Introducción
Dos días después de la entrevista en el trabajo de mi sueños, por fin sonó mi teléfono.
-Hable? - dije con unos nervios que me comían.
-Señorita Stuart?, hablo de la compañía Macown`s, quería informarle que ha sido seleccionada para el puesto de secretaria. La esperamos mañana a las 8 am para que comience con su empleo. muchas gracias-.
Y sin dejarme articular palabra, colgó. Y así comenzó aquello que cambiaría mi vida para siempre.
Capitulo 1
Llegó el día, aquel que esperaba desde que me había graduado, el día que tendría mi primer empleo, el que necesitaba para poder independizarme de una hermosa familia, pero de la cual ya estaba preparada para despegar, necesitaba tener mi espacio.
Me levanté de la cama a las 5am , ya que no había podido dormir en toda la noche, tenia demasiados nervios como para poder pegar ojo. Así que salte de la cama directo a darme un baño y prepararme. Decidí ponerme un vestido n***o, no tan ajustado pero tampoco suelto , me llegaba un poco arriba de las rodillas, era perfecto, me puse tacones y me maquille un poco, quería parecer natural. Deje mi largo y n***o cabello suelto y salí de casa, si había algo que me identificaba era mi puntualidad.
Llegué a aquel edificio que parecía ser el mas alto de la ciudad y entré, tomé el ascensor y para mi sorpresa ya había gente, era un hombre de unos 30 años mas o menos, llevaba un saco y una corbata que iban perfecto con el color de sus ojos, se veía a través de su ropa que tenia unos brazos fuertes y un cuerpo que parecía salido de un gimnasio.
-voy al tercer piso- me dijo y yo estaba tan concentrada mirando su boca que no podía responder.
-¿estas bien? - me dijo haciéndome salir de mi estado de tonta.
-Claro, yo también voy a ese piso- dije tratando de no tartamudear.
-Ale, mucho gusto- dijo extendiendo su mano para estrecharla con la mía.
Llegamos al piso 3 y baje sin responder, y sin siquiera voltear, estaba demasiado nerviosa, y él, él me había dejado totalmente embobada, es que parecía un príncipe de película, tan grande y hermoso. 《Mierda Sofía, debiste haber parecido una maleducada》 . pensé en mi cabeza.
Llegué a la oficina , salude a quien ahora sería mi jefa, la señora Macown, después de presentarme e indicarme mi despacho y mis tareas, comencé a trabajar. Mi trabajo era sencillo, tenía que agendar sus reuniones, hacer llamadas importantes y reservas. El primer día fue tranquilo, sin ningún inconveniente, salvo aquel muchacho que había cruzado en el ascensor y que había estado un largo rato en la oficina de mi jefa. ¿Será empleado? o quizás su amante, quien sabe, la señora Macown era bellísima y aparentaba ser muchísimo mas joven de la edad que creí que tenía.
Mi horario había finalizado, estaba exhausta y quería llegar a casa a descansar. Fue saliendo de ese imponente edificio que lo volví a ver, estaba entrando en su auto, un Mercedes azul que salía todo el dinero que yo tendría que ganar en mi vida para poder comprarlo, ¿Quién era ese hombre? y por qué me había llamado tanto la atención? Basta Sofía, evidentemente es una persona importante y jamás se fijaría en alguien como yo, tan común, tan corriente.
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Ale
Mi madre ya me traía loco, queriendo que tome el mando de la empresa, diciendo que ya era hora, que ella quería dedicarse a viajar y que yo tenia que asumir mis responsabilidades. Así que como todas las mañanas iba a la oficina a mantenerme al tanto de las reuniones, y así poder conformarla , ya que había algo que ella no sabia, y es que debía continuar con el legado que mi padre me había dejado antes de morir.
Me metí en el ascensor, sabía que Laura, la secretaria de toda la vida, se había jubilado y que hoy debía llegar su reemplazo, pero cuando la vi entrar quedé totalmente deslumbrado. Tenía una belleza única y una sencillez que la hacia ver muchísimo mas hermosa de lo que era.
-Voy al tercer piso- dije como tonto, como si ella me hubiera preguntado, no se por que estaba nervioso, ella me miraba y no decía una sola palabra, solo podía ver el verde de sus ojos clavados en mi boca, y para romper el hielo le pregunte si estaba bien.
