Capítulo veintiuno Casi un día entero. De verdad que tener niños es algo que sí, se quiere, pero nadie te dice que simplemente los quieres muchísimo cuando son bebés, ya cuando están más grandes, también los quieres, pero la lata que te dan es algo que te deja agotado incluso sin tú haber hecho tus cosas del día a día. Apago el gran televisor dejando todo en absoluto silencio y me muevo con cuidado de no despertar al bebé que cargo en los brazos, de reojo observo a Leo quien cierra los ojos mientras se mueve con ambos niños acostados en su pecho para llevarlos a la parte de arriba y dejarlos acostados en la cama en la que dormirán cada uno. El desafío de levantarnos se completa al estar ambos de pie y sin ningún llanto por parte de ellos, le muevo la cabeza levemente para que sea él

