Félix para que la ayudáramos un poco, el no quiso al principio pero finalmente me dio la razón y bueno, debimos revisarla. Había sido mordida y se transformó de camino a los autos. Quiso atacar a Evy pero me interpuse y ahí me mordió. —¿Por qué hiciste una locura como esa?— me preguntó. —Simplemente reaccioné— me encogí de hombros. —Eres una tonta. —Lo sé— Miré hacia adelante, dónde launa se escondía detrás de los grandes árboles. —¿Cómo no pensaste en nosotros al momento de hacerlo? ¿Y si te hubieras convertido en una de esas cosas? ¡Jamás lo hubiéramos sabido!— levantó la voz. Yo reaccioné cubriendo su boca con mis manos, él se quedó quieto. —Lo é y lo siento. En verdad. Créeme que lo único en que pensaba era encontrarlos, pero esos chicos han arriesgado sus pellejos por mi, una desconocida y no soy indiferente a sus personas— me senté recta de nuevo. —Tu hubieras hecho lo mismo— se quedó callado. Sabía que tenía razón y lo sabía mejor que nadie. —Gracias— soltó luego de un silencio largo. —¿Por qué? —Por seguir viva— respondió. Me giré a verlo. La mirada que Leo me daba era un tanto extraña, me puso nerviosa, incluso mi corazón comenzó a latir rápidamente sorprendiéndome. Y de pronto, sin previo aviso besó mi mejilla. —¿Por qué hiciste eso?— pregunté. El sólo miró hacia otro lado y luego se fue dejándome y sola. Miré a Hades quien se había despertado debido a nuestra plática. —¿Desde cuándo se volvió tan loco?— le pregunté a mi peludo pero él solo respondió con sus alaridos perrunos. Dios, en verdad no entendía lo que recién había presenciado. Era una locura
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD