Dennis. Si hay algo que jamás en mi vida había hecho era ir de compras al supermercado; ese tipo de tareas las delegábamos. Y ahora, aquí estoy, empujando un carrito, junto a una hermosa rubia que examina los alimentos con la curiosidad de una niña. Últimamente, la he notado excesivamente animada. Sé que una de las razones principales es la tregua con Dean; por fin ha decidido deponer las armas de su orgullo por ella. Pero el resto de esa euforia... no logro descifrarlo. Me atrae su felicidad, me magnetiza su energía desbordante. —Nena —la llamo. Emely voltea para mirarme con esa curiosidad inocente que adoro—. Te veo radiante. ¿Qué sucede? —Observo sus hermosos ojos azules, que brillan con una intensidad que no es normal—. Me gustaría saber la razón de ese maravilloso resplandor que ll