-estas bien?- pregunté, que te pasa ale? acaso eres idiota? de todas las formas que había de presentarse, esa era la mas estúpida. Cuando le dije mi nombre y le di mi mano, simplemente se fue, salió del ascensor.
Entre en la oficina de mi mamá, quería preguntarle por la nueva secretaria , pero sabía que iba a darme la charla, ya que siempre fui de amantes de una noche y eso nunca le fue agradable a ella, así que simplemente nos pusimos a trabajar.
Había terminado el día y tenía que ir a casa, ducharme y esperar que Diego llegara. Diego es mi mejor amigo, nos conocemos desde pequeños, siempre fuimos muy unidos , pero después de que papá murió nos acercamos aún más, mi mamá lo quiere como a un hijo.
Salí de la oficina, me subí a mi coche y por el espejo volví a verla, estaba ahí parada mirando el auto, con esos ojos que podrían hacer perder en la locura a cualquiera, y ese pelo que olía a primavera aunque estemos en el invierno mas cruel. La observé hasta que se dio la vuelta y cruzó la calle. Mañana, mañana le hablaría.
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Mierda! las siete de la mañana, no escuché el despertador, muy bien Sofi, tu segundo día de trabajo y ya vas tarde. Me tomé una ducha rápida y sin poder tomar mi café salí disparada, el bús no iba a esperar a que desayunara.
Llego a la empresa un minuto antes, uff suspiro de alivio, me sentiría totalmente avergonzada si comienzo a llegar tarde. Hoy no hubo compañía en el ascensor, admito que eso me entristeció un poco, tenía la esperanza de verlo. Llego a mi despacho y suena el teléfono:
-Sofia te necesito en mi oficina, y traeme 2 cafés cortados- dijo mi jefa
- Claro que sí, enseguida estoy- dije y colgó.
Que raro, no vi entrar a nadie y no creo que el segundo café sea para mí, aunque me apetece muchísimo poder desayunar ahora mismo
Preparo los dos cafés y me dirijo a la oficina de mi jefa, y para mi sorpresa ahí estaba él.
-Buenos días señora Mcown, aquí tiene lo que me pidió.
-Gracias Sofi, el es Ale mi hijo- dijo y yo podía sentir mi corazón salir de mi pecho, espero que ellos no lo hayan escuchado.
-Bienvenida, Sofi - dijo Ale sonriendo y mostrando sus hermosos y perfectos dientes, y yo sentía que me iba a desmayar.
-Muchas gracias señor Mcown, si no me necesitan me retiro- dije temblando y en pedazos se rompió mi ilusión de tener algo con ese hombre.
Sabía muy bien que de ninguna manera iba a poder tener una relación con el hijo de mi jefa, asi que decepcionada volví a mi despacho a terminar unos documentos, hasta que escuché que golpearon la puerta.
-Adelante- dije sin levantar mi vista de la agenda
-Espero que esta vez no te vayas corriendo pequeña- dijo Ale mirándome a los ojos, y yo me paré de un salto
-Disculpe señor, no sabía que era el hijo de la dueña de la empresa, no acostumbro a hablar con extraños- dije sin dejar de mirar esa boca que me traía loca.
Se acercó hasta mí hasta quedar casi pegados, podía respirar su aliento , sentir su olor y hasta sentir sus manos agarrando las mías.
-A partir de hoy ya no soy un desconocido- y dejando un beso en mi mejilla salió dejándome con el corazón acelerado y las pantys húmedas.
Dios mío ese hombre iba a matarme. Este día tuve muchísimo trabajo y venía atrasada, así que decidí quedarme en la empresa hasta terminar. Se hizo la noche y ya había terminado, estaba cansada y mi estómago gruñia de hambre , un sandwich durante todo el día y la falta de mi café me estaban pasando factura, recogí mis cosas y cuando estaba por irme una voz en una de las oficinas llamo mi atención. Era Ale, estaba hablando por teléfono con alguien.
-Te dije que no, que no podemos actuar todavía, necesitamos mas pruebas y para eso se necesita tiempo, no vas a decirme a mí como tengo que hacer mi trabajo- decía con una voz que parecía que estaba mas que enojado.
Tratando de no hacer el mas mínimo sonido me dirigí hacia la puerta del ascensor cuando sentí que unas manos grandes me tomaron por la cintura, y del miedo cerré los ojos y me quede dura. Unos segundos bastaron para saber de quien se trataba, era Ale.
