No puedo creer que se quitó toda su ropa, solo quedó en una diminuta ropa interior, y yo estoy a punto de explotar, tiene un cuerpo perfecto, su piel brilla con el reflejo del sol, yo solo quiero tocar cada centímetro de su cuerpo y perderme en ella. Es demasiado coqueta, es la niña más coqueta que he conocido en mi vida, me rechaza, pero me deja saber que le gusto, no entiendo, me confunde mucho. Entra delicadamente al río, únicamente se deja el sombrero puesto y su ropa interior blanca, juega dentro del río, mientras yo la observo desde afuera sentado en una roca. —¡Está deliciosa está agua!, deberías de entrar —le digo mientras juego dentro de ese manantial, hundo mi cabeza por completo y me doy cuenta de que mi sombrero estorba. —Debería, pero no lo voy a hacer —no lo haré, porque no