Shinbe se puso de pie en actitud protectora en frente de Suki, bloqueando su cuerpo de la vista de Hyakuhei. El viento proveniente de la rabia de Kotaro, sopló el cabello azul medianoche de Shinbe sobre su rostro, dándole una expresión de hechizo a sus ya conocidos ojos amatistas. Su preocupación por Kyoko se intensificaba a medida que él sentía el poder del Cristal aumentar.
"No..." la palabra lo dejó como si el viento repentinamente lo hubiera noqueado. Shinbe sabía que si Hyakuhei obtenía el poder completo del guardián de corazón de cristal, ambos mundos estarían en gran peligro. Una lágrima escaldada corría por su mejilla, mientras sentía que su corazón se destrozaba, con el hecho de que no podía hacer nada. "...Kyoko."
Hyakuhei miró a su alrededor a los enemigos que se habían interpuesto en su camino por tanto tiempo, la propia descendencia de su hermano. Él sabía que ellos tenían miedo de atacarlo porque él ahora mantenía a Kyoko como escudo y podía sentir la rabia formándose a su alrededor.
Sus alas de ébano se expandieron, creando un fondo oscuro detrás de él, mientras sus ojos igualmente oscuros encerraban a la chica entre sus brazos. "Ellos tratan de protegerte", expresó con una voz calmada y relajada, como si no estuvieran en el medio de una batalla sino viéndola desde afuera.
Él podía sentir que el guardián sagrado del corazón de cristal estaba aún visible en el centro de su pecho desnudo. Su amor por los guardianes que peleaban para protegerla era lo único que evitaba que el cristal se hundiera por completo en el cuerpo de él y que le diera el poder que deseaba.
La pureza de ese amor era su poder y ella lo estaba usando para tratar de alejarlo del cristal… él podía sentirlo. Pero él también podía sentir el poder que ya estaba corriendo por sus venas, y sólo lo hacía querer más.
Sus ojos se suavizaron por un momento mientras le susurraba como si hablara con un amante, "No es suficiente"
Hyakuhei decidió que usaría el poder que ya había obtenido del cristal en contra de Kyoko para destruir el lazo de amor que rodeaba al pequeño grupo. Él sabía que tenía que detenerla porque sólo su poder ya era tan fuerte como el del cristal que una vez ella llevó dentro de sí. El mismo cristal que una vez le permitió sentir amor sólo para después arrancarle ese amor cruelmente.
Él atrajo el rostro de Kyoko a la suya y le dio un suave beso sobre sus labios inocentes. Mirándola a sus tempestuosos ojos verdes, él entró a su mente usando el poder del guardián de corazón de cristal.
Hyakuhei buscó entre sus recuerdos el de los guardianes a quienes tanto amaba para quitárselos. Al robar los recuerdos de las personas por las que ella luchaba debilitaría su poder y fortalecería el de él.
Kyoko no podía pestañear. Ella sintió sus garras maliciosas dentro de su mente tratando de destruir sus recuerdos arrancándole la razón de esta pelea y tratando de arrancarle el amor. Sus amigos, todos ellos, ella no lo permitiría.
Kyoko sintió que su control se quebraba, dejándole sólo una cosa que podía usar en contra de él, y esa cosa era aquello que él intentaba tomar y destruir. Sus ojos destellaron de rabia, la cual ya no se encontraba reprimida. Ella colocó sus manos en sus suaves rizos de medianoche y juntó sus frentes, temblando con una oleada de poder.
Su voz atravesaba el silencio del campo de batalla, ella gritó. "¿Lo deseas con tanta fuerza? ¡AQUÍ! ¡Tómalo!"
Los ojos dorados de Kyou brillaron intensamente, mientras el miedo lo atravesaba cual cuchillo caliente. ¿Qué estaba haciendo la sacerdotisa? Él sabía que algo estaba terriblemente mal y sintió que sus poderes psíquicos lo llamaban… le urgían para escuchar y ver ¡antes de que fuera demasiado tarde! Él combatió ese poder y entró en la mente de Kyoko, tratando de ver qué estaba pasando. Él habría caído de rodillas con lo que vio si no hubiera tenido a los demonios sombríos tan envueltos a su alrededor manteniéndolo inmóvil.