Ale
Estuve todo el día en la oficina ayudando a mamá con algunos asuntos pendientes, teníamos que importar todos los recibos de las compras que se habían hecho en el ultimo año, así que eso nos llevo todo el día.
-Anda tranquila mamá, yo termino unas cosas acá y voy- le dije a mi madre, intentando sacármela un rato de encima. Todavía no podía aceptar que ya no era un niño pequeño.
-Muy bien tesoro, muchas gracias por tu ayuda, tu padre estaría orgulloso - y dándome un beso en la frente como si tuviera 6 años se despidió.
Si ella supiera en lo que estaba metido papá, si supiera que eso acabó con su vida de ninguna manera me dejaría poder seguir su legado.
Mi padre, Arturo Mcown , el hombre más bueno y sensible que había conocido, ya hacía 5 años que no estaba con nosotros. Eso fue un golpe durísimo para mi madre y aún más para mí, ya que hacía solo un año que me había enterado a lo que se dedicaba. Cuando murió mi mamá estuvo triste y en estado de depresión por meses, hasta que con mi ayuda y la de mi mejor amigo Diego fue saliendo de a poco. Él la visitaba y le hacía compañía cuando yo, para aliviar mi dolor, me iba a bares y a pasar la noche con mujeres que apenas conocía.
Sabía que tenía que hacerme cargo de aquello que mi padre había dejado incompleto, pero también sabia que mi madre jamás podía saber nada de eso. Así que decidimos que cuando cumpla 35 yo me haría cargo de la empresa y ella se dedicaría a descansar y a viajar.
Ya era demasiado tarde, y estaba solo en la empresa , así que decidí hacer unos llamados. Cuando colgué, escucho unos pasos silenciosos atrás de la puerta , así que salí lo mas discreto posible. Era ella, la tome de la cintura y le dije al oído
-me estabas espiando pequeña o te apetece estar sola conmigo?.
-Se...Señor , no. Sólo que me retrase y me quede terminando mi trabajo, pensé que estaba sola y escuché una voz y me asusté , por eso me vine sin hacer ruido- dijo , y podía sentir como le temblaba la voz.
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Sofía
En un segundo, y como si yo no pesara ni un kilo me giro de la cintura y me apoyó contra la pared del ascensor. Otra vez, estábamos tan cerca, tan juntos, sentía como su erección iba creciendo en mi abdomen, no podía dejar de mirarlo, quería sentirlo, tocarlo.
Paso sus dedos por mi muslo y los subió hasta llegar casi al lado de mis bragas. Creo q ya estaba totalmente húmeda.
-Hay cosas que mejor no saber pequeña, por que no estarías preparada- me dijo respirándome tan cerca que casí podía comerlo. Llegamos al piso de abajo y el salió de la empresa así, sin más dejándome cachonda y con miedo. Uff menudo lio de emociones.
Lo vi irse, de atrás estaba igual de bueno que de frente. Me había dejado una sensación de duda, así que decidí seguirlo. Cogí un taxi y lo vi dejar su auto en un estacionamiento que parecía escondido de la vista de las demás personas, espere que bajara y lo seguí. Entro en un lugar que parecía ser un boliche pero mas refinado, fui directo a entrar en ese mismo sitio, pero la sorpresa mas grande fue una vez que me encontraba dentro, era un prostíbulo.
Bien Sofí, te quedas escuchando conversaciones ajenas, te calienta el hijo de tu jefa, lo sigues y ¡BINGO! , viene a un prostíbulo.
Las luces parpadean al ritmo de la música, habia muchas mesas con gente besándose, tocandose, como si estuvieran solos. Las chicas parecían robots bailando en el escenario y los hombres, como si estuvieran en una cancha, les gritaban cosas obscenas. Donde me había metido, tenía que salir de ahi lo mas rápido posible, estaba segura que iba a terminar metida en un lío.
-Hola muñeca , no te vi antes, seguramente sos nueva.- me dijo un viejo que olía a cigarrillo y whisky barato, agarrándome por las muñecas y acercándome a él como si fuera a devorarme con la mirada. Estaba muriendo de miedo.
-Lamento informarle Sr. Jonson que esta muñeca ya tiene dueño- dijo Ale pegándome a su cuerpo , y yo me hice una bolita y me escondí en su ancha y trabajada espalda.
