EL BOSQUE VIAJERO. Parte 1.

4363 Words
Lara no puede despertar, mueve un brazo tratando de llegar al velador pero todo lo que encuentra es tierra y pasto, a pesar del miedo paralizante entreabre los ojos y ve el cielo estrellado allá arriba, los cierra con fuerza pensando que al abrirlos de nuevo estará despierta pero se equivoca, sin embargo algo sí cambió, ya no es de noche y no se ven las estrellas, el sol está asomando a su derecha mostrandole los dorados ojos de alguien que la mira; "hola -dice Ana- ¿también te perdiste?" Nadie le contesta y Lara, molesta, poniendo un dedo en la nariz de esa...chica rubia, dice:"vos sí que sos la reina de la simpatía eh...""Y ahí me di cuenta que era una calavera abu, el sol entraba al cráneo y me encandilaba, y las mechas que le quedaban parecían pelo rubio, bueno, no te burles, me llevo este yogurt, chau!"La abuela Josefa, que había criado a Lara luego del s******o de su hija y madre de Lara, mira la mesa del comedorcito con el desayuno recién preparado y suspirando empieza a guardar todo.En la Facultad de Arquitectura Lara va derecho a la biblioteca segura de que el profe está escondido ahí pero él ya había visto el citröen y se escabulle a tiempo, toma su portafolios, unas carpetas y se va en taxi para la casa de Lara, ahí es imposible que ella lo encuentre, y no tiene ninguna gana de tenerla parloteando y saltando a su alrededor antes de poder estudiar...ese asunto.Josefa lo recibe con la misma expresión de agrado y se sientan a "charlar" en la cocina. Alvaro habla y ella le contesta en un monitor: "anoche tuvo otro de esos sueños, se cayó de la cama y todo pero ella se lo toma en broma"."¿Se da cuenta que está viviendo eso?" -pregunta Alvaro."No -dice Jóse- y tenía tierra en el cabello"."Bueno -dice Alvaro- entonces es este trabajo (toma una de las carpetas), se lo iba a dar más adelante pero si es lo que soñó"."¿Es peligroso?" -pregunta Jóse."Y -dice Alvaro- yo no lo elegiría para un primer trabajo, pero..."Josefa queda pensativa, Alvaro le pone una mano sobre el hombro para tranquilizarla, diciendo: "mirá, Jóse, toda esta incertidumbre, lo sorpresivo de la situación y la angustia que nos provoca, tendrá explicación en algún momento, Lara misma lo dijo, fue en el segundo sueño ¿recordás? había un francés que le "contaba un cuento", que es, más o menos, lo que nos viene ocurriendo desde hace un tiempo, solo que con el orden cronológico alterado, creo que para que ella lo vaya sabiendo a medida que su mente lo pueda procesar; un día se despertará y habrá ordenado todo"."¿Qué hago con esta carpeta?" -pregunta Jóse."Decile que es el trabajo que le prometí, que nos debemos haber cruzado en el camino"."¿Y las otras carpetas?" "Son otros trabajos Jóse, pero por alguna razón parece que éste va primero"."Alvaro, gracias"."Descansa, Jóse"Cuando Lara llega la abuela está despierta, inmóvil, sentada en su sillón de la salita primorosa, al lado de ella, sobre una mesita redonda cubierta con una carpetita bordada en punto cruz, hay una tacita de te de menta, mezclando su perfume con los aromas que entran por la ventana, el jazmín de la reja con sus pequeñas florcitas blancas, gana la batalla de los atardeceres inundando hasta el último rincón."Ay abu, estoy muerta de hambre y no veía las horas de llegar".Ana se tira en el sofá que tiene una manta tejida al crochet, con la que se tapa las piernas y devora lo que la abuela trajo en una bandeja."tu profesor te trajo una carpeta, pensó que te encontraría acá".Lara abre los ojos grandes."Ay no, seguro nos cruzamos ¿dónde está?"Josefa se la trae, Lara la abre y empieza a leer las notas del profe y a mirar los planos."Guau, es un trabajo grande abu ¿dejó dicho algo el profe?""No, bueno, lo de siempre, saludos, que manejes con cuidado, ya sabés como es Alvarito".Rato después Lara está dormitando en el sofá, Josefa, que se había quedado dormida, se despierta y dando un golpecito en los pies de Lara se va arriba.La casita es pequeña pero hermosa, es