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1627 Words
Año 2007 Llegó la tan ansiada noche de la presentación. Luego de muchas vueltas por fin habían llegado a un acuerdo con la lista de temas que interpretarían. Celeste se encontraba mucho más nerviosa de lo que hubiese imaginado. La actitud de Juan no ayudaba. Se había mostrado más serio de lo habitual. Lo sentía en desacuerdo con su participación en la banda, aunque nunca lo hubiera manifestado. Ella siempre había disfrutado del canto, pero en soledad. Sólo Nacho la había escuchado cantar alentandola a continuar por ese camino, pero ahora debía hacerlo en público y no estaba segura de cómo lo iba a poder manejar. Norma la había ayudado con su vestuario, la alentó a dejar las anchas remeras y jeans desgastados de lado por una noche. Le había comprado un panatón n***o que se ajustaba a sus formas, una musculosa del mismo color con pequeñas tachas en los breteles y una campera de jean a la que había añadido los símbolos de sus bandas favoritas en uno de los bolsillos. Se veía moderna y hasta provocativa, pero lo que la había hecho sentir realmente hermosa era el maquillaje y el peinado que su tía con tanta dedicación le había propiciado. Llevaba el pelo hacia atrás y un delineado profundo pero simple que resaltaba sus enormes ojos verdes. Se miró al espejo y casi no se reconoció, Norma la abrazó y le dijo al oído. -Disfruta de esta noche sin pensar en nada más. No hay nada que me guste más en esta vida que verte sonreir. Te quiero. - le dijo y dándole un beso en la mejilla la tomó de la mano para acompañarla hasta la escalera que conducía al living donde el resto de la banda esperaba. La reacción no se hizo esperar, los silbidos y expresiones de aprobación para con su vestuario llegaron por parte de sus primos y Nacho. Celeste buscó la mirada de Juan pero este rápidamente la esquivó. Se limitó a tomar su guitarra y encaminarse hacia la puerta de salida. Se subieron al auto. Sus primos adelante y ella entre Nacho y Juan en el asiento trasero. Nacho no dejaba de señalar lo hermosa que se veía y ella insistía en que no era para tanto. Juan por fin la miró. -Espero que no tengamos que pelearnos con nadie esta noche. - dijo centrando su mirada en el pronunciado escote de Celeste. Ella sin terminar de comprender lo miró extrañada. -No entiendo ¿Por qué nos tendríamos que pelear con alguien?- le dijo con inocencia. Nacho le dio una palmada en el hombro a su amigo y dijo: -No le hagas caso, es su forma de decir que estás muy linda esta noche. - Celeste sonrió y cuando Juan iba a contradecir a Nacho ella se le adelantó. -Gracias, viniendo de un freezer como vos es mucho más de lo que esperaba.- le dijo y depositó unas escuetas caricias sobre su pierna, que bastaron para que Juan bajara la guardia por unos minutos. No terminaba de comprenderse a sí mismo. Celeste era una niña, o al menos de eso quería convencerse. Sin embargo al verla bajar las escaleras se había quedado sin palabras. No se sentía capaz de querer, no después de las grandes decepciones que había vivido en su corta vida y sin embargo Celeste comenzaba a ocupar gran parte de sus pensamientos. Era inocente pero ocurrente, divertida y tenía la habilidad de adelantarse a los deseos de los demás, con la sóla idea de verlos sonreir. Era hermosa y el hecho de que no lo supiera la hacía aún más bella, pero él no podía hacerla feliz, no podía pagar su luz, no merecía cargar con su oscuridad. Por fin llegaron al lugar donde se realizaría el festival. Era un viejo galpón en las afueras de Rosario, que había sido transformado en un bar con un escenario improvisado en el fondo. Aún faltaban 2 horas para el inicio y sin embargo ya se podía ver gente en la puerta esperando para entrar. Les indicaron por donde ingresar para bajar sus instrumentos. Celeste comenzaba a sentir que los nervios la invadían lenta pero persistentemente. Miraba a su alrededor y se sentía pequeña. Los chicos se ocuparon de sacar todo y entrarlo por una puerta lateral al costado del escenario. Otra de las bandas que tocaba esa noche comenzaba a hacer lo mismo. Mientras Alejandro, Agustin y Nacho acomodaban las cosas, Juan volvió a salir para cerrar el vehículo y chequear que nada falte. -Mirá Lucas … Parece que era un concurso de nenas- gritó uno de los músicos señalando con descaro a Celeste. Juan la miró y se puso en alerta, presentía que los problemas apenas estaban comenzando. Decidió ignorarlos y le hizo una seña a Celesta para que lo siga. -Pero qué buena está la nena. Hey, no me molestaría que te des una vuelta por mi auto cuando terminemos.