Prefacio *

2265 Words
Prefacio Gales Hay momentos como este que pienso en mi padre, cualquier hombre se habría casado después de que su esposa muriera dando luz a su hija o habría odiado al ser que le arrebato al amor de su vida ¿Qué haría con un bebe? En ese entonces mi padre no tenía nada, su familia le había dado la espalda por elegir a mi madre por sobre el matrimonio arreglado que le llenaría los bolsillos a su familia. Mi padre me crio solo y me saco adelante mientras terminaba su carrera. Crecí muy feliz como lo que me dio, me mando a las mejores escuelas que hasta hoy me pregunto como lo hizo. Aunque tuve mi etapa de extrañar, no tener una madre cuando veía a mis compañeros el día de las madres. Aunque esa sensación desaparecía cuando él decía “No se puede suplantar a tu madre con otra mujer, ella nada más llenara el vacío de forma temporal, no me creo capaz de amar a otra mujer”. Escuchar a mi padre hablar de ella era más que suficiente, la sensación se iba mientras pensaba que mi madre era la mejor, aunque no la conocí. Joe Echeverría trabajo duro para conseguir abrir su propio bufete, salió adelante sin necesitar de una familia hipócrita que después trato de contactarlo. Me siento orgullosa de seguir sus pasos, aunque no del todo, mi camino cambio cuando conocí a Luis. Hay amores que no inician con un suspiro y un “En cuanto lo vi supe que era el indicado” la realidad es que no, no me siento capaz de siquiera decirlo. No fue amor a primera vista, cuando lo vi no había nada que me interesara, me parecía simple y hasta aburrido, pero se encargó de cambiar eso. Fue todo un proceso, cortejo hasta que di el sí. Nuestro noviazgo fue maravilloso, algunas peleas, dramas, pero nada que nos afectara. Luis es un hombre detallista que me impulso a que fuera por lo que quería. Mi padre lo tolera, entiendo que sea tan desconfiado, soy su única hija, sin embargo, no dice nada, aunque tiene mucho para hacerlo. No hizo eso de prohibirme verlo, es un hombre inteligente que sabe que iría tras él con más intención, lo que ahora me causa gracia. Me casé con un hombre excepcional, mi boda fue de ensueño, a lo grande y con un hermoso vestido blanco, elegante. Con el jardín de mi casa arreglado como un cuento de hadas, flores por todo el lugar y mesas con manteles bordados, a los extremos con el centro lleno de pétalos rojos. Mientras él me esperaba vestido con su traje n***o y con una sonrisa que estaba segura, tenía, también, el día más feliz de mi vida. Termine mi carrera por influencia de mi padre y me alegra, aunque me dedico más a la casa por razones obvias, estoy casada y mi deber es estar en casa esperándolo después del trabajo con comida hecha y una sonrisa. Será el próximo gerente de una de las más grandes empresas petroleras, estoy realmente orgullosa. Vuelvo a la realidad cuando observo a Candela, su piel oscura y sus ojos azules traen loco a cualquiera si agregamos la forma atrevida que tiene para vestir. Antes así me vestía, mentira enseñaba más piel, pero ya estoy casada, mi estatus es diferente por lo que debo vestirme a como se debe. Tiene una sonrisa mientras despotrica de su nuevo ex y sus excusas absurdas que dio para terminar su relación. Para complacer a esta mujer es un reto, me sorprende que él no la dejara antes, fue un largo año, es el que ha durado más. Alin la observa de la misma manera. A nosotras no nos manda porque sabe que la mandaremos muy lejos. —¿No has pensado que no pones de tu parte? —termina diciendo Alin, asiento confirmando eso. —El pobre necesitará terapia —bromeo. Alin es rubia y lacia, ojos color n***o de piel casi blanca de cuerpo delgado, además es alta, podría haber sido modelo. Le gusta vestir elegante y recatada. Lleva con su novio Roberto dos felices años, es un hombre encantador, de rizos color n***o y ojos miel, tan claros que contrastan con la piel oscura, capuchino cargado, así le dice Candela desde que nos lo presentó. Ella hace una mueca y mira tras la ventana soltando un suspiro, sé que lo quiere y espero que ella pueda cambiar un poco su actitud para así no tener que pasar por ello. Sé que uno no debe cambiar, si te ama, te amara con todo lo que conlleva, pero a veces es necesario. Hay cosas que son necesarias cambiar, por ejemplo ella siempre quiere recibir y no dar, las cosas se deben hacer como ella quiere, eso no es una relación. Pero eso me hace pensar en la mía, siempre hago lo que me pide Luis sin rechistar, aunque hasta ahora no he tenido problemas con lo que me pide y si algo no me gusta simplemente lo digo. —¿Saben algo de Sabrina? —cuestiono mirando el reloj. —Ya es tarde —susurro —Dijo que vería al imbécil que la embarazo —Alin da un golpe en la mesa molesta. —Ese niño es un encanto y se lo está perdiendo —suspira, lo sabemos, pero me alegra que diera ese paso, aunque no me lo dijo. —Por fin —suelto un suspiro fingiendo estar alegre por ella, pero sigo repitiéndome ¿Por qué no me lo dijo? Sabrina se enamoró de un hombre del que no debía hacerlo. Un casado que jugo con ella y la boto como se esperaba. Ahora ella tiene un niño hermoso que consiento, por supuesto, nos conocemos desde la secundaria y claro, se lo he dicho muchas veces a mi enamoradiza amiga, sé que el corazón no te pregunta, solo pasa. Así que me encargo de ser su pañuelo de lágrimas, estar ahí es lo mejor que puedo hacer. —Creo que debo irme —suelto de repente y me levanto. —Quiero darle a Luis una sorpresa, hoy es nuestro aniversario —les cuento de a rápido. Ellas me lanzan sugerencias que claro ignoro, subo a mi auto y conduzco hasta nuestra casa, en cuanto llego al estacionamiento me encuentro el auto de Sabrina, suelto un suspiro, las cosas debieron salir mal y la hirió. Quizá no se acordó de nuestra reunión que es donde estaría o solo quería que lo habláramos nosotras. Camino hasta el elevador saludando al señor de mantenimiento que me sonríe. Presiono el botón del cuarto piso. Cuando se detiene camino hasta mi apartamento al final del pasillo. En cuanto llego frente la puerta me la encuentro abierta, así que la empujo, debieron olvidarla, sin embargo, algo está mal desde que doy el primer paso, es como si me preparara para lo peor, doy unos pasos más hasta que me guio por los gritos. —¡Es tu hijo! —le grita desesperada Sabrina, contengo la respiración —¿Crees que tener un hijo mío cambiaria las cosas? —le contesta Luis con desdén, exhalo de manera lenta —Creí —murmura, una carcajada la interrumpe —¿Qué la iba a dejar por ti? —se burla Me quedo estática cuando escucho lo que me rompe en pedazos. Este no puede ser el hombre que amo, no puede, esto no es verdad, es un maldito error, mis lágrimas comienzan a caer. Mi mejor amiga y el hombre que amo, ¿Cómo es que no lo vi? Es ahora cuando veo el parecido de Niall con Luis. ¿Dónde estaban las supuestas señales? ¿Cómo se puede preparar para este momento? La traición en su más dolorosa presentación, de todas las mujeres que hay en el mundo, mi mejor amiga, no sé si reír o dejarme caer en el suelo para llorar. —Bueno, es tu turno de cuidarlo —dice reponiéndose Sabrina y es cuando la furia pasa por mis venas Camino a paso decidido limpiando mis lágrimas, me encuentro en el camino a Sabrina que estaba saliendo, no me mido cuando dejo caer la bofetada sobre su mejilla haciendo que caiga, he usado toda mi fuerza. Luego miro a Luis que está sorprendido, luego el horror pasa por su mirada. Niall está en un rincón escondido. Esto no fue peor verlos pelear. Sabrina no se mueve, se queda ahí en el suelo esperando que le grite. —Mi amor —comienza a acercarse Luis —Escuche todo —rujo, se detienen en su camino buscando que decir, no pienso retroceder —Váyanse todos —grito dentro de mi histeria Sabrina por fin se levanta del suelo y sale. A Luis le toma unos minutos agarrar al pequeño y sale, cuando pasa a mi lado intenta decir algo, pero niego. ¿Cómo esto puede solucionarse con unas simples palabras? Escucho la puerta ser cerrada y no me mido cuando marco a Candela que me contesta al primer tono. Al parecer siguen en el café. —Cancela el evento —eso hace que me dé su atención y murmura algo con Alin —¿Recorremos? —tantea Alin —No le abriré las puertas a su carrera, a la amante de mi esposo —suelto antes de colgar, hago una línea con los labios y dejo salir las lágrimas Dejo que el dolor me consuma mientras me dejo caer en el suelo, lloro y grito hasta que siento que me ahogo, mis manos van a mi cabeza buscando alguna clase de consuelo. El teléfono no para de sonar, pero lo ignoro. En estos momentos no soy capaz. Escucho la puerta ser abierta, y como puedo me levanto alerta, no lo quiero ver. Me encuentro a Candela que se deja caer en el suelo conmigo y coloca una botella de whisky en el centro. —Le cortaré las bolas si así lo quieres —hago un puchero para no soltarme a llorar de nuevo —Con ella si pudo tener un hijo —comienzo, sé que estoy abriendo una herida, pero no había sanado del todo, de hecho no lo hizo —Un día conocerás a un hombre que te dé todo lo que mereces, que te hará sentir como la ama del mundo y en ese momento serás tú quien diga cuando y como —determina convencida —Eres la número uno —murmuro lo que la hace sonreír —Siempre lo fui —afirma convencida Doy el primer trago a la botella hasta que vuelvo a ser yo, sin preocupaciones, libre. Somos conscientes de lo que pasa a pesar del grado de alcohol en nuestras venas, rompo varios objetos de él y me dejo caer en la cama. Este departamento lo compramos juntos, cuando me permitía trabajar y la mayoría fue el quién pago, yo era el amor de su vida y me daría todo, suelto una carcajada amarga. Hasta el paquete incluido de drama familiar, sigo llorando mientras abrazo a la almohada y me hago un olivo. Doy un salto cuando siento unos brazos envolverme y levantarme, estoy tan perdida que le permito cuidarme. Sé que es Luis, reconocería ese perfume a metros. Sigo en mi nube mientras me baña, no logro registrar lo que sale de mi boca, coloca el pijama y me recuesta en la cama que es cuando me pierdo por completo. Despierto con un horrible dolor de cabeza, las cortinas están cerradas y me doy cuenta de que en la mesa de noche hay una pastilla y un vaso con agua. Me tomo la pastilla y el agua, para levantarme con cuidado, la cabeza me duele a muerte. Bajo los escalones hasta la sala que es un desastre, es cuando me encuentro a Luis y es como vienen todos los recuerdos, retrocedo. Él hace un gesto dolido cuando lo hago. —Mi amor, permíteme defenderme —dice avergonzado —¿Qué me vas a decir? ¿Qué confundiste? —le grito, girando para irme —Sé que estuvo mal, pero fue cuando no podíamos tener nuestro bebe —eso hace que me detenga, va a usar eso contra mí. Y la estaba pasando igual de mal —Me sentía impotente al no darte lo que querías y falle —su voz se quiebra al último, siento sus manos en mis hombros y da la vuelta impidiendo que me mueva cuando él se coloca frente mío —Esa es una patética excusa —murmuro, ¿Qué estás haciendo? Mándalo al diablo —Te juro que solo fue una vez y me aleje de ella, no tienes idea de lo arrepentido que estoy de fallarte —se deja caer de rodillas, niego dejando caer lágrimas. —Por favor, Gales no me abandones, dame una oportunidad y te juro que no volveré a fallarte —sus lágrimas me rompen, pero —Podemos irnos de aquí y empezar de cero —dice con una pequeña sonrisa llena de esperanza. Empezar de nuevo, suena bien, pero es cuando escucho unos pequeños pasos, observo a Niall asomarse desde la sala. Mi cuerpo se tensa. —Ella lo abandono, no puedo dejarlo como ella lo hizo —ese gesto hace que mi pecho se llene de una calidez que me hace darle una pequeña sonrisa. Agarra mis mejillas y me da un beso en la frente —No te volveré a fallar, te haré la mujer más feliz en este mundo, eres el amor de mi vida —determina y le creo
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