CAPITULO DIEZ Liv salió del baño y la mandíbula de Lawson cayó al suelo. Nunca se había visto más sexy. "No creo que el atuendo sea legal para usar en público", supuso mientras daba un paso atrás, examinándola de pies a cabeza. "Supongo que te gusta", respondió ella y se volvió en círculo. "No es de extrañar que el lobo estuviera tan tentado", dijo mientras se frotaba la barbilla, mientras observaba el escote que se derramaba sobre la parte superior de su traje. "Promete que no te quitarás la capa durante la fiesta. No necesito que todos los hombres de la casa estén babeando por tus bienes", admitió. Afortunadamente, la capa de color rojo sangre tenía una gran capucha y cayó sobre sus rodillas, pero el vestido escaso debajo dejó poco a la imaginación. La prenda sin tirantes abrazaba s