-Disculpe Señor Mcown, no quise asustarla solo me estaba presentando- y se fue no sin antes lanzarme una mirada que advertía que eso no iba a terminar ahí.
-Estas loca? acaso no sabes lo que hacen estos tipos en estos lugares? Ni quieras imaginarlo- me dijo Ale tomandome de la cintura y envolviéndome por la espalda. Yo no podía decir ni una palabra, necesitaba encontrar una excusa para dar de por qué estaba ahí, sin quedar como una loca obsesiva que persigue al jefe .
-Buenas, así que esta es tu conquista de la noche? cada día te superas mas amigo- dirigiéndose a Ale. Era un chico super guapo.
-No jodas Diego, es la secretaria de mi mamá, lo que no se es que esta haciendo acá, quieres contarnos Sofi?- dijo mirándome con cara de pocos amigos.
-Es que , es que quede sola en la empresa cuando saliste y no sabía como cerrar, quise alcanzarte y ya te habías ido- bien Sofí que excusa mas idiota, ni un bebé se la creería
-Claro y por eso me seguiste, creo que te quedaste con ganas de que termine lo que empezamos en el ascensor, por que si es así ahora mismo puedo llevarte a un rincón y mostrarte como puedo hacerte disfrutar como nunca nadie lo había hecho, pequeña- y metiendo su mano por abajo de mi blusa llego hasta mis pechos ya duros de la excitación, y apretándolos suavemente deje escapar un gemido.
No se de donde saqué el coraje para soltarme de sus fuertes brazos y salí disparando de aquel lugar. Tengo que contarle esto a Ariadna, urgente.
Llegué a casa, menos mal que mis padres ya dormían si no tendría que verme en la obligación de inventarme una excusa, aunque ya soy bastante mayor para dar explicaciones , ellos son muy protectores conmigo.
-Vamos Ari atiende, atiende- digo en voz alta esperando que mi mejor amiga responda el teléfono a las 3 de la mañana.
-Sofí? que paso? por que me llamas a estas horas?-
Y amaneció cuando terminé de contarle todo lo que había pasado desde que entre a trabajar en la empresa. Faltaban 2 horas para entrar al trabajo y yo no había pegado un ojo en toda la noche.
¿Qué hacia Ale en un lugar como ese? Acaso de eso hablaba por teléfono en la empresa? trabajaba ahi? era comerciante de chicas inocentes y las obligaba a prostituirse?. Mil cosas me pasaban por la cabeza y sabía que tenía que averiguarlas, pero primero tendría que enfrentarme al hijo de mi jefa, y tratar de olvidar lo que había pasado entre los dos anoche.
Me levante, me di una ducha, me puse una pollera roja y una blusa blanca con una chaqueta que hacia juego con mi falda, me maquille un poco las ojeras, me hice una coleta alta y salí rumbo a mi trabajo.
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Diego
Con Ale somos amigos desde muy pequeños, lo quiero como si fuera mi hermano, pero no lo es. Y estoy seguro que cuando se entere del secreto que tengo no me lo va a perdonar jamás en su vida.
Cuando su padre murió me acerqué mucho más a el y a su madre, pero el solo sabía irse de copas y acostarse con una chica cada noche, entendible, eran muy cercanos y su muerte dejo a Ale totalmente devastado, mientras que que Lydia, su madre, estaba hundida en una depresión que no podía manejar, así que fui yo quien estuvo a su lado cada día y no sabía como ni en que momento pero una de las tantas noches terminamos envueltos en las sábanas, mientras fundíamos nuestros cuerpos poco a poco.
Con el pasar del tiempo comencé a sentir cosas mas profundas por Lydia y ella solo parecía saciar su angustia conmigo. Cada noche que pasábamos juntos, cada beso, cada caricia, cada orgasmo que alcanzábamos y que para ella era insignificante , para mí eran la puerta al lado mas peligroso que podía haber alcanzado. Estaba enamorado de la madre de mi mejor amigo. Sabia que no tenia un motivo que pudiera hacer que Ale me perdonara, así que decidimos mantenerlo en secreto.
Ya pasaron 4 años desde que somos amantes, era cada vez mas difícil encontrar una excusa para estar a solas con Lydia, sin que Ale sospechara, y ahora tengo dos secretos, el que le oculto a mi mejor amigo , y aquel que no le digo a su madre sobre el legado que su difunto marido le había dejado a su único hijo.