Capítulo 3
Bajo del avión en Italia, el sol me da en el rostro y me molesta, no tiene nada que ver el clima de este lugar con el de Inglaterra, saco ms gafas y me las pongo. Por suerte mi piel trigueña no se va a lastimar demasiado.
– ¿es usted la señorita Ailin Din? – pregunta un señor del cual no me había percatado, asiento inquieta, él hace una reverencia – yo soy Marconi Tizzio, el mayordomo del señor Santori – me calmo – él me envió a buscarla porque está en una reunión muy importante – no sé por qué me siento decepcionada, desde el inicio esto era algo que me esperaba, él no tiene que dejar su vida por atenderme, el hombre pone una mano en mi espalda y me guie fuera del aeropuerto, un auto muy moderno nos está esperando, abre la puerta para mí y se sienta a mi lado.
Una media hora después se comienza a ver en la distancia una casa enorme, me imagino que esa es a la dirección en la que nos dirigimos porque no hay nada más.
– Esa es la casa de los Santori – me confirma – detrás de ella están los viñedos más valiosos y la productora de espumoso que creo el abuelo del señor – se ve que está orgulloso de lo que explica – son la familia más importante en este negocio, al menos en toda la zona y me atrevería a decir que en Italia – así que me voy a casar con un loco muy importante, yo solo asiento porque no sé qué más hacer, no comprendo demasiado de lo que habla. El auto se detiene frente a la casa y nos está esperando una señora en la puerta, cuando intente tomar mi equipaje me lo impidieron
– Ya ellos se encargaran de tu equipaje – señala con la cabeza a los hombres que venían en el auto – usted sígame – pasamos por la entrada, me lleva casi corriendo – le mostraré su habitación – subimos las escaleras, abre una de las primeras puertas que nos encontramos, la habitación es preciosa, está adornada en tonos blancos y pastel, quien sea que lo haya hecho tiene muy buen gusto – espero que sea de su agrado – me dice la mujer – intentamos hacer nuestro mejor esfuerzo con la poca información que nos dio el señor Santori, y de igual forma será provisional hasta que se case, así que espero sea comprensiva – me decido a hablar por primera vez
– Es preciosa, no podría ser mejor – estoy siendo sincera, supera por mucho a la habitación que tenía cuando estaba en Inglaterra, me acerco a la mujer – mi nombre es Ailin Din – le tiendo la mano, ella no la toma. En cambio, hace una reverencia
– Perdone mis modales – responde, yo me siento avergonzada porque en ningún momento me presente pensando en sus modales – mi nombre e Pietra Sani – se presenta – soy el ama de llaves – asiento y bajo mi mano que ya a estas alturas sé que no va a estrechar - ¿hay algo en lo que necesite que la ayude?
– ¿Puede decirme cuantas personas viven aquí? – ella asiente
– Cuatro además de usted y el señor, pero hoy no hay nadie en casa, están todos de viaje así que no los conocerá hasta la próxima semana – si no hubiera sido yo quien le dio una respuesta, hubiera pensado que lo hizo a propósito – mañana comienzan los preparativos de la boda, y el señor no va a estar disponible hasta la cena, así que si necesita algo me lo hace saber, se me pidió que le dijera que es libre de explorar la casa si lo desea – entran los dos hombres con mi equipaje, se van de inmediato – ahora la dejo para que se instale y se ponga cómoda – asiento y veo a la mujer marcharse.
Saco la poca ropa que traje y la pongo en los armarios, ella puede pensar lo que quiera; sin embargo, yo no tengo intenciones de dormir con Lucio, así que esta va a ser mi habitación mientras viva aquí. Me cambio, vine demasiado vestida para el calor que hay aquí, me pongo unos shorts cortos y una camiseta, luego y a pesar de que no tengo muchas energías, sigo el consejo y me embarco en una aventura de exploración, mi teléfono suena cuando estoy apenas bajando las escaleras, es mi hermano.
