Y sin más llegó el hombre que pone mi vida patas arriba —!Hay no seas exagerado!, él no tiene la culpa, yo estaba por ahí y me perdí, y pues solo tenía dos opciones, seguir por ahí perdida debajo de una tormenta, o venir con él, además yo fui la que quiso venir.
—Que pena patrón, yo sabía que se iba a enojar, te lo dije, —dice esto último viendo a Mia —pero si me lo permite, lo está haciendo muy bien, la señorita aprende muy rápido.
—Señorita, ni señorita, ¡¡lo que eres es una inconsciente!!, ¿cómo se te ocurre?, es que verdad no lo puedo entender, ahora mismo te vas pa la casa, Ricardo te va a acompañar. —la paz interior vino a mi al instante que la vi, siento como se alivia mi alma, y agradezco en silencio porque a esta niña caprichosa no le pasó nada.
—Yo no voy para ningún lado con
