—Sii, eres una muchachita caprichosa, y acostumbrada a hacer su voluntad, te estás encaprichado conmigo, eso es todo, ya se te pasará, en cambio yo ya estoy muy viejo para los caprichos, tú no eres un capricho, y por eso es que estoy confundido, porque cada vez me gustas más —ahora sí bebí hasta el fondo, ¿Cuántas veces le diré que me gusta? Nunca le he dicho tantas veces a una mujer cuánto me gusta, pero nunca me a gustado una mujer tanto cómo me gusta esa niña.
—Y tú eres un señor, un patrón muy orgulloso, muy guapo, con un cuerpo que me enloquece, con esos brazos grandes y fuertes, con ese pecho tan… —hice pausa y tomé algo de aire, acaricié su pecho para terminar de alagarlo —bien definido, me gustas mucho, y no sé si será un capricho cómo tú dices, sólo sé que me gustas.
—¿Vas a emp
