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2347 Words
Sol Si Sebastian ya me pego una vez, lo volverá a hacer, necesito ser fuerte hasta cumplir la mayoría de edad y largarme de este lugar para siempre. Sé que puedo obtener un trabajo para mantenerme y estudiar muy lejos de aquí. — Faltaste al examen — Comenta Sandra en cuanto nos encontramos en la entrada del colegio Sandra tiene el cabello castaño corto y la piel pálida, es esbelta y muy guapa. — Si hablaré con el profe El colegio en el cual tomamos clases es uno de los más prestigiosos, eso quiere decir que las familias de nuestros compañeros tienen mucho dinero y por ende la mayoría son niños mimados. No es ningún secreto la profesión de mi hermano. Incluso la policía lo sabe, pero él los tiene comprados o amenazados. Sebastian no trabaja Solo, él tiene un jefe quien es un hombre muy poderoso y lo protege, ni siquiera yo conozco su nombre o rostro. En fin la mayoría de mis compañeros no interactúan conmigo por miedo a las represalias o porque creen que soy como él. De hecho cuando sospechan que alguien vende drogas, siempre revisan mi mochila primero. También hay muchachos que me piden que les venda algo, pero yo no estoy en ese negocio. Hable con el profesor y este aceptó que realice el examen recuperatorio. Con los profesores si tengo buena relación debido a mis altas calificaciones. Cuando termine mis clases me dirigí a la salida para ir caminando a casa. Me congelé cuando me percate de que Kian está en el lugar. No es la primera vez que viene a este colegio porque Lorena asiste a clases. No sé que son exactamente si novios, amigos, amantes o que, pero él la protege mucho. Si yo soy tímida ella me gana, tiene una personalidad introvertida a pesar de que es muy hermosa. Cabello rubio largo y ojos color café, cuerpo esbelto y una hermosa sonrisa. Intente caminar hacia el lado contrario en el cual se encuentra él intentando que no me vea porque podría asesinarme pero no funcionó. — ¡Planeta, ven acá! A pesar de que sé que me llama seguí caminando, pero él no tardo en acercarse a mí y tomar mi brazo con fuerza. Siento vergüenza al darme cuenta de que varios de mis compañeros nos están mirando. — ¡Sol, imbécil! — Lo digo por lo rellenita que estás, eres un planeta. Es verdad que cuando era pequeña si era rellenita, él se burlaba de mí todo el tiempo. A pesar de que cuando entre en la adolescencia adelgace él lo sigue haciendo, es un desgraciado. — No le hagas caso sol, solo te molesta— Me pide Lorena — Tú ve al carro Ella se despide con un beso en la mejilla de mí y se adentra en el carro donde la esperan dos de los amigos de Kian. — ¿Qué quieres? Otra patada— Río burlona — Prefiero tu boca allí — Eres un cerdo A Sebastian lo aguanto porque no tengo opción, pero a ese cerdo no tengo por qué soportarlo. Si me asesina creo que me hará un favor no soporto mi vida. — Más que de las mamadas que me harás quiero hablar de otro asunto contigo. — No tengo nada que hablar contigo idiota — Sentencie antes de marcharme Tengo calculado el tiempo y si me retrasó más de veinte minutos Sebastian es capaz de venir por mí. Si me encuentra con su peor enemigo nos asesina a los dos. Llegué a la hora precisa y me di cuenta de que él está sentado en la sala esperándome. — Hola — Pareces una zorra con esa falda — Él me asesina con la mirada Es verdad que la falda me cubre hasta las rodillas, pero uso medias para no enseñar las piernas porque a él no le gusta que me exhiba. — Es el uniforme — Quítatela y prepara mi almuerzo, rápido, escuincla. — Enseguida bajo ¿Puedo utilizar un short? Es que tengo calor — En la casa puedes usar lo que sea, pero afuera no, conoces las reglas. Asentí con la cabeza Subí a mi cuarto para cambiarme de ropa, escogí un short y un top color colores rojos. Creo que más tarde me meteré a la piscina porque el día está caluroso. Nuestra casa es una de las más espaciosas de la zona, pero a pesar de eso no contamos con sirvientes por qué a Sebastian no le gusta la presencia de extraños en la casa. No sé cómo soporto tanta humillación, me quiero ir lejos de esta porquería, pero no tengo a donde ir. Baje a la cocina, pero me encontré con que hay poca comida, solo puedo preparar estofado, pero a él no le gusta. — ¡Por qué no estás cocinando!