—¡No puedo creer que llegamos! —fueron las palabras más emocionantes que he dicho en mucho tiempo, tomé de la mano a mi chica la cual aún se quejaba un poco del dolor de su brazo.
—Tengan muchísimo cuidado al bajar, Lucy ven conmigo, yo te ayudo —dije sosteniendo a mi tata.
—Por fin llegamos —exclamé viendo a los ojos a mi casi rubia, bajamos del yate y fuimos corriendo aún con dificultad para la casa, Mía llevaba a Lucy de su mano, Ella es una mujer muy fuerte, física y mentalmente, puede hacer cosas increíbles y no le teme a nada. Es demasiado valiente, arriesgada, es caprichosa, es demasiado segura de sí misma. Yo solo la observaba y no podía dejar de pensar en cómo una mujer como ella puede estar a punto de enamorarse de mí y como un hombre cómo yo, está a punto de despedirse de ella