un agradable y acogedor chalecito de dos plantas, hecho en ladrillo rojo con techo gris y rejas negras en todas las ventanas de abajo, tiene un jardín adelante que se extiende por todo un costado, y del otro, atravesando la cochera se llega a la cocina; en el piso superior hay tres dormitorios medianos y dos baños, y en la planta baja, entrando por el frente está la salita, un comedorcito, la cocina y un escritorio que nadie usa.A Lara le encanta estar ahí, adora a su abuela y esa casa, que llama "remanso de paz", porque según ella, "una vez adentro ya no se escucha el ruido del tráfico, es como si se apagara la ciudad".Pero ni aún así Lara lograba ver lo extraño que eran los sucesos de las últimas semanas.El trabajo de la carpeta es como a una hora, tiene que salir temprano y llenar el tanque, así que deja todo pronto sobre una butaquita, da cuerda al reloj y se duerme enseguida. Cerca de la madrugada se ve de nuevo soñando con ese campo pero esta vez está de pie, "siente", literalmente, la tierra húmeda de rocío. Se levanta un calor sofocante que deforma todo y Lara ya no ve la línea del horizonte; de pronto el suelo empieza a temblar y Lara pierde el equilibrio cayendo sentada, comprende que debe irse pero no se puede parar. Unos minutos más y el temblor cesa tan sorpresivamente como empezó, entonces Lara ve como unos montículos se forman en todo lo que alcanza la vista y se da cuenta de que son tumbas solo cubiertas con tierra. Luego el aire sopla más rápido sobre ellas sin tocar a Lara, la tierra de las tumbas es llevada en el aire y pronto los esqueletos quedan a la vista, se incorporan, se sacuden la tierra, miran a Lara y se alejan a medida que sus huesos se cubren de carne y sangre; recién cuando aparece la ropa Lara de da cuenta de que son indios. Josefa le escribe a Alvaro a la mañana siguiente: "se fue a ese lugar de la carpeta Alvarito, soñó de nuevo, fue peor y más largo pero no me dijo nada". "El sitio del sueño es ese, Jóse, ya lo va a reconocer y en algún momento nos va a contar". Lara, con el citröen parado ante esa reja enorme, abre la carpeta y mira la foto de la entrada: "sí, es aquí". El portón está asegurado con varias vueltas de cadena y  alambre, sin candado. Lara apoya una mano en el hermoso hierro forjado, decorado como si fuera una hilera de árboles, y da un salto porque la cadena y los alambres se desenroscan y el portón se abre para dejarla pasar. Con el corazón en la boca enfila y entra rápido mirando a los lados, el portón se le hace siniestro al cerrarse detrás de ella, por el espejito alcanza a ver como la cadena y los alambres se vuelven a enroscar. Frena frente a la casona y respira entre sollozos.  "¡Por favor! -dice- no tengo paz ni de noche ni de día!" La enorme casa la recibe igual, ella quiere ir de una habitación a otra y las puertas se abren solas, al punto que lo toma con filosofía y hace ademanes graciosos, como pases mágicos; "ya es una joda ésto". Recorre todo tomando notas y fotos con su polaroid, que prende en la hoja correspondiente, 2 horas después ya terminó y se halla mirando, desde arriba, el extenso terreno yermo que está en el límite mismo del bosque detrás de la propiedad. Con una extraña sensación baja y se dirige hacia allá, sus instintos le dicen que se detenga pero ella continúa, subyugada por el aire que se levantó y se está calentando. Lara reconoce el terreno pero todavía no lo relaciona con el sueño recurrente, sin embargo, no tardará mucho en encontrar la conección entre ámbos y su papel en esta historia. Mira hacia el bosque, los árboles están inmóviles y hay como una calma chicha en el aire; la brisa, que mueve la hierba, no mueve ninguna hoja de ningún árbol. "Y como no era suficientemente raro, ahora ésto" -murmura. Lentamente se dirige hacia el bosque, los árboles están tan cerca que no puede pasar, para donde Lara mira pareciera que se agrandan y cubren con sus ramas los espacios libres.  