La desesperación de Arturo es notable, Nani solo cree que esto será un gran espectáculo, ella sabe perfectamente que Mía nunca accedería a casarse con alguien, muchos menos con el imbécil de Carlos Guerra.
Un buen rato después, Lucy saca las llaves de la casa para así hacer entrada estos cuatros chicos, a los cuales se les podía notar que estaban algo nervioso, sobre todo a Daniel, a quien comenzaba a sudarle las manos y a flaquearle las piernas.
—¡Padre! ¡Cómo te extrañé! —dice mientras corre a él para así enredarse en los brazos de su padre en un muy cálido y amoroso abrazo.
—¡Mi amor ven acá! —dice este para después escuchar esa voz que interrumpe su abrazo con el de su hija, solo pudo pensar “¿de verdad está con él?”
—Hola mi hermano, ¿cómo estas?
—¿Y esto qué significa? o sea, ¡
