Entre tú y yo

1245 Words
Actualidad Kamal El hombre conduce por Grecia y va hacia su antigua casa. Abre la puerta del lugar u el olor de tocino y huevos le golpea, Selene se gira con el cuchillo en mano y una taza con café caliente que tirará a su agresor, mira a Kamal y la mujer sacude la cabeza. —¿Dónde está Apolo? —¿Qué? ¿Apolo y tu hija dónde están? —Kamal, ¿estás drogándote? —pregunta la mujer. Selene se había estado sintiendo tan bien, sin quimio, sin medicina, simplemente viviendo, en lugar de sobrevivir. Su médico le había dado la noticia que estaba libre de cáncer esa misma mañana y ella pensó que con el dinero que si esposo mandaba y ella simplemente ahorraba, podía tomar unas vacaciones por el pacífico o simplemente conocer todo Europa. Jamás imaginó que Kamal aparecería para robarse la diversión. —Kamal. —Puedo… tomar asiento —pregunta y ella asiente. —¿Quieres café? —Agua, té y de esos huevos y tocino —Selene se ríe. Kamal no sabe la verdad que pasó con Apolo y Selene y no quiere saber, si ella era madre y si lo había tenido dentro de su matrimonio. Apolo tendría que adaptarse a verle. Porque abandonarle con un bebé de brazos era más despreciable que un hombre podía hacer, pero abandonar a su mujer enferma, con una niña pequeña era una desgracia para la humanidad, los hombres así merecen morir. —¿Tienes un problema mental? —No, solo, llevo horas viajando en comercial, para venir a verte. —Kamal, te fuiste hace seis años. —Porque soy un imbécil y tú me engañaste y tuviste un bebé. —¿Un bebé? ¿Con quién? —Con Apolo, sabes ágape, te perdono. Yo me fui. Estabas sola, uno te perdono, pero a él no. Lo voy a matar por abandonarte durante el cáncer. Y adoptaré a la niña. Selene se pone a llorar y se acerca a abrazar a Kamal, la mujer llora descorazonada y él sonríe orgulloso porque además de sorprenderla, le ha alegrado la vida. Selene le había extrañado tanto como a él a ella, la joven se separa u le toma de las mejillas, Kamal está infinitamente más guapo que cuando le conoció, pero evidentemente se ha vuelto loco. —¿Kamal? —Dime, amorcito. —Voy a llamar a tu tío y voy a conseguirte la ayuda que necesitas. —¿Ayuda? —No sé qué tipo de locura padeces, pero voy a ayudarte. —No estoy loco. La puerta de la casa se abre Sofía, su sobrina de cinco años y medio ingreso a la casa con globos de colores y flores. —Tía Sese, escuché la noticia —grita emocionada y su papá ingresa detrás de ella. Los hermanos comparten una mirada y Alexis mira a Kamal. —Jumm, tu novio. —No es mi novio. —Soy su marido. —Kamal —susurra indignada. —No somos nada. —aclara a su sobrina. —Eres guapo. —Lo sé, gracias —responde Kamal y se baja de la silla para sentarse en el suelo. —Tú pareces una princesa. —Lo soy—responde y gira con su vestido rosado de vuelitos. Alexis suspiró agotado y le da un beso a su hermana y un brazo. —Felicidades, Selene. —¿Kamal, quieres pancakes?—pregunta la niña. —Mira, eres la persona más amable de tu familia. Sí, por favor y café. —Insiste y se pone en pie. Alexis le suelta un puñetazo en la nariz y el hombre le mira horrorizado, la niña se cubre la boca y su tía la quita del medio. —Eso es por herir a mi hermana. ¿Sabías que sufrir causa cáncer? Estoy seguro de que el suyo es tu culpa. —Selene, me has llamado loco, me han golpeado e iré a descansar. En la noche vengo a aclarar las cosas contigo. Kamal fue hasta la puerta y la miró angustiada, la mujer le mira a los ojos y dice: —Vete, irte es lo que se te da mejor. Kamal sabe por el dolor en su rostro, por el dolor en el pequeño y el miedo que le acompañan, lo mucho que lo ha cagado. Se gira para mirar a Selene y a la pequeña que tiene abrazada. La pareja comparte una mirada antes de que el de un asentimiento. —Tierra del sol necesita un nuevo rey y yo a mi reina. Tengo la opción de divorciarme de ti y fingir que nunca pasó. Me justificarán, mi pueblo me perdonará porque era joven y estúpido, te embaracé e hice lo más honorable. Me casaría con una princesa alguien perfecto y correcta para el pueblo Selene, lo que pasa es que te quiero a ti. Te amo. —Kamal… —Cada que hago algo bueno o algo mal pienso en ti. Cada que vengo a Grecia pienso en ti. Antes de dormir, pienso en ti, cuando mi tío me insulta pienso en ti. Hace dos semanas murió mi hermano y lo único que pensé es en todo el tiempo que he perdido junto a ti. —Sácalo de su casa, son solo palabras. Es un mentiroso. Un imbécil que te abandonó. —Le acusa Alexis. —Kamal, no volverás a lastimarle. Vete, es hora de irte. —Papi, no te enojes. —No estaba listo para intentar de nuevo, no podía. El dolor era insoportable, perdí a un hijo y a una parte de ti, eso cuatro veces fue demasiado. Tú solo pensabas en embarazarse, Selene. —Las lágrimas se escapan rápidamente de sus ojos y Selene intenta limpiarse. Yo solo te quería a ti, a la chica guapa, divertida y dulce. A mi mujer, la persona que me entendía con una mirada. Mi amor, ocupaba seguir adelante y tú estabas concentrada en otro hijo, uno que no podíamos tener. —recuerda.— Entonces, me fui y cuando regresé tú tenías a un bebé, junto a Apolo, una niña, la niña que tanta ilusión te hacía. Selene se limpia el rostro. Después de tres pérdidas sin siquiera saber qué sexo eran sus bebés, finalmente había alcanzado los cuatro meses, durante el ultrasonido la pequeña abrió la pierna y el médico dijo emocionado que tendrían una hija. Ella eligió un nombre para llamarle. Lenna, su pequeña hija. No pintaron la habitación ni compraron muebles, solo esperaron y en el momento en el que su hija naciera sana y salva, pero nunca ocurrió y la depresión fue mucho más dura de superar. Muchos niños sobrevivían si tenían más de 24 semanas. Su hija no tuvo la oportunidad de pelear. Una semana más tarde, tras el abandono de su esposo, su cuñada le informó que sería madre, de una niña, Bella. Selene le amó desde el primer segundo, como si fuese suya. Se convirtió en su hija desde el minuto en que su madre falleció, dando a Luz, Apolo y su hermano eran amigos, así que tanto él como ella eran los padrinos. —¿Sabes qué pienso yo? Que pudimos tenerlo todo y tú elegiste irte, me dejaste Kamal y no hay nada más que hacer. —Tienes razón, una vez me fui. No voy a volver a hacerlo. Voy a ir directo a nuestra habitación, tomaré una ducha. Vendré a desayunar y hablaremos. —Alexis, llévate a Bella, tengo que hablar con Kamal.
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