De pronto, hacia la punta donde hay una zona más clara de árboles nuevos, el aire empieza a mover uno de ellos que se inclina hacia el interior del bosque como si un viento fuerte lo obligara. Lara va despacio; para atrás, para la casa, no hay ni un alma y la casa misma se ve más oscura, más alta. "Así que esa es la entrada -piensa- bien, pues entraré a ver". Lara se queda un instante parada junto al arbolito que poco a poco se detiene hasta dejar por completo de moverse, y con la decisión pintada en su rostro, da el primer paso hacia el interior del bosque; entonces sí, Lara abre la boca de asombro: se encuentra,  literalmente, en una aldea india, en alguna época pasada, y en ese momento se lleva a cabo un funeral.  Lara avanza despacio aunque se dio cuenta enseguida de que no la perciben con ningún sentido, y trata de pasar entre los indios para llegar al centro de la aldea, mientras los mira a los ojos para comprobar que no la ven, hasta tocó a una niña que no notó nada. En eso un grupo de indias empieza a bailar muy despacio moviendo las caderas a los lados, sin despegar los pies del suelo, algo separados, en una cadencia suave muy hermosa, entonando una melodía con los labios cerrados, muy dulce y triste. A medida que aumenta el volumen del canto los hombres se van retirando y al rato solo quedan las mujeres, que llevan el cuerpo al interior de una choza más grande y apartada donde empiezan a mezclar hierbas de olor delicioso, mientras otras lavan el cuerpo con aceite. Horas después de que el ritual terminara, Lara pasa entre las mujeres de la puerta, las mujeres están sentadas en el piso o paradas, todas en silencio, pero ninguna tiene aspecto ni expresión de dolor por la pérdida. Lara todavía no ha podido ver el cuerpo y no sabe si es hombre o mujer.  En un arranque de valor se adelanta y con temblor en la mano quita el lienzo de la cara que es....su propia cara. "Ay Dios" -dice Lara en voz alta. Entonces las mujeres sí parecen percibirla y la muerta abre sus ojos dorados. "Y cuando me desperté estaba al lado de la chatarra, profe -dice Lara- ahora me doy cuenta de que la calavera de la chica rubia era yo, pero ¿qué significan esos sueños?, ¿cuál es el mensaje?, ¿Quién me lo manda y por qué?" "No creo que sean sueños premonitorios, Larita, si eso es lo que estás pensando, son más bien del pasado me parece, de un pasado muy, muy lejano; sobre ese lugar hay una leyenda, si querés..." "¡¿Qué?! -dice Lara- ¿¡Hay una leyenda y recién me lo dice?! ¡¿Y me mandó allá sola ?! ¡Que lo tiró profe!" "Bueno, si no te interesa...." "¡Alto ahí! -dice Lara- empiece a hablar..." El profe se acomoda en el sillón de la sala que queda libre, y dice: "Cuenta la leyenda que hace miles y miles de años, en una época muy lejana..." "Está "redundando", profe, si es lejana..." "¡Bien, me voy!" -dice el profe parándose, pero Lara de un salto le corta la salida: "¡No se atreva, que ayer vi mis propios huesos!" La abuela se había parado y le mostraba a Lara la pantalla de su compu con un gran ¡Shhhh! y luego le hace señas a Alvaro de que continúe. "Ejem, cuenta la leyenda que hace... ah... mucho tiempo, antes de que existan los hombres, había, además de animales y plantas, otros seres que poblaban la Tierra; éstos eran duendes, elfos, hadas y ángeles, que convivían en total armonía, ocupando cada familia su lugar sobre los árboles o dentro de ellos; en cavernas a las que se entraba por debajo del agua; en cabañas cavadas en la roca o en lugares secretos más arriba de las nubes. Pero había un ser indefinido, sin forma y sin nombre que apareció un día y nadie sabía qué era o por qué estaba ahí. Esa mañana el bosque se había despertado como siempre al despuntar el alba, las flores se abrían al tocarlas el sol tibio aún y los habitantes comenzaron a bañarse en donde se juntaba el rocío. De pronto descubrieron, junto al tronco de un nogal, algo que se movía y estaba como enterrado; los que estaban cerca se acercaron más y al rato por todo el bosque se oía el sonido de cientos de voces murmurando el hallazgo. Consultadas