Capítulo 4

1006 Words
El auto llegó a la mansión y Arabella saltó con el cuadro en sus manos. Ethan también se bajó del coche y un sirviente se acercó a ellos. Después de saludarlos, el sirviente les dijo que el anciano estaba en el jardín detrás de la mansión, disfrutando del sol de la mañana. —El jardín está por aquí, ¿a dónde vas? — Ethan dijo confundido. Cuando Arabella estaba a punto de entrar corriendo a la casa. Ella se detuvo y se aferró con fuerza al cuadro. Debía reemplazar rápidamente este regalo por el que le había entregado la noche anterior. Como la mansión parecía tranquila y los sirvientes trabajaban en armonía, eso significaba que el anciano aún no había abierto su regalo. —Ethan, cariño. —Se dio la vuelta y puso su mejor sonrisa, agarrándose el estómago—. Puedes ir a ver al abuelo primero. Estoy apurada y debo usar el baño inmediatamente. Ethan frunció el ceño y miró el cuadro. —Pásamelo le llevare al abuelo. Date prisa. —N-no, no, no —Arabella negó con la cabeza—. Como este regalo es mío para el abuelo, debo entregárselo en mano. Adelante, dame cinco minutos, me reuniré contigo pronto. Sin esperar su respuesta, Ara entró rápidamente a la casa a través de las grandes puertas. La habitación del abuelo de Ethan debería estar en el ala izquierda. Corrió hacia las escaleras, esperando que nadie la viera o sintiera su presencia. Pero en medio de las escaleras, se encontró con algunos sirvientes que bajaban con cajas envueltas. Los regalos de cumpleaños. —Buenos días, señorita Maxwell. —Los sirvientes ocultaron su sorpresa tras cálidas sonrisas. Ara les preguntó a dónde llevaban los regalos y, tal como le decía su instinto, se dirigían al jardín, donde el anciano echaría un vistazo a cada regalo. —Este es nuestro primer lote, todavía hay más arriba. Ara se tambaleó de alivio cuando los sirvientes le dijeron eso. Revisó los regalos que sostenían y el suyo no estaba entre ellos. Eso significaba que no era demasiado tarde. Aumentó el ritmo mientras subía las escaleras y se dirigía a la habitación del anciano. Lo primero que le llamó la atención fue la pequeña caja que había en un rincón, apilada entre cajas más grandes. Dejando escapar otro suspiro de alivio, rápidamente reemplazó la caja con la pintura en su mano y quitó la etiqueta de la caja para luego pegarla con cuidado en el envoltorio de la pintura. Después de eso, se dio la vuelta y salió de la habitación, entonces se escuchó el sonido de alguien silbando. Ara se encontró cara a cara con Matt, el hermano de Ethan. Rápidamente escondió la caja detrás de ella y puso cara de no saber nada. No se llevaba bien con la familia de Ethan y Matt estaba en su lista negra número uno. La personalidad del chico era tan problemática que ni siquiera Ethan podía soportarlo. —Bueno, pero si esta no es mi querida cuñada... —Mientras Ara hacía todo lo posible por ocultar la caja, Matt siguió caminando hacia adelante—. Mis ojos deben estar engañándome, de lo contrario, ¿por qué alguien como tú vendría aquí temprano esta mañana? Y oh, también estás husmeando por ahí. —Se dio un golpecito en la barbilla, sonriendo ampliamente—. Se rumorea que anoche, tú y mi hermano mayor no se podían quitar las manos de encima. Era muy difícil de creer, pero tu repentina ausencia de la fiesta me hizo pensar de nuevo. Jeje, Ara, si has ideado una nueva forma de torturar a mi hermano, al menos deberías avisarme. Después de todo, puedo darte mejores ideas. —T-Tú, aléjate de mí. —Ara le advirtió, pero el hizo oídos sordos, siguió avanzando y ahora, ella estaba atrapada contra la pared. ¡Maldita sea! No podía creer que la gente viera lo que pasó entre ella y Ethan anoche. —También tengo curiosidad por saber qué estás haciendo en la habitación del abuelo —continuó Matt—. Dime que no estás tan loca como para intentar hacerle algo raro. Te animaré cuando se trate de engañar a mi hermano, pero no pienses que te dejaré ir si intentas algo con el abuelo. —Matt, si no te vas de mi vista, me aseguraré de que... -sus palabras quedaron atascada en su garganta cuando él le agarró la mano y le arrebató la caja. Luego le quitó el envoltorio y la abrió. —Ahora veamos qué escondes... ¡Bah! ¡Excremento de animal! La caja se cayó de las narices de Matt y él usó ambas manos para cubrirse la nariz. Arabella eructó y también se cubrió la nariz. —¡Arabella, maniática retrasada mental! ¿Estás planeando matar a mi abuelo? —gritó Matt y la señaló con un dedo tembloroso. Ara hizo una mueca y sus ojos se movieron a su alrededor buscando a alguien. Matt no exageraba. El estiércol de vaca seguramente podría matar al anciano. El abuelo de Ethan era un maniático de la limpieza y era alérgico a cualquier tipo de olor. Pero en su vida pasada, el estiércol de vaca no lo mató, sin embargo, pasó varias semanas recuperándose de la alergia. Este incidente llevó a una gran pelea entre Ethan y su abuelo. Ethan intentó protegerla, pero el anciano no quiso saber nada al respecto. Arabella terminó cayendo en la mala cuenta del anciano, incluido Ethan. —Esto es una falta de respeto. Debo contárselo al abuelo. Cuando Matt se dio la vuelta para bajar las escaleras, el corazón de Ara dio un vuelco de miedo. —Escucha, pequeño Matt —lo siguió corriendo y lo agarró del brazo—. Si te atreves a contarle esto al abuelo, también le diré que has empezado a juntarte con mala compañía que trafica drogas. —¿¡Q-Qué!? —Matt se detuvo de golpe y sus ojos se abrieron de par en par—. ¿C-Cómo supiste eso?
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