Las imágenes y los sonidos estarían grabados en su mente para siempre y Kyou de alguna forma sabía que nunca sería capaz de alejar los sentimientos que lo invadían. Porque al mirar dentro de sus recuerdos, él se dio cuenta que Kyoko había escondido el amor que tenía por él como también el que tenía por sus hermanos. Él podía ver cada toque, sentir cada emoción acariciándolo y cada lágrima escondida, destruyéndolo tal como si fuera ella.
Kyou también estaba estremecido hasta el alma por la premura, mientras se daba cuenta que Kyoko tenía más poder del que nadie hubiera pensado; un poder del que ni siquiera ella estaba consciente. Él podía ver y sentir cada recuerdo, mientras pasaba de su mente a la de Hyakuhei, como si le dispararan directo al corazón de donde nunca lo liberaría.
Años de amor, tristeza y sacrificio, todo entregado en un instante.
Lágrimas de tristeza corrían por las mejillas de Kyoko, mientras entregaba a la mente de Hyakuhei cada recuerdo, amistad, dolor y sentimientos secretos que tenía por cada persona que luchó con ella. Era la única arma que le quedaba.
Instantáneamente, la maldad de Hyakuhei estaba desestabilizada. Todo el mundo sintió el cambio de poder, mientras el cristal empezó a cambiar su brillo, de una luz oscura a una luz blanca cegadora y las apariciones sombrías que sometían a Toya y a Kyou se desintegraban en el aire.
Kyoko vio como el ángel de la oscuridad estaba confundido, su pálido y perfecto rostro se distorsionaba con el dolor.
Apenas se sintió liberada, Kyoko estiró ambas manos y tomó el cristal sacándolo de su carne. Ella sabía que debía hacerse porque ya podía sentir su mente libre de la lucha y con los recuerdos que no quería perder. Las lágrimas cristalinas corrían por sus manchadas mejillas.
Ella había entregado sus recuerdos para poder salvarlos a todos. Rápidamente, antes de perder el pensamiento, ella sostuvo al Guardián del Corazón de Cristal contra su pecho, paralelo a su corazón.
Mirando a Toya y a Kyou saltando directamente hacia ella, ella susurró "Recuérdenme., por favor. Encuéntrenme".
La última cosa que Kyoko alcanzó a ver, mientras su vista se oscurecía, fue a los dos gritando su nombre y tratando de alcanzarla. Uno tenía los ojos líquidos y dorados y el otro fundidos y plateados, luego su mundo se oscureció.
Kyou sentía que Kyoko se desvanecía y pensó que ella estaba muriendo. Él saltó al unísono con Toya, tratando desesperadamente de alcanzarla cuando todo cambió, como si una gota de agua hubiera caído sobre la superficie de su mirada. De Kyoko emergían olas y de repente se desvaneció en el aire. Luego Hyakuhei gritó con rabia mientras se desvanecía también.
La mente de Kyou se aceleró mientras el grito de su hermano que se había unido al de él se detuvo de forma abrupta, como si ese sonido hubiera sido cortado con el parpadear de un ojo, allí él supo que Toya se había desvanecido también. Kyou descendió con gracia al lugar que tenía sólo un segundo antes de desarrollar el objetivo previsto. Su mirada furiosa brilló a su alrededor en total negación. Todos se habían desvanecido.
Kyou sintió la adrenalina corriendo por sus venas y mezclándose con su sangre de guardián. Él había visto y sentido todo, él ahora poseía todos sus recuerdos. Kyoko había entregado todo su ser para salvarlos, y en el último segundo él había escuchado su deseo. Ella probablemente no sabía lo que había hecho pero se los había llevado a todos dejándolo a él atrás.
El hechizo que había lanzado a su alrededor para evitar que el cristal sagrado fuera usado contra él, le había impedido ir a donde quiera que los otros se hubieran ido. Con tan sólo el susurro de un par de palabras, ella había tomado todo de él.