las hadas y los duendes dijeron que no sabían nada; luego llegaron los elfos y aseguraron no haber sido avisados de ésto, y pensaron que tal vez se había caído algo de las nubes; llamaron a los ángeles quienes quedaron tan asombrados como todos los demás, mirando esa forma....informe que parecía respirar. Se organizaron guardias para vigilar su evolución y algunos días después solo se veían seres esperando hasta donde alcanzaba la vista. "Eso" seguía creciendo y respirando, y hasta les pareció que oían latir un corazón. Semanas transcurrieron y la extraña cosa estaba del doble de su tamaño, se podía ver perfectamente una cabeza, una espalda y un rabo. Los ángeles dijeron que ellos no se formaban así y no tardaban tanto en aparecer las alas. Los elfos negaron tener algún parentezco con la cosa y decidieron esperar a ver si le crecían las orejas. Las hadas la miraban tanto que daba nervio a los demás, porque ya tendría que tener el dibujo de las 4 alitas transparentes, y no. Y los duendes, bueno, la cosa ya era más grande que ellos así que a nadie se le ocurriría pensar que era un duendecillo. Así pasó el verano y llegó el otoño con sus ocres y desnudeces, y la forma seguía creciendo en ese nido semi enterrado que parecía un huevo. Se cubrió de hojas que se levantaban con cada respiración. Al llegar los fríos del invierno, con el viento que barría todo, el nido ovalado quedó desprotegido y a veces parecía temblar, los animales se habían ido a sus casas y solo quedaron los que tenían piel o lana para abrigar a la cosa. Un día ella se dió vuelta y todos contuvieron el aliento, y claro, la noticia los trajo a todos de vuelta que ya no se irían hasta que supieran qué era. Eso ocurrió el primer día de primavera. La forma se empezó a estirar, a gemir, a desperezar y finalmente abrió unos hermosos ojos dorados. "Ohhh..." -exclamaron todos. Ella se sentó y los miró a todos, imitanto sus movimientos y sonidos y tratando de hablar, tenía una risita que era como un canto saliendo del agua. Quiso incorporarse y no pudo, un hada trató de ayudarla e inmediatamente se transformó en hada, la sorpresa hizo que el hada la soltara por lo que acudió en su auxilio un ángel y pasó lo mismo; y así sucesivamente hasta que se cansaron de hacerlo y se convencieron de que ella era mágica. Los habitantes del bosque adoptaron a esa presencia tan graciosa y jugaban con ella todo el día, la cuidaban y vigilaban como a un tesoro. Pronto se dieron cuenta de sus poderes curativos y acudían a ella cuando les pasaba algo grave, pues solo le bastaba tocarlos para sanar sus heridas, aunque ella no se daba cuenta. Cuando llegó el verano a ella casi no le quedaban restos de esa dura piel casi vegetal con la que nació y también le creció un cabello brillante y dorado, el cuerpo se le estilizó, sus brazos y piernas se alargaron convirtiéndola en lo mas bello de toda la creación. Algunos la llamaron Primavera, otros Esperanza, pero como ella se conmovía tanto con el dolor de los otros pronto la bautizaron Empatía." Lara y la abuela tenían los ojos llenos de lágrimas, el profe dice: "La familia dueña del bosque, de ese bosque, te espera mañana con el resto de la historia, yo ya dije todo lo que logré averiguar; pero sí sé que hay una promesa incumplida y una maldición sobre esa propiedad".  "¿Cree que me dirán la verdad, profe?" "Desde el momento en que fueron a hablar con el Decano tomando toda clase de precauciones como si se tratara de un secreto de estado, y sabiendo como sé, que los legajos de ese cuarto secreto son..."especiales", creo, no, estoy seguro, de que esas personas buscan ayuda; aquí está la dirección, viven en el último piso de ese edificio que no te gusta. Lara, a las 5 en punto". A las menos 10 minutos Lara se encontraba hablando con el  portero, quien le señaló uno de los ascensores que la llevaría sin escalas hasta arriba, se habría con llave y solo tenía un botón. Ni bien se abrieron las puertas, Ana vio a un jóven de traje deportivo