— Escucho sus gritos desde la sala. Prefiero que me grite a que me golpee si preparo algo que no le gusta como lo hace con mamá por ello decidí avisarle que iré a la tienda. — Solo hay comida para preparar salsa con espaguetis y sé qué no te gusta, perdón no hay nada más. Él me lanza una mirada asesina y se levanta su asiento acercándose a mí. Cerré los ojos esperando el golpe, pero este nunca llego. — Te compro algo no me pegues — ruego — ya te estás tardando — Iré a la tienda — Vestida así ni lo sueñes, ordena algo. — Bien Llame al restaurante más cercano y ordene su comida favorita. Como dije que es para él me prometieron que no se tardarán, en este lugar todos le temen. De hecho, en las tiendas no me cobran un peso aunque también me miran con rabia. Lo que ocurre es que sus hombres le cobran una cuota por protección y quienes no pagan le roban o incendian los locales. Luego de cenar y lavar los platos volví a subir a mi habitación y me coloque el bikini para nadar en la piscina. En el agua pierdo la noción del tiempo y no me percate que transcurrió una hora. Me sorprende que él no me haya pedido que le sirva alcohol o le prepare algo. Cuando no está mamá yo debo encargarme de atenderlo. Salí de mis pensamientos cuando me di cuenta de que alguien entro en el agua conmigo. Intente alejarme, pero él me tomo de la cintura con fuerza. — No quiero que sigamos discutiendo mi pequeña.— Me susurra en el oído Le diría que es un bipolar y que lo odio con todas mis fuerzas, pero debo mantenerlo tranquilo o habrá consecuencias. — No quiero que me vuelvas a pegar — Si te portas bien no tengo por qué hacerlo. Tú sabes que solo te cuido. Él deja un beso en mi mejilla y me estrecha entre sus brazos. — No soportó como te ven los hombres por eso no me gusta que estés sola en la calle. ¿Me entiendes? Asentí con la cabeza — Ya ordené helado, tus sabores favoritos. — ¿Cuándo regresa mamá?— Inquerí — Mañana Salí de la piscina y me recosté en la reposera para intentar descansar. Él me imitó y salió del agua al igual que yo, me percate de que me mira de una forma muy extraña. —Estás temblando Él me cubrió con la toalla y comenzó a secar mi cuerpo como si fuera una niña pequeña. — Para que te percates de lo mucho que te quiero te prepare un jugo, espérame acá. Debo admitir que es muy extraño que él prepare algo para mí. Luego de unos segundos regreso al lugar con dos jugos uno para él y otro para mí. Debo admitir que estaba delicioso el jugo. — Entremos a la casa yo creo que no tarda en llover Es verdad que a pesar de que el día está caluroso también está muy nublado. Entre a la casa debido a que me estoy derritiendo en el jardín y él me imito, me observa de una manera muy extraña más extraña de lo usual. Lance un bostezo involuntario — La piscina te agotó — Si— Asenti — Sol— Él se acerca a mí y me toma mi cintura, me percate de que estoy mareada y se me parte la cabeza. Cerré los ojos y cuando los volví a abrir me di cuenta de que ya estoy en mi cama recostada. — Me siento mal — Solo debes dormir mi amor — Él deposita un beso en mi mejilla— Sabes que te amo mucho Él se alejó de mí cuando escuchó un sonido en la parte baja de la casa. — ¡Sol! ¡Sebastián!— Es la voz de mi madre — ¡Maldita vieja!