Narración de Alessandra Calderone Rancho Rossi, Texas ¡Riiin, riiin! ¡Riiin, riiin! ¡Riiin, riiin! —Alessandra ten mucho cuidado de tu padre porque te anda buscando por todos lados, él estuvo ayer en el Vaticano averiguando tu paradero. —Me comenta preocupado el cardenal Ratzinger. — ¡Mi padre! ¿Cómo supo? —Me quedo helada al escuchar las palabras del cardenal. —Él tiene mucha gente que lo respalda, yo no le dije nada y como repercusión lanzó varias granadas en plena plaza del Vaticano. —Me responde. —Gracias su eminencia por no decirle donde estamos, y por los daños realizados por mi padre yo les indemnizo. —Le digo. — ¡Cuídense hija! Les doy mi bendición, en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo, amén. —Se despide. Enseguida veo por internet las noticias donde ciertamente