No Te Esperaba [TERMINADA]

3.

Creí que, al salir de aquella oficina, tomaría mi auto y comenzaría a conducir sin rumbo alguno, pensé que me escaparía de esta realidad que no quería afrontar, pero no, no pude. Apenas pude apoyarme sobre mi auto, y quedarme allí intentando recuperarme de todo este caos que sentía por dentro. Sentía las lágrimas recorriendo mis mejillas y en medio de todo pensaba que estaba perdiendo aún más de lo que creí perder cuando murieron mis padres.

El marcharme a Milán representaría el perder a mis amigos, mi vida aquí en San Francisco, e incluso mis tontas esperanzas de que mi mejor amigo David, algún día pudiera enamorarse de mí. Estaba haciendo un recuento de mis perdidas, cuando su voz me sorprendió.

—Valentina, debemos hablar. — me dijo y tuve que darme la vuelta para mirarlo.

Sus ojos grises me miraban con ¿lastima? Dio dos pasos más hacia mí y respiro profundo — por favor no vayas a creer que yo sabía algo de todo lo que tu padre dejo estipulado en su testamento. — explico y honestamente, no le podía creer que no supiera nada.

—¿Dirás que te tomo por sorpresa la generosidad de mi padre? —pregunte a modo de reclamo y de inmediato él negó.

—¡Te juro que no! — dijo alterado y resoplo — mucho menos esperaba que tu padre pusiera esa cláusula de que tú y yo debíamos vivir juntos en su mansión. — sentencio y lo note enfadado.

«Bien, al menos estamos de acuerdo en algo.»

—Eso es lo que menos me agrada. No sé si quien eres… No comprendo como a mí padre se le ocurrió esa idea de que tú y yo viviéramos juntos. — replique con más rabia que antes.

Era evidente que a él no le gustaba que le hablara así, fruncía el ceño y me miraba como si yo me estuviera convirtiendo en su peor pesadilla; bueno, quizás él también estaba convirtiéndose en la mía…

—Es que no comprendo… tu padre sabía perfectamente que yo estoy comprometido con Laura, esto solo me traerá problemas con ella, ¿Cómo le explicare que debo irme a vivir con una niñita que ni siquiera sabe apreciar la manera en que sus padres la protegieron toda su vida? — se quejó en voz alta, y por primera vez me sentí herida por sus palabras. 

Me consumía la rabia, solo se me ocurrió empujarle — ¡No vuelvas a decirme niñita! ¡Mucho menos vayas diciendo si he sabido o no apreciar lo que mis padres han hecho por mí! ¡Tú no me conoces! — le reclame mientras lo empujaba una y otra vez, pero sus manos sujetaron mis muñecas y me detuvo.

Me miró fijamente a los ojos y sé que tenía ganas de decirme muchas cosas, pero por alguna razón calló. — perdóname, ¿sí? Estoy igual de alterado que tú. Tu padre, era como un padre para mí y su muerte me afecto de gran manera. — expuso y en su mirada vi tanta verdad, que debí dar dos pasos hacia atrás logrando que él me sujetara.

—Lo siento, no sabía que él significaba eso para ti. Creí que eras uno más de esos que se acercó a su funeral para cumplir con el protocolo de darle su último adiós al empresario… No sabía que mi padre y tú se llevaban tan bien. — admití mientras secaba mis lágrimas.

—Creo que tú y yo comenzamos con el pie izquierdo…— comento y claro que llevaba razón.

—Si. Eso es muy cierto. — afirme y lo vi pensando.

No sé qué ocurría por su mente, pero se tomó más que suficiente tiempo para volver a hablar.

—¿Te parece si te invito a cenar para que yo te cuente un poco de mí, y tú me cuentes acerca de ti? Supongo que, si nos va a tocar convivir juntos un tiempo, lo mejor es que nos conozcamos. — propuso.

Pensé rápidamente si era correcto… Recorrí en mi mente todo lo sucedido hasta ahora y supuse que era un bueno momento para comenzar a enterarme de que es lo que realmente me esperaba en mi nueva vida.

Asentí —me parece, necesito saber muchas cosas antes de subir a ese avión para dejar lo que hasta hoy es mi vida. — accedí y él asintió.

—Te comprendo, hay muchas cosas que aún son un misterio para ti y supongo que hay muchas respuestas que yo te puedo dar. — señaló y creo que eso fue lo más interesante que dijo desde que nos conocimos.

—Vamos. — respondí y le lancé las llaves de mi auto.

No quería conducir, tampoco quería tener que pensar en nada más que en todo lo que me espera…