El príncipe azul

2213 Words
Kamal le da un beso en los labios y se limpia las lágrimas, jamás imaginó que ser padre le causaría esa felicidad inusual. Planeó algo romántico para la noche, él y su preciosa mujer, además fue. Comprar un par de regalos para la futura madre de manera personal y se aprovechó y compró un anillo un poco más simple porque el que le dio la noche anterior a su novia no le gustaron los suficientes como para darle una segunda mirada. El joven subió a su auto y llamó a su tío Isam. —Hola, hijo, va a salir tu fecha de nacimiento completa en la lotería. Te escucho dos veces en una semana. —Uhh, cómpralo tal vez te vuelves rico. —Isam río—Tío Isam, tengo una pregunta. —Dime. —¿Qué pasa si nunca quiero ser rey? —Siempre tienes dos hermanos. —Responde Isam. —¿Por qué no quieres ser rey? —Pensé que honraría a mi padre si lo hacía, pero las cosas han cambiado. —Hay una mujer griega y joven que ha cautivado tus pantalones según lo que escucho. —Sí, pero quiero la vida que tengo aquí. Para siempre. Quiero una casa y pancakes caseros y besos en la mañana. No creo que pueda ser un buen rey, no puedo con mi vida, de verdad, he intentado responsabilidades que no me pertenecen. —Te voy a decir tres cosas, no voy a ser rey toda la vida porque tengo una esposa a la que se van a comer los lobos si la dejo aquí. Si esa joven te ama tanto, no va a importarle. Kamal, tú eres el legítimo rey, tu pueblo te ama y la amarán si es buena contigo y te da hijos. —¿Eso es lo que más valoras en Eleonor? —Sí, su útero es lo que más amo de ella —responde sarcástico. —Tu tía es la mujer a la que le he dicho las palabras más hirientes, a la que he dejado por las razones incorrectas y siempre ha buscado la manera de amarme más, sin importar mis errores. Mi mujer me ama más. Ella no solo dejó el país y se trajo a su hijo Kamal. Eleonor dejó una carrera que le pagaba bien, dejó a sus amigos, sus lujos, su vida normal por hacer frente a un trabajo, a un pueblo, una familia que no le correspondían. Cualquier mujer que te ame lo que tu tía me ama a mí y a tus hermanos es la mujer ideal. —Yo no quiero que deje nada, yo quiero entregar el reino. —Te doy seis meses, dale una oportunidad al reino, si no prepararé a tus hermanos. —Gracias, tío Isam. —Te amo, descansa. El auto se detuvo finalmente. Kamal bajó con los regalos y se los entregó a Farrouck para que los guardara, subió al yate y fue en busca de su mujer quien estaba acostada en una cama de sol, Ella le hizo espacio al papá de su hijo quien le llenó de besos. —Tengo que volver a casa Kamal. —Quieres darles la noticia. —Sí, y estarán molestos. —¿Por qué me he robado tu honor? —Porque tengo 17 años; te mentí a ti y desobedecí a mi madre. Kamal miró a la joven que tenía al lado, quería gritarle y tal vez tirar un par de cosas, pero se lo había ahorrado por unos segundos porque quería entender cómo su novia, a la que le había ofrecido un anillo y está embarazada, se salió con la suya y nadie confirmó que tuviese 21 años, como se suponía que tenía. Kamal puso distancia entre los dos, tomó asiento en una de las camas para tomar el sol y le preguntó: —¿Planeabas decírmelo o seguir ocultándolo? —Iba a decírtelo, pero despediste a tu empleado por mentir sobre su paradero y pensé va a matarme. —Usualmente, gritaría y arrojaría cosas, pero no voy a lastimarte ni a ese bebé. —Ella se puso en pie para acercarse—No quiero hablarte, mucho menos verte. El hombre se puso en pie y fue a buscar algo de beber. Ella se quedó donde estaba llorando desconsolada y Farrouck se acercó con una botella de agua, consoló a la mujer con una caricia en la espalda y ella le miró a los ojos, en respuesta ella le miró a los ojos. —¿Ves… cómo has caído de su pedestal?