Jetro no podía creer que sus padres estuvieran tan en contra de esa relación, odiaba la sola idea de que su madre hubiera dicho algo que hubiera lastimado tanto así, ya que Isabella no se veía como el tipo de chica que sale corriendo por un par de palabras fuera de lugar, y no sabía qué pensar, ya que Isabella no paraba de correr y no se detenía ni un segundo algún tipo de explicación.
–Isabella por favor, detente. –insiste Jetro corriendo tras ella a mitad de camino al gran portón de la casa.
–déjame en paz, solo quiero salir de aquí. –empezó a bajar el ritmo de sus largos pasos porque empezaba a cansarse. –solo déjame ir. –dijo desde donde estaba, puesto que no se detenía, no quería hacerlo ahora, no solo le avergonzaba haber estado en ese lugar sino también haber llorado, se sentía débil y no quería sentirse así en ese lugar, odiaba la sola idea de sentirse débil en la casa del hombre que destruyó la vida de su madre.
–por favor detente. –insistió una vez más y ésta vez acelero tanto sus pasos que le alcanzó y la tomó por el brazo haciendo que ella voltee.
–no, no voy a hacer esto, no voy a estar en un lugar donde no debería estar, no debería estar aquí, lo odio, odio estar aquí, tu padre me odia, tu madre... Yo no... yo no quiero, ¿me entiendes?, no quiero estar aquí, sólo déjame ir, ¡ya basta!. –insistió, estaba furiosa, estaba enojada, pero Jetro estaba conmovido. Le pareció muy tierno y triste verla llorar.
–¿Qué fue lo que pasó?, ¿qué fue lo que te dijo mi madre para que salieras así? –preguntó, quería saberlo, realmente se negaba a creer que su madre, aquella dulce y dócil mujeres que lo educó toda su vida le hubiera dicho o hecho algún tipo de grosería a Isabella, ya que para empezar era la única que parecía que quería ser amable con ella y lo sería a petición de él.
–yo no quiero estar aquí, por favor... déjame ir, ¡suéltame! –forcejeó tratando de soltarse, pero él no la soltó, por el contrario la tomó por ambos brazos e intentó abrazarla, pero ella forcejeó fuertemente para soltarse a él no lo quería cerca.
–¡aléjate de mí!. –gritó fuertemente empujándolo, pero él no la soltaba.
–¿qué fue lo que pasó?. ¿Por qué estás así? –preguntó, él quería saber, no entendía absolutamente nada, su madre era una mujer buena y dulce y ella no podía haber causado tal reacción de su parte.
–tu mamá... tus padres son las peores personas que existen en este mundo y yo jamás, jamás estaré cerca de personas como ellos, no los quiero cerca de mí, y a ti tampoco, así que ¡déjame en paz! –dijo retrocediendo mientras secaba sus lágrimas ya que no dejaban de salir.
Jetro intentaba entender lo que decía, con lo que él sabía sobre sus padres y no tenía sentido.
–por favor, solo dame un minuto, no entiendo nada, debes estar equivocada... –dijo y como un acto de desesperado de consuelo intentó abrazarla, pero esto empeoró todo.
–¡¡aléjate de mí!! –me dio una fuerte cachetada. –no te vuelvas a acercar a mí, solo déjame en paz. –dijo retrocediendo y negando con la cabeza. Aún para ella la cachetada apareció un acto desesperado.
El personal de seguridad corrió para retener a Isabela por haber agredido a Jetro, pero él rápidamente levantó su mano y todos se detuvieron.
–Abran la puerta, y que alguien la lleve a donde pida, por favor. –dijo fingiendo no darle importancia a la cachetada, pero su mandíbula tensa y su mirada furioso lo delataba.
Tal como lo ordenó, en personal corrió esta vez para abrir la puerta para ella. Isabella no volteó a verlo ni un segundo, solo continúo corriendo para salir del lugar, quería salir, sentía que el aire le faltaba al estar allí.
Jetro estaba furioso, no solo por la bofetada de Isabella, sino porque quería saber qué fue eso que le dijo su madre para hacerla sentir así de mal.
Mientras tanto en la habitación...
–¿Pero qué fue lo que pasó? –preguntó Alejandro viendo todo en su lugar, no era como que hubiese habido una confrontación, así que ahora entendía menos que antes.
–No lo sé, yo solo intenté hablar con ella, y ella dijo que su madre estaba enferma, empezó a llorar... –se encogió de hombros. –Yo tampoco entendí mucho, supongo que debe sentirse presionada al tener que casarse tan joven, supongo que todo debe ser confuso, es solo... no lo sé... –digo Evelyn, todo lo que había hecho Isabella frente a ella era confuso y no tenía explicaciones que dar.
–mamá... –entró su hija. –¿la chica que acaba de salir es la novia de Jetro?. ¿Por qué se fue así?. ¿Qué pasó? –preguntó curiosa, pero al ver la mirada furiosa de su padre le preocupó un poco.