y suelto, cabello castaño claro y ojos cafés, alto y delgado, muy sonriente, que le extendió una mano y la llevó a un estudio espacioso, donde un hombre de 60 y pico miraba por un gran ventanal. El jóven se presentó como Enzo Anders, " trabajo  con los Ferguson desde hace 5 años -dice- desde que terminé  mis estudios de Contador Nacional, me encanta el trabajo y he viajado por todo el mundo con ellos, y cuando decidieron instalarse definitivamente en Argentina en la vieja propiedad, pues, acepté el puesto de administrador, y una vez que estén instalados buscaré una casa pequeña para mis libros y yo. Tome asiento, Srta. Flores, el Sr. la atenderá en cuanto llegue su esposa". "Bla, bla, bla -pensó Ana- me contó toda su vida". El Sr. Antony Ferguson, y su esposa Grace la saludaron muy amablemente y la invitaron a un exquisito te con masas; el semblante de él preocupado, el de ella algo pálido y los dos estaban nerviosos. Cuando ya todos se habían servido y no había razón para demorar más, Mr. Ferguson carraspea y dice: "Ud. será la última persona con la que hablaremos de ésto, ya sea que nos crea o no, Srta. Flores, nuestra paciencia se está agotando igual que nuestra capacidad de tolerar burlas o indiferencia. Bien, en nuestra familia hay una leyenda sobre una maldición que existe desde tiempos inmemoriales y siempre afecta a los varones nacidos primeros; muchas personas heredan títulos de nobleza, fortunas o talentos, nosotros heredamos una...tragedia. Se dice que en ese bosque vivieron toda clase de seres mágicos y que los animales hablaban, y todo ésto antes de la existencia del hombre. Ocuparon ese lugar que era sagrado y estaba protegido por la Naturaleza misma, que lo mantendría oculto de los seres que más tarde aparecerían; el resto del planeta estaba reservado para ellos. Milenios transcurrieron sin que hubiera problemas, pero los continentes se separaron y ellos, que fueron llamados Humanos, se hicieron cada vez más diferentes y desarrollaron personalidades  individuales, crearon lenguajes muy distintos, pero todos tenían algo en común: la avaricia.  Empezaron con pequeñas rapiñas y reyertas menores y pronto se hizo patente la necesidad de un líder, lo cual trajo el ansia de poder a sus vidas antes tan simples. Luego llegó la codicia y un mal día ocurrió la primera muerte violenta. Centurias más centurias menos, en todos los continentes pasó lo mismo, entonces la Naturaleza vio que faltaba algo, un sentimiento de bondad, como el de los animales y demás habitantes del bosque. Observó a éstos y no encontró ni uno que pudiera convivir con los humanos como igual. Entonces se dio cuenta de que podía crear un ser de puro amor y así lo hizo, en el bosque mágico, entre las raíces de un nogal, plantó la semilla de la Empatía". "¿Se siente bien, Srta. Flores?" -pregunta Grace Ferguson. "Sí, mm, estoy bien -dice Lara que tiene lágrimas en los ojos- es que la historia es tan bella y triste que... lo siento, por favor, continúe". "No hay mucho más -dice Antony Ferguson- la leyenda cuenta que el bosque sigue en esa época y no se puede entrar, nadie que lo haya hecho ha salido jamás; Srta. Flores, hemos recorrido el mundo buscando, no ya una solución, sino tan solo una respuesta, y hemos llegado aquí, precisamente al país donde está la propiedad, porque alguien nos dijo que su Decano conoce a la persona capaz de averiguar qué sucede; él nos conectó con un profesor...Alvear que nos mandó a Ud., ¿es correcto?" "Sí, Sr. -dice Lara- ya estuve allá, me refiero a la casa por la que le presentaré el presupuesto durante la semana. En cuanto al bosque...fui hasta él: terreno yermo alrededor, el aire se calienta y luego un viento fuerte igual que en mis sueños; entré y luego aparecí afuera sin saber cómo, tal vez las personas que entraron también aparecieron en alguna parte, ¿no? No se preocupen, descubriré lo que pasa". Lara se despidió y salió, tanto los Ferguson como Anders estaban atónitos con su comentario, "¿Ud. entró?" -le preguntó