—La joven se limpia las lágrimas. —Eres una perra mentirosa y ahora él lo sabe, pronto sabrá que el bebé no es suyo y que eres una simple zorra. —Mentí con mi edad. El bebé es suyo, solo he estado con Kamal. —¿A quién crees que creerá ciegamente? A ti o a mí, quien siempre ha sido leal o la zorra mentirosa. —Farrouck, aléjate de ella —ordena Kamal. —Tú eres en quien no confío, tu trabajo es evitarme problemas de esta magnitud, ¿Sexo con menores? Como me deja eso ante la prensa, ante mi pueblo y la familia. ¿Cómo? Toda esa ira que sentía, la frustración y la humillación que abarcaban su cuerpo la desahogó en el hombre al que le había dado el lugar de un tío protector, respetuoso, amoroso y no era nada más que un fraude. Tomó a Farrouck del cuello y lo tiró contra el suelo. El hombre decidió no defenderse, pero a Kamal no le importó, su novia se tiró encima de su espalda y él se la sacudió para continuar golpeando al hombre, fue cuando la vio inconsciente en el suelo que se dio cuenta de su locura. Kamal dejó al hombre y llamó por ayuda al médico abordo, el hombre se acercó corriendo e intentó estabilizar a la mujer, Selene solo estaba un poco adolorida, se golpeó la cabeza, solo tenía un dolor fuerte, pero estaría bien. El teléfono de la chica sonó, y Kamal se lo acercó. —Es tu madre. La joven tomó la llamada de Alana Kontos, quien sonaba simplemente ansiosa pro ver a su hija, cuando en realidad, estaba más desilusionada que nunca, hace unas semanas le había preguntado unas señoras durante la compra del mercado a qué se dedicaba su hija. La mujer solo sabía que su hija menor había dejado de trabajar en el restaurante y que mandaba muy buen dinero de su salario, pasaba pocos días en la ciudad, pero su hija era inteligente y trabajadora, una buena muchacha. —Ser amante debe ser incómodo de discutir con la familia. —¿Amante de quién? —De su jefe. —Del príncipe —responde la mujer y Alana las mira a ambas. La mujer había regresó a casa y ve a sus hijos, a su esposo, él está contento porque no sabe que el dinero que Alexis le dio esa mañana era el dinero de su hija pequeña, Alana toma a su hijo del brazo y le exige que le cuente la verdad. La mujer no había desconfiado nunca de sus hijos porque todos eran honestos, dulces y trabajadores. Confió en todas las palabras de Selene, pero si se estaba prostituyendo de cualquier forma la mataría. —¿Mamá, por qué le crees a la gente chismosa? Selene sabe inglés. Es buena para los negocios, el príncipe necesitaba una asistente y por eso la ha elegido. La mujer escucha a su hijo y pone sus manos contra su cintura, no puede negar que esas son solo unas pequeñas cualidades por las que su hija estaba cualificada. —¿Alexis, tú trajiste a una mujer posiblemente embarazada a mi casa? Porque Felicia tiene una casa en la que botar sus pruebas. Alma es una muchacha a la que le compro las toallas, tú eres un varón y Griffin usa pañales, si no es de una de tus mujeres. La única que me queda es mi hija mentirosa, la que anda con un príncipe y tiene todos los meses para pagar la deuda del banco, por muy bueno el inglés, nadie gana más de dos mil dólares por hablar un idioma. Si Selene está embarazada se va de la casa, como si fuese Felicia o si fueses tú—Le grita la mujer a su hijo. Alexis le toma la mano y no dice nada, Felicia, quien ha estado espiando desde la puerta de la cocina, sale y decide mentir para salvar a su hermana. —¿Mamá? —interrumpe Felicia. —Fui yo, la de la prueba negativa, fui yo. Quería sorprender a mi esposo y no. La sorprendida, fui yo —Felicia había comprado la prueba y se la había