–No lo sé hija... Yo también estoy tratando de entenderlo, es solo que... no lo sé. El médico la revisó, dijo que estaba un poco débil y ella dijo que no había desayunado... No lo sé, estoy tan confundida como ustedes. –intentó defenderse, porque sentía que le estaban acusando de algo de lo que ella no tenía idea y era absurdo, porque también se sentía culpable, se supone que ella iba a intentar conocerla para que los demás también lo hicieran. Se lo había prometido a su hijo.
–¿qué fue lo que pasó? –entró Jetro furioso en la habitación.
–no le hables así a tu madre. –interviene inmediatamente su padre tajante.
–Jetro, ¿que sucede contigo? –preguntó su hermana preocupada, no solo por el hecho de que tenía la mejilla muy roja y con una mano marcada en ella, sino porque realmente se veía molesto con su madre y jamás lo había visto así.
–Mamá, por favor... –tomó aire tanto como pudo intentando contener su ira por haber sido abofeteado, y sentirse confundido con respecto a su madre. Lo soltó lentamente porque necesitaba calmarse para hablar con ella. –dime... ¿Qué fue de lo que hablaron tú e Isabella, y por qué se fue de esa manera? –preguntó conteniendo con todas sus fuerzas su ira, porque sabía que no hacerlo su padre no sería tan sutil con él.
—¿Yo? –se sorprendió Evelyn, no esperaba esa pregunta de su hijo. –nada en específico, a decir verdad solo le pregunté cómo se sentía y a principio se supone que se sentía bien, no sé porque se puso así, ni siquiera habíamos entablado un tema de conversación en sí solo se puso así de la nada, y empezó a decirme que no quería estar aquí y que no debía estar aquí, en esta casa y que no quería estar contigo, no... no sé... –dijo su madre, ahora sí sintiéndose culpable puesto que su hijo la hacía sentir así.
–¿Qué es lo que te ha dicho esa chica?, ¿por qué quieres acusar a tu madre?, ¿de qué quieres acusarla? –preguntó Alejandro molesto, él sabía en el fondo que esa chica no era buena persona y al ver la reacción de su hijo sabía que tenía la razón, aunque odiaba saber que la tenía.
—Mamá... te lo pedí de favor... –se lamentó a sí mismo, y podía verse que le dolía hablarle así a su madre, pero estaba molesto y no entendía nada y lo único que tenía sentido por la reacción de Isabela era que su madre no había sido tan sutil como él la conocía, y él sabía que su madre podía ser cruel cuando quería. –te dije lo importante que era para mí y lo mucho que quería tu apoyo. –insistió.
–No vas a culpar a tu madre las estúpidas de esa muchacha. –dijo Alejandro haciendo que su hija de un brinco, puesto que jamás le había alzado la voz y aunque no fue a ella a quien le alzó la voz, eso le asustó.
–¡papá!, debes calmarte, no le puedes hablar así mi hermano. –dijo casi poniéndose del lado de Jetro
–Yo no le dije nada... intenté ser amable con ella, intenté darle algún tipo de consuelo por lo que se sentía mal, pero es todo... –balbuceó un poco nerviosa Evelyn porque no solo su hija se estaba enterando de lo que pasaba a su alrededor, sino que además estaba viendo una versión de su padre que ella desconocía.
–La traje aquí, porque creía contar con tu apoyo... –se dirigía únicamente a su madre, ignorando por completo a su padre y a su hermana. –y no sé lo que dijiste para que ella sintiera la necesidad de salir corriendo de esta casa, llorando, pero ya que soy mayor de edad y gracias a las condiciones para traer al mundo a mi padre que puso mi abuela, puedo tomar mis propias decisiones sin que eso afecte absolutamente nada de lo que en este momento poseo. –dijo y nadie entendía lo que quería decir, pero Alejandro rápidamente empezó a intuir y quiso detenerlo, puesto que alguna vez estuvo en su lugar.
–Jetro, tú no puedes... –dio un paso hacia él, pero su hijo dio un paso para alejarse de él.
–Iré ha hablar con ella, porque necesito ente ser ¿qué fue lo que pasó par que ella saliera así de esta casa, llorando a mares?. –le dijo a su madre y ella llegó con la cabeza, no entendía porque su hijo lo tomaba de esa manera, era absurdo, ella no hizo nada. –Y si están de acuerdo o no eso es cosa de ustedes. –miró a su alrededor. –pero si te interesa... –volteo a ver a su padre. –ella es importante para mi. –caminó hacia la puerta sin decir nada más.
–Jetro, ¿qué haces?, ¿por qué le hablas así?, si estás enojado bien, lo entiendo, pero no le puedes hablar así a nuestros padres. –dijo Alaia triste por la situación.
–¿Qué pasó?, ¿qué le pasó a la chica?. –señaló la puerta James llegando a la habitación donde aún estaban sus padres y su hermana desconcertados.