el Contador junto a la chatarra, pero Lara no le contestó, ella estaba preocupada por otra cosa que no le dijeron: la promesa incumplida. Enzo, el Contador, entra y dice a su jefe: "¿sabe? cuando le dio el sol al darse vuelta, de pronto, ella se volvió toda dorada. Impresionante... Sin sospechar el estado de inquietud en que dejó a los Ferguson y Anders, Lara maneja de regreso tratando de pensar en algo que verdaderamente, es muy preocupante: ni el profe ni los dueños del bosque mencionaron la maldición, así que tendría que averiguarlo por otro lado, y ya que los archivos de la Facultad estaban en poder del profe, pues, no le quedaba más remedio que recurrir al Decano, hombre rígido con las reglas y a quien no le gustaban los estudiantes, y una jóven arquitecta recién recibida no hacía gran diferencia con ellos. Llena de aprensiones se detuvo frente a la casa del viejo profesor y justo cuando va a tocar el timbre, sin "apoyarse", se abre la puerta y aparece el Decano, diciendo: "pasá, Flores, te esperaba antes". "Ah" -dice Lara. La lleva a la cocina para lo cual hay que atravesar toda la enorme casa victoriana bastante descuidada. "Por Dios -piensa Lara- se la reciclaría gratis". "Olvidate -dice el Decano- no se la doy a nadie, es mi proyecto de retiro". "Pero si yo..." -protesta Lara. "Sé lo que piensan -replica él- bien, al grano; esa carpeta que te llevó Alvaro es una de tantas que tengo en un cuarto secreto detrás de la biblioteca, se comunica por pasajes con mi despacho y el de Alvaro. Son todas casonas antiguas que tienen historias trágicas con leyendas y maldiciones; una de esas leyendas es precisamente sobre ellas, sobre el cuarto secreto, sobre nosotros como grupo, un grupo de trabajo "especial" que irá creciendo con gente de este tiempo, pero también del pasado y del futuro. También habrá personas de otros países con habilidades únicas, que, sin saberlo aún, trabajan para vos y lo han hecho durante muchas generaciones, estudiando, preparándose, armando archivos y coleccionando objetos que necesitarás para...lo tuyo. Los trabajos son siempre de arquitectura pero, en todos hay una tragedia oculta, un crimen que nunca se resolvió, una maldición o una leyenda. Este no era tu primer caso, Flores, pero hubo un robo en los archivos, alguien sustrajo algunas hojas y ya no es seguro... para vos, sabrás de que hablo cuando contactes a la primera víctima. Sé que has estado soñando y te daré un consejo al respecto: no trates de forzar las cosas, los sueños ocurren porque todavía no estás lista para ver todo despierta, luego desaparecerán. Flores, si quieres una definición de Destino, es ésta; el tuyo se empezó a escribir hace milenios y se terminó (no terminará), dentro de milenios. Flores, no le digas a Alvaro que hablamos". Lara se sienta en la chatarra murmurando: "¡Y yo sigo sin saber cuál es la maldición!" "¿Sabrás de qué hablo cuando contactes a la primera víctima?" "¡Ah! ¡Tengo que soñar y esperar sin forzar las cosas?" "¡No es lo mío!" -Está furiosa, asustada y... furiosa, y eso no es bueno para nadie. Cuando llega a su casa encuentra al profe conversando con la abuela y sin saludarlo sube a su habitación dando un portazo. Se concentra en el presupuesto sin escatimar en gastos, mejores materiales, mejores operarios, y después llama a Juan, tiene un vivero gigante y podría diseñar un verdadero parque en el terreno yermo entre la casa y el bosque; le da la dirección y baja a comer. En silencio, sin mirar a nadie, enfurruñada, se sirve asado y sube otra vez. Josefa pregunta por gestos, "no sé -contesta Alvaro- se habrá dado cuenta de que le oculto cosas, como lo de la maldición. Creo que ya no nos va a contar nada más. Arriba, en su habitación, Lara se metía en la boca pedacitos de asado y rezongaba: "¿cómo voy a resolver las cosas sin información suficiente? Ni el profe, ni el dueño, ni el Decano; bueno, entonces se lo preguntaré a la calavera rubia, ¡ya van a ver!"
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