dado a su hermana y las dos brincaron cuando salió negativa porque era lo último que le faltaba a su hermana para que sus papás le mataran. —Dejen de mentirme. —Insistió la mujer. —Mentirosos Alana fue a la habitación de su hija y empacó las cosas que ella había compró recientemente. Lo metió en una bolsa de basura, y también busco en sus cajones debajo de la cama y todo lo metió en la misma bolsa antes de llamarle. Le habló con tranquilidad, dulzura y fue al puerto seguido por sus hijos, quienes le rogaban que por favor no echara a su hermana. —Mamá, tú no ves todo lo que ha hecho por la familia. —Me mintió. —¿Y las veces que lo ha dado todo por ser una buena hija?—preguntó su hermana. —No me interesa. Las luces del navío en el cual su hermana suele viajar les iluminan y la mujer le da la bolsa a su hija mayor. Alexis corre al restaurante donde debería estar su padre y le pide su ayuda, él cuenta a medias lo que su mujer está por hacer y el hombre corre para intentar detenerla, Kontos sabía que su hija no estaba haciendo las cosas con exactitud como decía; sin embargo, era su hija y él con claridad les había preguntado a los dos si estaban enamorados y ambos le habían dicho que sí. Selene ve a su madre y baja del yate. Ve a Felicia llorando mientras se acerca. —Mamá. —Selene. —Lo siento tanto. —No quiero saber de ti, eres todo lo que me da vergüenza, no quiero volver a saber de ti. —Dice y Kamal se acerca. —De verdad amo a su hija y voy a hacerme cargo de ella y del bebé. —alana pone sus manos sobre su cintura, ve a su hija menor y suelta una fuerte cachetada. —Estás muerta para, mi y no quiero que te acerques. Nuestra familia. —Alana —interviene su esposo. —Para que les quede claro, desde hoy Selene no es parte de nuestras vidas. —Mamá déjame, explicar —pide la joven y se lanza sobre ella, abraza a su madre y la mujer le empuja, le golpea histérica con sus manos, Selene llora y pierde el equilibrio y Kamal la ataja. —Una buena madre no abandona a sus hijos —interviene Kamal en su idioma. —Una madre cura todo, lo perdona todo y los protege ante todo. Puede que Selene se equivocara en no decir las cosas como son, pero es una hija excepcional y será una madre impecable, mi esposa, así que se lo dejo más fácil, usted no volverá a ver a su hija ni a tocarla, mucho menos a nuestro hijo hasta el día que yo me muera. —¿Me permite hablar con mi hija?—pregunta el señor Kontos. Kamal asiente y acaricia el rostro golpeado de Selene, ve con desaprobación a su mujer y a su hija. —Me mentiste. —Lo siento. —¿Te hace feliz? ¿Lo quieres? —pregunta el hombre y señala a Kamal. —Sí. —No soñé nada de esto para ti Selene, pero, el día que necesitas una casa donde comen uno, comen dos y yo soy tu papá, no voy a abandonarte nunca. ¿Entendido? —A mi casa no entra. —Selene es una niña que la cagó. Es una niña a la que no pudimos enviar a la universidad y por eso ha estado perdiendo el tiempo con un hombre, así que no amenaces a mis hijos. —Papá, yo no quiero dejar a Kamal y no voy a volver a su casa—el señor Kontos le abrazó con fuerzas. Kamal esperó a su novia se despidiera de sus hermanos y extendió su mano haca ella. Él le hizo luna seña a sus guardas para que tomaran las cosas, toó la mano de su mujer y la dirigió al auto. —¿Cuántos meses te faltan para los 18 años? —Cuatro meses. —No me vuelvas a mentir. Yo por ti; voy a muerte. Valoro la verdad cinco mil veces más que el dinero y un montón de otras cosas. —Ella asintió y él le abrazó. —Vamos a casa. —Kamal... —¿Quieres algo? —Gracias por defenderme. —Soy un Príncipe azul —bromeó y la cargó al interior del auto.
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