—Vamos, que no te puedes estresar mucho —digo agarrando a mi Mía por su mano delicadamente y llevándola fuera de ese lugar.
—¡Escucha quien lo dice!, el que me tiene estresada a cada segundo de mi vida eres tú.
—¡Por qué no vamos a comer algo! ¿Tienes hambre?
—Si, tengo mucha hambre, llevo 4 días sin comer.
—¡Cualquiera que te escuche!
—A ver si escoges un restaurante auténtico.
—¿Tú crees que yo soy bobo? Lucrecia compró unas ropas en esa tienda y me dijo que eran de Arjona, y si me pareció muy raro que Arjona pusiera una tienda aquí donde casi nadie iba a comprar sus prendas, por eso sospeché que podían estar haciendo plagios y por eso te traje, para ver que tan buena eras con tu negocio.
—En serio hiciste esto a propósito, ¿por qué mejor no llamaste a mi papá y se lo dijiste?
—S
