¿Quién manda?

1641 Words
Elías sabía cómo terminaba la historia y le dolía inmensamente. Kamal mira a su hermano con los ojos llenos de lágrimas y recuerda el comentario de sus hermanos en la cocina, Él amó a Nala, más de lo que quería reconocer. Kamal abre una botella de tequila, le da un sorbo grande y le pasa la botella a su hermano. Elías se limpia las lágrimas y Kamal tira los documentos sobre la mesa, porque la igual que su hermano sabía cómo terminaba la historia y a él le dolía muchísimo más. —Entonces, por qué lo dejaste con Nala. —¿Tú con tu esposa? —Quise a Selene, pero… precipité las cosas. Tuvimos sexo en el carro el día que nos conocimos, nunca me presentó con su familia. Ustedes estaban tan enojados conmigo que no la intentaron conocer y tener hijos no es fácil. —Tú sabes, que literalmente eres un accidente y yo y la que sigue. —Sí, pero, intentamos y esperamos con fe que fuese mejor y perdimos tantos bebés—respondió Kamal. —Cuatro veces. —Wow. —¿Qué pasó? —Me conoce… el último bebé que perdió fue a los ocho meses. Ella estaba tomando el desayuno, yo estaba sirviendo mi plato y me miró con los ojos llenos de terror, tomé las cosas y la llevé al hospital, la cuidé dos meses, al tercero estaba hablando de tener un bebé vía vientre de alquiler y yo le dije que tenía un viaje de negocios. —¿Y nunca volviste? —No. —Kamal, eres un malparido. —Lo sé… Kamal pensó al principio irse una semana más de tiempo, después pasó un mes y cuando pasaron seis meses simplemente no sabía que hacer, lo triste fue llegar al año y no saber cómo disculparse, pero igualmente regresó a Grecia y la vio, con su nueva pareja y un bebé de tres meses, entonces entendió que el problema era él y que ya no había que hacer nada más. La había perdido. El mayor de los hermanos se preguntaba en qué momento inició su relación con Apolo, antes de casarse, después, o peor… durante su matrimonio. Le dolía pensar que en medio de todo lo que vivieron juntos, el amor, la tristeza, la unión y ella hubiese elegido serle infiel, pero al final, él le había abandonado, así que estaban empatados. Elías bebió un poco más de tequila. Porque el momento ameritaba. Abandonar a su esposa sin explicación alguna era inimaginablemente doloroso y desgastante para él y para ella. Perder cuatro hijos era un calvario, sobre todo para un hombre que había fantaseado con la paternidad desde que tenía conciencia. —¿Te importa compartir? —Lo arruiné, no sé por qué es tan grande, solo que ella quería que me decidiera si quería pelea por el reino o sería su esposo y yo… elegí… ¿Mi libertad? —No comprendo. —Ella estaba terminando su primer año de universidad, había un apartamento, pequeño para dos, con la beca de los tíos le alcanzaba para pagarlo sola, pero quería que fuera con ella. Justo cuando se dieron las avalanchas en los pueblitos de Sira y Mocana, no me podía ir—Elías se encogió de hombros. —No estaba listo para ser pareja formal o comprometerme. Tampoco para dejar la idea de ser rey, entonces terminé las cosas. —¿La amabas cuando la dejaste? —Sí. —responde con sinceridad. —¿Tú? —Sí. —No sé qué más tiene este sobre, pero démonos ocho meses, lo intentaremos, fuerte, con ellas, traeremos buenas propuestas y demostraremos que Tierra del Sol nos pertenece, si no funciona, entonces, nos casaremos por conveniencia y haremos lo que sea necesario. —Acabado de perder a Max. Farah me quiere pegar constantemente y los pequeños me detestan. Tú me prometiste ser siempre mi hermano, estar siempre conmigo. —Tu le prometiste lo mismo a tu mujer y nunca regresaste a casa —Comenta Elías divertido. —Nosotros somos hermanos, incluso más allá de la muerte. —El joven se pone en pie. —Que gane el mejor príncipe. —Te voy a destruir el culo. A la mañana siguiente toda la familia estaba desayunando, Isabela y Farah conversaban mientras Sergio escuchaba los planes de Zair para convertirse en un creado de juegos, Todos vieron a Elías y Kamal desayunar tranquilamente. Isam se unió a la mesa y los tíos miraron al rey, a su hermana, a los príncipes. —Kamal y Elías por qué no están rogando. —Estamos tomando las cosas tranquilamente, solo te pedimos doce meses —Eleonor mira a sus hijos adoptivos con el ceño fruncido. —Y a ti obvio, esta vez sí. —La mujer abre sus ojos con exasperación y los demás intentan no reír. —¿Acaso