Salimos de su casa a eso de las ocho de la noche. La verdad es que la pasé sumamente increíble en todo ese tiempo. ¡Esa estúpida realidad virtual es muy impresionante! Pude estar en el mar, camine por el bosque, subimos una montaña y hasta nos derretimos en el desierto. ¿Lo puedes creer? Édgar logro sorprenderme en gran manera, todo el resto de la noche me la pasé sonriendo a diestra y siniestra porque mis emociones se habían excitado por tanto viajar en el tiempo de lo virtual. ¡Así es! Una parte de mis emociones y muchos de mis sentimientos me hicieron creer que estos viajes “astrales” (si es que así pudiera llamarlos) eran más bien unas vacaciones repentinas que parecieron durar mucho tiempo. Porque después de mucho tiempo por fin podía decir que me sentía como una viajera despreocupada