- dijo otro de los músicos haciendo un gesto grosero mientras recorría descaradamente a Celeste con la mirada. Celeste estaba inmóvil, sus ojos mostraban un temor que Juan nunca antes había visto. Sin poder evitarlo se acercó a ella y le dijo a escasos centímetros. -Vamos, no les hagas caso. - Celeste no se movía, no podía aunque lo intentaba. Con un gesto de enfado en su rostro, Juan pasó uno de sus brazos por su cintura y comenzó a guiarla hasta el interior del local. El tacto de su mano sobre su espalda pareció ser suficiente para despertar a Celeste. Su remera se subió un poco y pudo sentir la punta de los dedos de Juan en su cintura. Lo miró, mucho más cerca de lo que alguna vez había estado. Intentó sonreírle, pero él continuaba con su vista al frente y los labios fruncidos. Cuando por fin estuvieron dentro del local ella le dijo en voz baja. -Gracias. - Él por fin la miró, demoró un poco más de lo que hubiese querido en soltarla, y su enojo pareció ceder por un instante. Pero al separarse, se volvió hacia sus compañeros y les dijo: -Esto es a lo que me refería cuando les dije que no era buena idea. - El resto del grupo que no entendía a qué se refería centró su vista en Celeste quien comenzaba a sentirse enojada también. -No te preocupes, no vas a tener que volver a hacerlo. Me tomó por sorpresa pero ya sé a lo que me enfrento. No necesito ningún niñero y menos uno que me culpe por lo que unos idiotas puedan pensar. - le dijo con palabras que salían seguras y en un tono elevado. Lo increpó con la mirada intentando superar lo que realmente le producía Juan. El atacado, sorprendido, iba a responderle cuando Alejandro se le adelantó. -Hey, bueno, bueno. Vamos a tranquilizarnos. Estamos acá porque todos queremos que nos vean y reconozcan lo buenos que somos. ¿Podemos cambiar la energía?. - dijo mirando alternadamente a su prima y a Juan, quienes parecían enviarse misiles en su duelo de miradas. Celeste fue la primera en ceder. Volvió su vista a su primo y le sonrío. -Tenés razón, Ale, perdón. Pero en serio, confíen en mí. Sé defenderme. - dijo ella con voz firme otra vez. Agustin se le acercó tomando su bajo, pasó su mano por sus hombros y comenzó a guiarla hacia el sector de los camarines. -Vamos mujer maravilla. - le dijo en tono burlón, logrando por fin cambiar la atmósfera. Las dos horas que debieron esperar hasta que por fin llegó su turno, se colmaron de ansiedad y nerviosismo. Habían podido escuchar de todo en ese tiempo. Bandas que desafinaban, otras que se limitaban a gritar e incentivar al público y otras copias casi exactas de bandas conocidas. Cuando el organizador anunció que eran los próximos, eran las dos de la mañana. La mayoría de las personas del público se encontraban en un serio estado de ebriedad y deambulaban por el salón. Ser los últimos tenía esa gran desventaja. Se colocaron en sus respectivos lugares y apenas tuvieron tiempo de chequear la afinación de sus instrumentos cuando el presentador los nombró por los parlantes. Algunos incrédulos se detuvieron a observar el escenario. Celeste era la única mujer que encabezaba una banda en ese festival. Algunos silbidos alertaron al resto del público que puso su atención en la banda, pero no por los motivos que ellos deseaban. Celeste se dio vuelta, dándole la espalda a los espectadores. Buscó alguna mirada de apoyo en sus compañeros, pero sus primos y Nacho estaban demasiado concentrados en sus instrumentos. Cuando se dirigió a Juan, en un último intento que creía inútil, este la observaba con intensidad. - Tapale la boca a estos idiotas. - le dijo demasiado cerca, con sus ojos celestes clavados en sus labios y fue mucho más que suficiente para que Celeste cerrara los suyos y comenzara a cantar con una soltura y una potencia que jamás había mostrado en los ensayos. Miraba un punto en el fondo del escenario y conquistó a cada uno de los allí presentes esa noche, incluidos los integrantes de su propia banda. Para cuando su interpretación de Living on the Edge de Aerosmith llegó a su fin, el salón se vino abajo. Ninguna de las bandas había recibido tantos aplausos y aceptación. Celeste sonreía con tanta alegría que su rostro parecía haberse iluminado. Giró sobre sus pies y al cruzar su mirada con un Juan, que por primera vez le regalaba una tímida sonrisa le dijo moviendo sus labios: -Gracias- Él no la escuchó pero entendió perfectamente, con un ligero movimiento de su cabeza le mostró su aprobación y sin perder el tiempo comenzó con el segundo tema, de los tres que debían interpretar.
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