— Espeta él *** Me desperté debido a mi ruidosa alarma, me di cuenta de que sigo vestida con mi bikini. Entre al baño, termine de desvestirme y me duche durante veinte minutos. Cuando salí me cepille el cabello, lo seque y me vestí con mi uniforme. Luego baje a la cocina desayune una manzana y me dirigí al colegio. Estoy desconcertada con respecto a lo que ocurrió ayer, la piscina nunca me había agotado tanto. En el camino rumbo al colegio me dediqué a escuchar música. Pause el reproductor cuando me Di cuenta de que una motocicleta se estacionó en frente de mí subiendo a la vereda. Estaba a punto de gritarte hasta de lo que morirá, pero el terror me invadió cuando el sujeto dejo ver su rostro y me percate de que lo conozco. — ¿Qué quieres kian? Él ríe — Que me escuches — Me entrega un paquete con un polvo blanco — lo venderás para mí — No lo haré, no estoy en ese negocio. — Entonces el niño las pagará —No te atrevas, le diré a Sebastian. — Como si le importara mucho su hijo ¿Cómo puede saberlo este imbécil? Es peligroso para el niño que lo relacionen con Sebastian, no quiero mi vida para mi sobrino. — ¡No es su hijo! — No sabes mentir niña tonta, como cuando decías que no estabas loca por mí. Es verdad de pequeña me gustaba mucho este imbécil, incluso le escribí una carta. La cual él le enseñó a todos sus amigos y ellos se burlaron de mí. Todos los hombres son unos tontos. — Era una niña tonta con pésimo gusto — Sigues siendo una niña tonta, estás horrible — Él me mira de arriba abajo despectivamente Odio que hagan eso — Es la única vez que lo haré. ¿Pero si me descubren que hago? Él pone los ojos en blanco y me mira como si fuera una tonta. Luego lleva sus manos a mi blusa y la desabotona. — ¡Que te pasa estúpido!— Lo detuve — Eres una tabla niña, si tuvieras pechos los puedes guardar allí. — ¡Estúpido! — ¡Estúpido!— Él imita mi voz y finge sollozos — Tampoco sabes insultar Es verdad no sé decir groserías — ¿Cuándo te vuelvo a ver imbécil? — No me he ido y ya me extrañas— Él sonríe con suficiencia Debo admitir que se ve mucho más guapo cuando sonríe aunque no deja de ser un torpe y un delincuente. Que tenga apariencia de Dios Griego no cambia lo que es. — Para entregarte el dinero, imbécil. — Te buscará uno de mis amigos. — Tus monos — ¡A mí me respetas niña! — Es todo lo que dice antes de alejarse Guarde el paquete de cocaína en el brasier, ahora el asunto es como la vendo. No se nada de vender drogas, además nadie me habla. ¿Qué haría Sebastián? No sé cuanto cobrar, el mono mayor es decir Kian no me dio muchos detalles. Le conté a Sandra y ella intentó ayudarme, somos las peores vendedoras del mundo. Cuando nos acercamos a los chicos, ellos pensaron que les estábamos coqueteando, ella consiguió dos números y yo ninguno. Ahora no me siento rechazada, solo pienso en que le puedo heredar a Mateo en mi testamento. Luego de varios intentos se me acerco un muchacho, no lo he visto en mi vida. — Escuche que estás vendiendo Asentí —¿Es de buena calidad? — si yo misma la preparé — No eres buena en esto—Él ríe fuerte Negué con la cabeza — ¿De cuánto estamos hablando? Me está hablando de la cantidad de cocaína o del precio de la misma. No sé ninguna de las dos respuestas, maldita sea. — solo enseñamela Me oculte detrás de un árbol para sacar la cocaína de mi brasier luego le hice una señal para que él se acerque. Él la agarró y comenzó a observarla. — ¿comprarás o no? Él sin pensarlo me pego un puñetazo en el rostro, cuando caí al suelo se alejó corriendo con el paquete en mano. Duele ¡Maldita sea! —¿Sol estás bien? —Sandra me ayuda a levantarme —Me robaron, tengo que encontrar a ese idiota — sol aunque lo encuentres ya la habrá consumido y dudo que te pagué — No sé que haré — Se te está hinchando el ojo , deberías pagarle a kian y fingir que si la vendiste. El asunto es de donde sacarás el dinero. Negué con la cabeza —Si lo hago me dará más paquetes y será la historia de nunca acabar. *** —¿Qué te paso?—Me pregunta Sebastián cuando llegue a casa — Me caí — Crees que soy estúpido ¿Quién fue el imbécil? — ¿A cuánto vendes la droga? — ¿Qué? — Tengo la duda — si se te ocurre comprar esa porquería te destrozo la cara niñita — No lo haré. Sebastián vende, pero no consume y me tiene prohibido hacerlo a mí también. Es consciente que la droga es adictiva y pésima para la salud, pero eso no le impide venderla. Doble moral —Permiteme curarte.
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