Capítulo 30
Ahora Amanda es mi esposa, y eso no hay quien pueda cambiarlo, despierto en la mañana con un hilo de sol entrando por las cortinas, ella ya no está a mi lado, siempre se despierta antes que yo, y si no me equivoco debe de estar saqueando la nevera. Camino descalzo a la cocina y allí la encuentro
– Buenos días – la saludo. Se percata de mi presencia y me sonríe
– ¿Cómo sabías que estaba aquí? – me pregunta
– Es que eso es bastante fácil de adivinar, últimamente pasas más tiempo en la cocina que en cualquier otra parte de la casa – me hace una mueca
– No exageres, y si vengo mucho a la cocina es porque este bebe no para de tener hambre – acaricia su abdomen en el que aún no hay ni rastro de embarazo
– Lo imagino – me rio
– Voy a despertar a Nataly, y prepárate porque vamo
