Capítulo 9

1839 Words
Punto de vista de Nora: Nora salió de su sala de estudio a la mañana siguiente para encontrar a dos omegas de pie en la sala de estar de la suite. Ambas la miraron fijamente y miraron hacia donde ella venía. Solo podía suponer que esperaban que saliera del dormitorio principal, probablemente pensaban, al igual que todos los demás en esta manada, que se rendiría y se inclinaría ante su Alfa de una u otra forma. No había percibido a nadie en la suite aparte de Jace. Normalmente no había omegas en esta suite hasta después de las nueve de la mañana, cuando Jace había comenzado oficialmente su trabajo del día, por lo que no sabía que estaban allí realmente. No había estado tratando de percibir a nadie más. Nora se detuvo un instante al verlas, y aunque se había despertado hace aproximadamente unos treinta minutos, no había salido de su sala de estudio hasta que sintió que Jace había dejado la suite por completo. Tenía entrenamiento matutino y se dirigía hacia allí. Podía sentir eso a través de su vínculo, así que este era el momento más seguro para ir a ducharse y cambiarse sin que él intentara nada con ella, no quería nada con él. Él era muy consciente del hecho de que podía seducirla usando ese vínculo de compañeros que compartían y que podía ser difícil de evitar. Incluso sin Rosa, todavía sentía las chispas de su vínculo de compañeros en su piel y a eso ella le molestaba. Aún podía despertarla tan suavemente, que no se daba cuenta de que estaba completamente excitada y deseándolo, hasta que era demasiado tarde, y su cuerpo se movía con el de él por simple deseo y placer. Él sabía exactamente lo que estaba haciendo para obtener lo que quería de ella, podía seducirla en su sala de estudio o recoger su cuerpo dormido y llevarla al dormitorio principal cuando quisiera, ya que como su pareja, el aroma de él la mantenía dormida y adormecida por él, en una especie de estado de relajación. Usaba eso a su favor. Aunque si lo hubiera hecho esta mañana, probablemente habría intentado golpearlo sin duda alguna. —¿Puedo ayudarlas en algo? —les preguntó a las dos. —El Alfa nos pidió que preparáramos un desayuno agradable y dijo que debíamos servírtelo. —declaró una de ellas y dio un paso atrás, señalando con la mano la puerta que conducía hacia la cocina y el comedor de la suite. —No lo deseo, muchas gracias igualmente. —declaró simplemente y pasó junto a ellas hacia el dormitorio principal para ducharse y cambiarse para el día. Sintió que él tiraba de su vínculo mientras estaba en la ducha y se dio cuenta de que él se dirigía hacia allí en cualquier momento. "Oh, ni pensarlo." Se dijo a sí misma, y salió secándose bruscamente y se puso un par de jeans y una camiseta, salió del dormitorio y entró en la sala de estar justo cuando él empujaba la puerta de la suite. Se sorprendió al verla completamente vestida, y ella simplemente sabía que esos omegas le habían dicho dónde estaba, probablemente él se los había preguntado anteriormente. Él estaba tratando de seducirla como pudiera, y ella lo sabía, sabía sus intenciones con ella. Se acercó a ella mientras recogía el cabello aún mojado en un moño suelto. —Buenos días, Nora. —le sonrió suavemente y caminó hacia ella como si no pasara nada. Todo un encanto esta mañana, como podían ver las omegas que aún estaban allí, probablemente testigos de su actitud amorosa hacia ella. Ella tomó la ruta opuesta alrededor de la sala de estar y se alejó activamente de él. Jace dejó de caminar y frunció el ceño hacia ella. —No seas así, estoy aquí para desayunar contigo este día. —No tengo hambre la verdad. —respondió ella inmediatamente. —, puedes ir a comer con tu unidad como siempre lo haces. —le dijo, y vio cómo sus ojos se dirigían a las omegas. ¿A quién rayos creía que estaba engañando? Todos sabían que él comía después del entrenamiento en el comedor de la casa de la manada. Ella desayunaba aquí arriba. Todos pensaban que estaba dormida en la Suite del Alfa. Eso fue lo que le oyó decir una vez para explicar por qué no desayunaba con él. —Pueden irse, chicas. —Jace les dijo a las omegas, y ella lo vio despedirlas con un gesto agradable, aunque sus ojos nunca dejaron los de ella, y en el momento en que la puerta se cerró, él dijo: —, ¿Estás tratando de hacer que la manada piense que hay algo mal entre nosotros? —No. —respondió ella simplemente, y no lo estaba. No tenía por qué hacerlo realmente. Todos lo veían con Gloria todo el tiempo, no había necesidad de demostrar nada. Él ya se encargaba de eso solo. No necesitaba su ayuda, eso estaba muy claro. —Entonces, ¿qué estás haciendo? —preguntó él, mirándola directamente, casi sin parpadear. Ella se había detenido porque había un sofá entre ellos, y no parecía que fuera a intentar atraparla. Parecía que quería más que todo respuestas, ya que ella había salido de la ducha antes de que él llegara, justo a tiempo para huir de él. —Ni siquiera estás bien seca aún. —afirmó él, sus ojos recorriéndola, y no lo estaba, su