Capítulo 13.

1269 Words
Me levanto del banco mirando mi lienzo, paso mi brazo por mi rostro exasperada, no me gusta, está no soy yo. No logró salir de la comodidad, todas mis pinceladas, todo no cuenta una historia. Miró la hora en el reloj de pared que hay en mi estudio y me levanto es hora de la medicina, la lluvia golpea con fuerza los ventanales, son las dos y media de la madrugada y la torrencial lluvia no se esfuma, el aire frío a pesar de que está la calefacción cala mis huesos. Max me mira y se sienta, él no se va a dormir hasta que yo lo haga. Tomo la pastilla en mis manos y cuando estoy por introducirla en mi boca me detengo. Bajo lentamente mi mano y la devuelvo al envase, si quiero recuperar mis recuerdos debo dejar muchas cosas. Max ladra y me mira sabiendo lo que hago, le sonrió mientras le acaricio con la yema de mis dedos. Vuelvo a mi estudio mirando la mayoría de mis cuadros espaciados por todo el lugar. Cada rincón huele a pintura y no hay ningún espacio en donde no haya un cuadro desde el más pequeño al más grande. Me acerco al ventanal coloco mis manos sintiendo el frío del exterior en ellas, bajo la vista dando con un cuadro pequeño, fue el primero que pinte cuando salí del hospital. La paleta de colores es oscura y llueve como hoy y tres sombras hay en medio, pero detrás de ellas hay otra observando. No sé porque pinte esto, solo mis manos siguieron pintando con vida propia. Levanto la vista hacia el exterior y cuando mis ojos se colocan en el edificio del frente, mi cuerpo se eriza como si alguien me estuviera observando. Cierro las persianas y enciendo la luz, volviendo a mi lienzo. Aprieto el pincel en mis manos y pasándolo con fuerza trazo líneas intangibles, inexactas. Tomo colores uno tras otro. Mi cabeza es un caos, no he vuelto a ver a los hermanos Valgort desde su confesión, aunque mi mente gritaba que les dijera que si, mi cuerpo quería otra cosa y era huir y conforme a mi cuerpo lo hice. Hui como cobarde y desde entonces no los he visto, me están dando mi espacio, según escuche de una conversación de ellos con mi hermano. Enzo les dice cada paso que doy y hago ¿Desde cuándo son tan cercanos? Dejo los pinceles a un lado junto a un tenedor. Agarro un poco de papel y lo paso por todo el lugar. Sonrió satisfecha, me alejo y mirando mi obra el papel cae de mis manos. Muerdo mis labios saliendo de la habitación cerrando seguro. Realmente debo estar desquiciada. Me doy un baño rápido con agua caliente tallando mi cuerpo para que salga la pintura, me envuelvo en mi bata saliendo, busco unas bragas y mi pijama larga, me echo desodorante y crema por el cuerpo para terminar con un poco de perfume, Max ladra y se acuesta a mi lado en su cama, apagó la luz metiéndome debajo de las mantas. —Perrita ven aquí — Una voz grave hace que mi corazón lata de mi miedo. —No lo quiero volver a repetir, ven aquí ahora mismo Samara— Aunque no lo deseo mi cuerpo se mueve por inercia temblando del miedo. —¿Me amas? — Mi estómago se revuelve con asco. —Sabes que es así .—Trago saliva. Él levanta mi mentón con sus manos y sus ojos café claros brillan, me da una sonrisa lamiendo sus labios. Su cara es borrosa, lo único que es normal son sus labios y ojos, esos ojos llenos de maldad. —No me beses.—susurra mi mente, por favor no. —Esa es mi chica, te tengo un regalo — Se aleja de mí caminando por toda la habitación, no me digno a verle, se coloca detrás de mí y pego un brinco, siento tomo sus ásperas manos pasan por mi cuello y lo toma con fuerza haciendo que voltee mi rostro hacia él. Lame mi mejilla y yo solo le sonrió. —Espero y te guste .—Levanto mi mano y él deja allí su regalo —Lo escogí pensando en ti— Bajo lentamente la vista dando con una pulsera hermosa de flores sonrió un poco, pero cuando la levanto mi sonrisa se esfuma. Sangre, tiene sangre. —¿Acaso no te gusto? — Abro mis ojos con temor. —La escogí para ti — Aprieta mi cuello. —Si me gustó — —Eso no me dice tu cara — Me tira con fuerza al suelo para luego darme una patada. —Yo pensado en ti todo el tiempo y tú no eres capaz de querer nada de lo que te doy — Muerdo mis labios con fuerza conteniendo mis quejidos, porque si alguno sale, me golpeará más fuerte —Eres una perra, una maldita y mal agradecida .—Cada cada palabra viene con un golpe. Mi boca se llena de sangre y mis ojos de lágrimas. ¿Como termine así? ¿Que hice mal? —Te amo tanto, pero tú no ayudas — Esto no es amor, déjame ir. Las palabras quedan en mi boca, no soy capaz de pronunciarlas, porque se que si lo hago, me matará. Lamento mi vista cuando se aleja de mi cuerpo, me levanto como puedo acercándome a la pared, pero mi cuerpo se desploma al ver que se acerca a la chimenea tomando del fuego un palo de hierro con sus iniciales. Su risa resuena y las ganas de llorar me envuelve. —¡Nooo! —Me levanto de golpe de la cama con mi corazón latiendo tan fuerte que me duele. Max empieza a ladrar mirándome. Mi cuerpo está lleno de sudor, limpio mi frente recostando mi cuerpo en la pared, aprieto mis piernas a mi pecho colocando mi rostro entre ellas. —Solo es una pesadilla nada más — Desde que nos mudamos estás se han vuelto más regulares y después de dejar de tomar el medicamento se han vuelto seguidas. —¿Estás bien? —Enzo se asoma —Escuche un grito — —Estoy bien, solo fue que Max sin querer me mordió — Veo a mi perro que como si me entendiera me da una mirada llena de indignación. —Seguro pensó que eras comida en su sueño— Me río y asiento. —Ya casi está el desayuno.—Se aleja, me levanto y me quedo a mitad de quitarme la camisa cuando vuelve a meter su cabeza mirándome —Esto .—Mira hacia ambos lados sin saber cómo decirme algo—Los hermanos Valgort nos invitaron a su casa, iremos luego del almuerzo — —¿Qué? — —Haremos parrilla — Sale rápidamente de mi cuarto y suena el golpe del zapato en la puerta. Me siento en la cama riéndome. —¿Tú me protegerás?— Max ladra. —Cuento contigo— Hoy los veré luego de tantos días y no lo voy a mentir, estoy nerviosa. ¿Se acercaran a mi? ¿Qué les digo? Ellos me gustan, pero mi cuerpo tiembla cuando están ellos, no es de miedo, ya no, porque mi mente los reconoce por quienes son y se ellos jamás me van a lastimar, es solo que las lagunas mentales que hay en mi cabeza no me dejan seguir mi vida. Cada día mi vida está en peligro, mi hermano y madre corren peligro ¿Está bien seguir con mi vida como si nada?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD