—¿Cómo fue la tarde de chicas? —
—Bastante buena, gracias por darnos espacio—
Sonríe de medio lado y extiende su mano para acariciar mi mejilla con mimo
—No tienes que agradecer, sé que lo necesitas, yo tuve una tarde un tanto entretenida con Thomas—
Adam y yo estamos en nuestra habitación, desde que me encontró, solo va al bar a dar un vistazo y vuelve antes de la media noche para cuidarme
—Desde la plática incomoda no lo he visto—
—Hablé con él sobre lo que te dijo, le comenté que no le competía decirte eso—
—No tenías por qué hacerlo—
—Si tenía, es mi pasado, yo debía ser quien te lo dijera, además, eso te perturbo y afectó muchísimo, en verdad me asusté al no poderte despertar, pequeña—
—Sí él no me lo hubiera dicho, ¿realmente tú lo hubieras hecho? —
Escucho como suelta una pesada respiración, me incorporo un poco quedando sentada sobre la cama, lo miro con atención y me da una sonrisa triste
—Sabes que yo te prometí decir absolutamente todo, que ya no habría más secretos, eso implica contarte toda mi historia—
—No le des más vueltas, solo ve al grano, Lui—
—Si, Lizzy, te lo hubiera dicho, aunque me costara mucho trabajo—
—¿Por qué te costaría trabajo? —
—No debo darte impresiones fuertes, hasta no saber tu estado, solo quiero cuidarte ¿me explico? —
Al escucharlo me tranquilizo y trato de desaparecer cualquier duda de mi cabeza, solo está cuidándome a su peculiar manera, me abalanzo sobre él abrazándolo, perdemos el equilibrio y termino sobre él, es bueno estar sobre la cama, de otra manera hubiésemos terminado en el suelo
—Te amo, Lui—
—Yo a ti nena, te veo muy animada, ¿tienes planes para esta noche? —
Pregunta y nos hace rodar para quedar encima de mí, le sonrío, me encanta su lado ardiente, aunque debo confesar que estoy curiosa por saber más de él
—No tengo planes en específico, pero antes de que me hagas tocar las estrellas, ¿podemos hablar? —
—Adelante, pequeña curiosa, ¿Qué quieres saber ma douce Lizzy? —
Suelta con su acento francés las palabras mi dulce Lizzy, no puedo evitar morderme el labio, es increíblemente sexy, pero quiero y necesito saber más de él, apenas me acabo de enterar de su fecha de cumpleaños
—Antes de esta época moderna ¿Qué hacías? —
Noto que arquea una ceja, soy pésima formulando preguntas, así que lo intento de nuevo
—¿Qué otros trabajos tuviste? —
—¡Ah! Eso, pues como ya sabes, fui coronel para el ejército de la unión en la guerra civil y si nene, Lincoln me dio una medalla por ello, después de eso, fui a Tennessee y trabajaba como jardinero, fue bastante complicado, la gente se extrañaba porque trabajaba de noche, pero lo manejaba diciendo que el sol hacía que las plantas resintieran más los cortes al podarlas y que podían secarse, no duré mucho en ello, así que luego trabajé en un bar como cantinero —
—Por eso sabes esos malabares con botellas—
—No, ahí solo preparaba algunos cocteles y servía tragos, lo de los malabares fue cuando conocí a Hank, trabajábamos en un circo, los espectáculos eran en la tarde o noche y nos encargábamos de cuidar en las noches que nadie intentara robarse a algún animal, siempre ha habido tráfico de criaturas exóticas, así que todos estuvieron de acuerdo que Hank y yo nos encargáramos de la vigilancia, luego una chica malabarista me enseño algunos trucos—
Por un momento siento una pizca de celos al imaginar a una chica en un diminuto traje de lentejuelas cerca de Adam, él comienza a reír, seguro entro en mi cabeza
—No seas grosero, odio que te metas en mi cabeza—
—Tranquila, solo me es gracioso, no tienes de que preocuparte, la verdad me costaba la idea de establecer una relación, como ya te lo dije una vez, de besos no pasaron, pero no era de mi interés, en cambio Hank, él era un caso perdido, me alegra que al fin haya decidido establecerse con Krista, no te imaginas la cantidad de amoríos que ha tenido por siglos —
—Bueno, creo que Krista al fin lo amarró, pero ya dejando mi escenita de celos ¿Qué más has hecho? —
—Estás en extremo curiosa, pero te contaré, también trabajé de botones en un hotel en Pennsylvania, en un restaurante como lavaplatos en Florida y de oficial de policía en Texas, también estuve en un cine, era encargado de dulcería y ya después de vagar por gran parte del país, decidí que era mejor estar en Nueva Orleans con Hank, así que lo convencí, tenía el dinero que habíamos estado ganado, Hank siempre fue buen administrador, como no necesitábamos de mucho para vivir, invertía en acciones de distintas empresas, incluso llegamos a tener unas pocas acciones del imperio Rockefeller y al llegar aquí lo llevé al escondrijo que tenía con todo lo que saquee de los Duvois, no estaba orgulloso de verme como un ladrón, era dinero con sangre, pero necesitábamos lo suficiente para tener lo que tenemos hoy en día y dejar nuestros ahorros creciendo—
Me quedo fascinada por su historia, es interesante todos los cambios que ha vivido y todo lo que ha viajado, vivir por siglos y tener diferentes ocupaciones, prácticamente una por vida, aunque aún más me sorprende que nunca nadie se diera cuenta de que han vivido siglos
—Me dejas sin palabras—
—Me gustaría más dejarte esta noche sin aliento—
Suelta dando un guiño y recostándose a mi lado
—¡Adam!, no seas un pervertido —
—Así te gusto, Lizzy, creo que te falta aún mucho por conocer de mi—
—Lo que ya conozco me encanta—
Se pone serio, mira el techo y luego clava sus ojos en mí, estira su mano para acariciar mi mejilla
—En verdad ¿No me ves como un monstruo? —
—Claro que no —
—Te juro que solo fue esa vez —
—Fue hace mucho tiempo, yo no estuve ahí así que no fue en mi perjuicio, Adam, así que deja de cargar el mundo en tus hombros, te amo y tú a mí y es lo que importa ahora, eso y el poder salir vivos mañana —
—Estoy preocupado—
—¿Por? —
—Héctor no quiere abrir la boca y me bloquea para no entrar a su cabeza, es el único que sabe por dónde entrar a la ciudad subterránea, bueno, el único que nos puede decir en este momento, pero no puedo hacerlo confesar—
—Algo así me contó Krista, aunque dice que seguro jugará a la policía mala con él—
—Te diré algo, pero no te asustes por favor—
—Suéltalo—
—Ya lo torturé hace dos días, lo quemé con un atizador hirviendo y ni así quiso hablar, Thomas iba a traer a unos vampiros de la orden para sacarle respuestas, pero no los conozco, no quiero vampiros cerca de ti, no sabemos si los demás puedan intentar algo, aunque el mundo de los vampiros me es conocido, esto de la orden y la cruz negra sigue siendo nuevo para mí, quizás el ejército me hizo ser desconfiado hasta de mi sombra—
—¿Y si yo voy y lo convenzo para que hable? —
—¿Cómo lo harías? —
—Dándole mi sangre para volverlo humano, siendo así podrías entrar a su cabeza más fácil o quizás nos lo diría por las buenas al saber que ya podrá estar con su familia, después de todo es lo que más quiere, hay que poner eso a nuestro favor —
—No me convence la idea de darle a probar tu sangre, sé que en cantidades pequeñas puedes darnos cierta normalidad y según la cantidad de sangre nos devuelves la mortalidad, pero no quiero exponerte a que pruebe de ti —
—Yo pensaba más en sacar un tubo de sangre —
—No lo veo conveniente, Lizzy, espero que quizás esta semana al fin nos diga todo—
—Eso espero, una duda ¿tú ya conoces a los vampiros que ha llamado Thomas? —
—Conocí a un grupo de cinco, si no mal recuerdo, sus nombres eran Peter, Ryan, Douglas, Nicholas y Erick, en verdad este último era en exageración serio, muy incómodo el estar cerca de él, rara vez me he sentido intimidado por alguien—
Suelto una pesada respiración, me acerco a él acurrucándome sobre su pecho
—¿crees que esto termine al fin? —
—Es lo que más deseo, Lizzy, quiero tener una vida normal contigo y nuestros posibles hijos—
—Quiero poder salir contigo, ir a cenar, a la feria, quizás a bailar—
—Ese plan me gusta, te prometo que me esforzaré bastante para darte todo eso lo más pronto posible—
—Ahora ¿Qué te parece si dejamos de lado eso por un rato y me haces el amor? —
Suelto alzando la mirada, noto como sonríe y una de sus manos comienza a ir debajo de mi blusa para acariciar mi piel
—Jamás te diría que no, me tienes ansioso—
Me incorporo poniéndome sobre él y comienzo a besarlo, me corresponde mientras sus manos acarician mi cintura y van subiendo mi blusa, rompemos el beso y me la saca por la cabeza, mis pechos quedan expuestos para él y solo visto mis pantis
—Eres muy hermosa, Elizabeth —
De nueva cuenta nos hace girar en la cama y una vez arriba de mi se pone de pie sacándose los interiores, se acerca a mí y acaricia mis piernas dándome una muy placentera tortura, es como sentir una corriente eléctrica recorriendo desde el toque de su mano hasta el último rincón de mi ser, sube hasta mis caderas y toma mi panti bajándola lentamente, me muerdo el labio al notar su mirada pícara, el azul de sus ojos se vuelve más profundo; de nueva cuenta sube a la cama poniéndose sobre mi
—Je n'ai jamais pensé avoir trouvé une femme aussi belle que toi —
Dice en su perfecto francés haciéndome saber que nunca pensó en encontrarse con una mujer tan hermosa como yo, llevo mis manos a su espalda y lo acaricio mientras él se acerca a mi cuello y comienza a besarme
—Tu es un homme parfait, crois-le ou non, je t'aime—
En un susurro logro articular que él es un hombre perfecto, aunque no lo crea y lo amo, sus labios suben y toma los míos, es suave al principio y luego todo se vuelve fuego, sosteniendo su peso con uno de sus codos, con la mano libre me recorre hasta tomar uno de mis pechos y hacerme gemir
—Te amo Lizzy —
Me muerde el labio despacio, pero el roce de sus colmillos hace que me sangre levemente, siento el sabor alcalino en mi boca, pero no dejo que rompa el contacto, al contrario, lo intensifico haciendo que mi lengua invada su boca, comienzo a sentir de inmediato el cambio de temperatura de su cuerpo generado por mi peculiar sangre, su m*****o roza mi intimidad y mis caderas cobran vida, él sonríe contra mis labios y se adentra en mi poco a poco soltando un jadeo y haciéndome estremecer, mis uñas se clavan es sus brazos y él comienza a dar ritmo con sus embestidas, realmente se siente tan bien, Krista tenía razón, una vez que empiezas una vida s****l activa, ya nada te detiene, Adam me vuelve cada día más adicta a él, lo necesito
—¡Adam! —
Gimo mientras el acelera el ritmo y hunde su rostro en la curva de mi cuello, siento esa sensación ya tan característica del momento, estoy al borde, él lo sabe, siento como se abre espacio dentro de mí y exploto en mil pedazos en un fuerte orgasmo que me hace tocar las estrellas, él continua con su ritmo y unas embestidas después me sigue soltando un fuerte jadeo y paralizándose sobre mí, nuestras respiraciones están aceleradas, siento cierta tibieza dentro de mí y sonrío, mis manos van a su cabeza y juego con su cabello haciendo que se relaje
—¿Estás bien? —
Pregunta con voz entrecortada, Cariño, me haces ver estrellas, claro que estoy bien Suelta mi conciencia
—Mejor que bien, Lui—
—Tu estuviste maravillosa, aunque debo decirte que me da miedo lastimarte, por favor que no pase de este fin de semana para que te hagas la prueba de embarazo te lo ruego—
—Lo prometo, pero no leas mi mente, quiero ver si puedo sorprenderte—
—Lo juro—
Suelta y sale de mi interior haciéndome estremecer, esa sensación de vacío vuelve a mí, definitivamente, Adam me completa en más de una manera, se recuesta a mi lado y me atrae hacia él, me acomodo abrazándolo y bostezo, creo que necesito descansar por ahora
—Debes dormir, mañana hay escuela—
—Lo sé, te amo Lui, buenas noches—
—Buenas noches, Lizzy, mañana tendremos un gran día, si todo sale como lo tengo planeado iremos al cine por la tarde—
—¿En serio? ¿Por qué no me lo dijiste? —
—Quería sorprenderte, pero soy pésimo para las sorpresas—
—Eres excelente para otras cosas—
Suelto con tono pícaro mientras el ríe, amo ese sonido
—Gracias, amor, tú no te quedas atrás, ahora, duerme, no seas tramposa—
—Está bien, no necesito a otra mamá gallina, con Krista tengo suficiente—
—Tranquila, yo no exageraré tanto como ella, ahora sí, buenas noches Elizabeth—
—Descansa Adam —