– Buenos días – le digo, él se ríe al escuchar mi voz
– Más bien buenas tardes – miro mi reloj, aun está con la hora de Inglaterra, y a pesar de que es solo una hora de diferencia tengo que arreglarlo
– Tienes razón – sonrío, parezco una tonta sonriendo a mi teléfono – buenas tardes – hago una pausa - ¿ya regresaron del doctor o están todavía allí? – es lo que más me importa, para no decir lo único que me importa en este momento
– Acabamos de regresar, por eso mama me pidió que te llamara, quiere hablar contigo – siento un silencio y de inmediato la voz de mi madre
– ¿ya estás en Italia? – me dan deseos de llorar, esto de estarlos engañando me molesta
– Si – le respondo – llegue hace un rato y me estoy acomodando
– ¿y ya sabes que tienes que hacer en tu trabajo? – ella no está conforme, me conoce y sabe que algo no está bien
– Sí, no es nada complicado, mañana te envío fotos de los viñedos y de las instalaciones para que veas que lugar más hermoso – algo que es cierto
– Me alegro de que sea agradable – se queda callada, siento sus pasos lo que quiere decir que se está alejando del resto de la familia, eso solo lo hace cuando me quiere decir algo que no me va a gustar – vimos al doctor – me deja en ascuas
– ¿Qué dijo? – no pienso permitirle seguir con el suspenso
– El conteo de células malignas en la sangre de Aron se multiplicó – me siento en el escalón más cercano para no caer al suelo devastada
– ¿nos dio algunas opciones? – ella carraspea
– Hay una nueva terapia para la que necesitamos las células madres que donaste antes – eso no es un problema
– ¿y entonces? – la insto a seguir
– El costo – comienza a decir
– Eso no me interesa – si estoy pasando por todo esto, que ni siquiera sé qué consecuencias puede tener, por algo debe de ser – el costo no es un problema, comiencen lo antes posible, me mandas un informe con el costo y yo te deposito el dinero – cuelgo el teléfono, necesito tiempo para procesar lo que acaba de decirme, me pongo en pie y camino fuera de la casa.
Este es un lugar en el que es fácil encontrar la calma que busco, mucho espacio y pocas personas, a lo lejos veo los viñedos, me gustaría ir allí, pero no sé si pueda hacerlo. Sin embargo, me dijeron que podía explorar, así que me arriesgo, si alguien me atrapa y me dicen que no se puede, simplemente diré que estoy perdida. Camino por el lugar con tranquilidad, pensamientos acerca de lo que me acaba de decir mi madre invaden mi cabeza. Hemos intentado con tantas cosas que si esta no funciona, y siendo realistas, no creo que podamos intentar con muchas más, sin contar que su cuerpo ya no podría aguantarlo.
– Bon giorno – me saluda alguien, con lo poco que se dé italiano puedo discernir que me está saludando, me volteo y el aire de mis pulmones se desaparece por completo – signorina – me dice al ver que no respondo
– Lo siento – hablo en inglés para que se percate de que no comprendo su idioma, aun así se lo digo por si queda dudas – yo no hablo italiano – sonríe así que pienso que me haya entendido
– Yo soy Bruno – habla en inglés – mucho gusto – extiende la mano en mi dirección. La estrecho con mi temblorosa mano, no sé qué tienen los hombres de este país que tienen que ser tan sexis
– Mi nombre es Ailin – él asiente, pero sin darle demasiada importancia
– ¿y puedo saber qué hace una señorita como usted por estos lares? – mientras el habla yo me lo como con la vista, detallo su ropa con cuidado para no olvidarme de ningún detalle, lo mismo con su rostro
– Eso puedo responderlo yo – me paraliza la voz de Lucio, lo miro, tan sexi como siempre y ahora si pareciera que estoy en el paraíso entre dos hombres de revista – ella es mi prometida – se acerca y me sujeta por la cintura – y espero encarecidamente que esta vez no intentes robarla, ya sabes que no me agrada que se queden con mis cosas – el otro hombre se ríe
– ¿aun esté dolido por algo que sucedió hace más de diez años? – lucio asiente
– Eso a lo que no le das importancia marco la vida de los tres para siempre – le dice a modo de recordatorio - ¿Qué haces tú aquí? – quiere saber – le estás preguntando a mi prometida cuando eres tú quien debería de estar en cualquier lugar menos en mis viñedos
– Solo vine a ver a Marco – le responde – va a ayudarme con la cosecha – Lucio niega, es obvio que ellos no se llevan para nada bien, y no me parece que sea buena idea quedarme en medio de sus problemas – si marco va a ayudarte ve a verlo en otro lugar, se lo voy a aclarar en cuanto te vayas, no quiero que vuelvas a poner un pie en mi tierra – bruno sonríe, hace una reverencia hacia nosotros y da la espalda
– Es morto bella la tuya ragatza – no sé lo que dijo, pero Lucio apretó su puño, se gira en mi dirección y me mira fijo
– ¿Qué tiene el que todas las mujeres se derriten en cuanto lo ven – no sé de qué habla, yo me derrito también cuando lo veo a él, creo que voy a presentar un serio problema de adicción a los italianos – sonrío, a él no le agrada, puedo decirlo por la contracción en su rostro.