Dean.
—¿Ya están en la empresa? —Hablé con Dennis por teléfono, mientras me estiraba en mi silla ejecutiva.
—Sí, fuimos a recoger el almuerzo cerca de la oficina. Más vale que esperes allí, si no nuestra rubia se molestará con nosotros por tardar —respondió mi hermano.
—Claro, sabes que da miedo cuando se pone así —bromeé, aunque había una verdad incómoda en mis palabras.
—¡Los estoy escuchando a los dos! —La voz cantarina de Emely irrumpió en la llamada, haciendo que Dennis riera nerviosamente.
—No haremos nada, cariño —se apresuró a decir Dennis, intentando sonar conciliador.
—Jum —fue la única respuesta de Emely, que denotaba su actitud juguetona y dominante.
—Bueno, hermano, llamaré a Darren para que vaya a tu oficina y almorcemos juntos. Y no quiero que mi linda rubia me deje e