empezaron a leer desde la página uno y decidieron detenerse? —pregunta Isam. —Bueno, tú lees un libro de atrás apara adelante? —pregunta Elías. —Todo el mundo sabe que al final de un dosier como ese hay un resumen. —Já—responden los hermanos y Carrick pone su mano sobre el hombro de su cuñado. —¿Estás seguro de darles, dinero, poder y un pueblo a este par? —Yo no sé qué más hace. ¿Qué sugieres? —No parecen listos. —Propongo a mi hermano Zair rey. —Yo sería un rey sexy, guapísimo, espectacular —comenta el menor y sus tíos ríen porque él es más suyo que de su padre. —Eres una ricura —le asegura su río. —Como no tengo su tiempo Elías, tú tienes dos hijos y Kamal tu esposa abandonada tiene cáncer, podrías visitarla antes de enviudar. Los hermanos dejan su desayuno u ven a Isam, se ríen a carcajadas y sus hermanos también porque Isam es la persona más poderosa de la mesa, un empresario que mata del susto a muchos, pero sus hijos solo conocen al parte dulce, afectiva y paciente de él. Los cuñados de Isam le miran confundidos y su esposa se cubre el rostro. —Okay, yo me voy de viaje, tú te quedas, ustedes dos… evidentemente, tienen vuelos que tomar. —Estás bromeando? —pregunta Lorenzo. —No, Elías es papá de dos niños que apenas he visto, tienen casi cinco años, son horriblemente inquietos segunda la seguridad que su madre no sabe que tienen y los dos están obsesionados con Superman y Hulk. Selene se vio una mancha en el rostro, la ignoró y notó que era gigante unas semanas después y tiene cáncer, contaré médicos, enfermeras y no puedo seguir guardándome el secreto porque se muere y me sentiré fatal. —Si yo tuviera dos hijos, lo sabría. —Sí, Nala, jamás le haría eso—Comenta Lorenzo y los dos miran a Farah. —yo quería decírtelo, pero tú eres mi hermano y ella mi mejor amiga que tenía un problema y entonces la elegí—comenta y todos miraba la más joven. —En solidaridad, la visito dos veces al año y nunca les he llamado sobrinos por son idénticos, copias, la viva imagen de ti. —¿Cáncer de qué Isam? —pregunta Kamal. —Piel. —El joven asiente. —Sus hijos y mi mujer son tu carta para jugar? —pregunta Kamal furioso. —Tu As bajo la manga. ¿Crees que es gracioso? —No es gracioso. —Quiero que entiendas que tú no me haces un favor, recibes un salario, prestaciones, tu familia recibe dinero y estatus gracias a mí. Te amo y te he respetado toda mi vida como lo que eres, el hermano de mi padre, su persona favorita, el cuidador de esta familia, pero si crees que puedes hacernos esto, ocultarme a mis hijos por cuánto ¿cinco años? Puedes estar seguro de que el respeto se acabó. —Sabes tío Isam, tú ganas. —Reconoce Kamal. —pero me sé cada palabra del acuerdo de sustitución y hasta que Elías o yo tomemos el trono o adjudique a favor de alguien más no puedes ceder a nadie más. No te puedes ir. Isam conocí esa cláusula a la perfección. Era la verdadera razón por la que no había huido con sus niños y esposa, en medio de la noche. Su sobrino estaba demasiado joven cuando lo firmó, pero el abogado de confianza de su hermano, le había dado el documento. Se lo había leído y le explicó todo varias veces. Aparentemente, Amir, el rey, había pensado en morirse durante semanas, meses y había dejado todo arreglado. La adopción de sus hijos, el traspaso del reino, los negocios de la familia de su esposa a nombre de los pequeños y él una recompensa económica para su hermano por cuidar del pueblo y del mayor tesoro del reino, su familia. —¿Qué quiere decir eso?—pregunta Farah al ver el espanto en el rostro de su padre. — Kamal, el tío ha cuidado de... ¿Cómo se llamaba? Bueno, esa mujer, y de ti por demasiado tiempo, lo único que quiere es su libertad, y Elías, es fatal, pero tú terminaste con Nala y ella no quería… —Cállate, traidora—Grita Elías a su hermana y golpea la mesa. —¿Isam, qué firmaste? —Eso significa, que él no va a adjudicar fuera de nuestra familia o tendrá que matarnos. —¿Por qué no hablamos los cuatro? —El tiempo de hablar se terminó—responde Elías. —Una vez más te toca esperar, esa es la diferencia entre tú y yo, tú elegiste ser el hermano de un rey egoísta, yo por lo menos planeo pelear a muerte. —Kamal, necesitamos hablar. —Hablaremos cuando quiera escucharte. Tengo asuntos que atender. Comenten que se puso FUERTEEEEE
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