Capítulo once Pov Natasha Cierro la pantalla del computador sintiendo mis ojos arder por pasar tanto tiempo en ella, ya que el fantástico secretario que tengo lo único que hace en todo el día es fastidiarme y dejarme todo su trabajo para que yo lo haga. Fenomenal, no. Aunque ya no me puedo quejar, eso me paso ese día por andar de bocona en el parking. —¿Necesitas ayuda? —lo escucho decir aburrido y ruedo mis ojos al mismo tiempo que los cierro por el cansancio que cargo encima. —Como me gustaría que de un día para otro desaparecieras, de verdad —intento molestarlo. —Creo que por primera vez vamos a estar de acuerdo en que ambos queremos que desaparezca el otro —mueve la silla giratoria de lugar y abro uno de mis ojos observando como es que empieza a recoger todas mis cosas de la