cabello todavía goteaba agua. —Tal vez, Jace, todavía estoy muy enojada contigo y no quería que te unieras a mí en la ducha, puede que sea eso. Me di cuenta de que venías a hacer eso, a seducirme para que te perdonara, así que decidí simplemente evitarlo. —le dijo. Su boca se curvó en una sonrisa. —No puedes decir que no, nuestro vínculo es muy fuerte ahora. —afirmó, y ella lo escuchó. Él sabía que lo era y estaba orgulloso de ello, feliz por el hecho de que podía seducirla fácilmente cuando él quisiera. —De acuerdo, sí lo es. Pero no estoy de humor justo en este momento, y no voy a dejar que lo intentes tampoco. Ve y haz lo que se supone que debes hacer como Alfa dentro de tu manada. —declaró ella. —Oh no, me dejaste en evidencia ayer frente a toda la manada sin duda alguna, y voy a mostrarles que estoy arrepentido por ello. Mi atención durante todo el día va a estar en ti. A donde vayas, iré yo, puedo asegurarlo. —él le sonrió directamente. —, además, he organizado todo para el desayuno, almuerzo y cena. —¿Para qué? No hay ninguna ocasión especial hoy. —replicó ella. —Para compensar mi grave error. —declaró Jace. —, ahora puedes aceptar o puedo seguirte a todas partes, y la manada verá que eres tú quien me ignora todo el tiempo, actuando de manera infantil al respecto, cuando estoy tratando de mostrarte que me importas. Ella lo pensó mientras lo miraba, preguntándose si era una buena idea convivir más tiempo con él. Probablemente intentaría tocarla para demostrarle a la manada que todavía estaban bien a pesar de lo acontecido. Que su vínculo de pareja estaba bien, que ella solo estaba siendo un poco difícil. Vio una sonrisa lenta formarse en su rostro. Odiaba que él fuera alto y guapo, y aún más cuando sonreía. A veces, en realidad olvidaba cómo se veía cuando le sonreía así. Aunque una parte de ella se preguntaba si él realmente podría hacerlo, especialmente con Gloria en la manada, iba a molestar a la mujer que él realmente amaba, al verlo con Nora todo el día. Solo ese pensamiento la hacía querer hacerlo en verdad. Le encantaría ver esa expresión molesta y enfadada en el rostro de Gloria al tener que ver a Jace rondando a su alrededor y actuando todo cariñoso con ella. —No me importa si piensan que estoy siendo infantil. —ella se encogió de hombros. —, solo un adolescente pensaría que estoy siendo infantil. Ninguna pareja de compañeros lo hará, puedo asegurarlo. —replicó. —, porque todos consienten a su Compañero en sus cumpleaños. Así que… —sonrió a medias. —, parecerá que estás en el banquillo, y entenderán que es donde perteneces. Su sonrisa desapareció al instante. —¿Estás tan decidida a humillarme? —soltó, y ahí estaba, el Jace que nadie veía excepto ella. —, por un pequeño error. Un pequeño error, pensó cómicamente para sí misma, según recordaba, había al menos cinco de esos, solo del día anterior, olvidó su cumpleaños, le gritó frente a todos sin justificación, la lastimó con dos golpes de traición, y luego tuvo el descaro de darle una de las rosas de Gloria para intentar disculparse, como si eso fuera mejor. Cinco errores en un solo día, y en su día de cumpleaños nada menos. —No te estoy humillando en lo absoluto, insistes en seguirme a todas partes cuando no estoy interesada en hablar contigo sobre eso en este momento, porque todavía estoy molesta por ello. Eso es lo que haces, satisfaciendo solamente tus propios deseos y necesidades. Quieres hacer eso, ¿y por qué? Para hacerme parecer infantil ante la manada. —lo enfrentó con sus propias palabras. —Entonces, no es una disculpa en absoluto, no lo sientes Jace, ni un poco. No se trata de eso. Esto es solo tú tratando de hacerme parecer la mala. Tú mismo lo dijiste claramente en mi cara. ¿Crees que soy tan tonta que no me daría cuenta? —¿Qué quieres de mí entonces? —dijo él. —, no puedo arreglarlo si no me dejas. —Estoy de acuerdo con eso. —ella asintió. —, pero ¿sabes qué? ¿Por qué debería hacerlo? Cuando entraste aquí anoche y me entregaste una rosa de segunda mano de la oficina de Gloria como disculpa. ¿Debería yo aceptar eso? ¿Aceptaría alguna loba de esta manada una flor de otra mujer de su Compañero como disculpa? —Todo estaba malditamente cerrado. ¿Dónde demonios se suponía que iba a conseguirte flores a esa hora de la noche? —le espetó. —Hmm, ¿no hay un jardín de la manada en el centro del pueblo? Podrías haber caminado hasta allí y recogido un ramo de flores si realmente querías. Simplemente elegiste no hacerlo. —declaró, y vio cómo su enojo aumentaba. —Eres malditamente imposible de tratar ahora mismo. —murmuró, y luego ella lo vio tomar una respiración profunda y calmarse. —, no estaba pensando con claridad, Nora, y cómo podría hacerlo cuando vi tus lágrimas, y me di cuenta de que la había cagado monumentalmente. Te había herido y no sabía qué hacer al respecto. Así que, sí, vi las rosas en la oficina de Gloria y tomé una para dártela. ¿No es la intención lo que cuenta? —suspiró.
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