Su cuerpo se mantuvo alto y orgulloso. El largo cabello plateado que llegaba sus rodillas revoloteaba a su alrededor y la seda blanca de su camisa temblaba con la brisa como si estuviera de pie en el ojo de alguna tormenta invisible que encajaba con la tormenta furiosa dentro de su corazón atormentado.
Su apariencia era como la de un ángel majestuoso, poderoso y perfecto, mientras contemplaba el desértico campo de batalla. Hasta que él llevó su mano a su mejilla, atrapando una lágrima solitaria y de color carmesí, que ni siquiera él había tenido el poder de detener.
La visión de Kyou nadaba como plumas doradas haciendo remolinos junto a él provenientes de las alas que habían brotado a su alrededor en un vasto resplandor dorado, revelando su verdadera identidad por primera vez en su vida eterna.
La única herida que dejó la batalla fue el corte que apareció a través de su corazón, un corazón que nadie pensó que él poseía. Su mirada se fijó en la estatua de la doncella que se encontraba sólo a unos pocos pies de distancia, luego suspiró, "Kyoko, no te he abandonado. La distancia de más de mil años no es suficiente para evitar que vuelva a encontrarte".
Capítulo 2 "El Lado Opuesto"
Al otro lado del Corazón del Tiempo, dos años después y más de mil años hacia el futuro.
La carta fue dirigida al Santuario de Hogo. El abuelo Hogo miró el elegante sobre que el mensajero le había entregado, mientras lo llevaba a la mesa donde él había estado tomando el té. Antes de que tocaran la puerta, había estado disfrutando de la paz y quietud de la casa que usualmente era muy activa.
Todos habían salido por la tarde. Tama estaba en el salón de juegos con unos amigos, y Kyoko había ido a la biblioteca a estudiar, mientras la Sra. Hogo se había ido a comprar los víveres.
Con un pequeño cuchillo que tomó de la mesa, el abuelo deslizó cuidadosamente el filo por el sobre enmarcado en oro. Tomó y sacó una carta notariada en papel, un papel resistente enmarcado en oro y luego comenzó a leer. Mientras más leía, más se abrían sus ojos de par en par. Era una beca, una beca completa para ir a una escuela muy costosa en las afueras al otro lado de la ciudad.
"Universidad K.L." Su vieja voz mostró asombro por primera vez en muchos años. Mientras leía que todo sería costeado, incluso el cuarto donde ella se quedaría y estaba firmaba por el fundador de la escuela usando sus iniciales K.L.
El rostro envejecido del abuelo mostraba la sonrisa más brillante de toda su vida. Kyoko iba a estar más que feliz. Él sabía que ella había estado preocupada de que por faltar tanto a la escuela, ninguna academia la aceptaría, y ahora estaría asistiendo a una que había superado a cualquier otra academia de la región.
Frunció el ceño de forma pensativa, era muy difícil entrar a esa escuela ya que sabía que todo el que había aplicado no había tenido éxito. También se rumoreaba que tenía muy pocos estudiante debido a que los requisitos de inscripción eran tan exigentes. ¿Cómo había sido aceptada en un lugar donde ni siquiera había ingresado una solicitud?
Su mente viajó al pasado dos años atrás. A Kyoko le había tomado un tiempo volver al ritmo de las cosas, después de que había regresado a casa tan desorientada. Todos se sintieron confundidos a su regreso, porque ella no recordaba nada del tiempo en que estuvo ausente.
La familia Hogo sabía a donde había ido, porque ella había viajado de atrás hacia adelante en el portal del tiempo muchas veces. Kyoko era la que de pronto tenía amnesia sobre ese tema.
Ella ni siquiera recordaba a Toya. Pero para el abuelo no había problema, porque era mejor si ella se olvidaba del guardián del cruce del tiempo de todas formas. Era mejor si ella olvidaba todo lo relacionado al otro lado y el peligro que había traído.
Sus ojos se entristecieron por un momento. Sí, la familia sabía casi todo lo que había pasado, porque Kyoko viajaba entre mundos, iba y venía y mientras estaba en este mundo, los ponía al tanto de los últimos acontecimientos. Él también podía decir que ella había callado mucho de lo que no quería que ellos supieran. Cosas que ahora nunca sabrían porque ella había olvidado esos secretos.