Kellan tomó en sus brazos el cuerpo desvanecido de su mujer. Al ver como el cuerpo de esta iba perdiendo fuerza y se caía hacia delante su respiración se detuvo. Su cuerpo sentía una terrible frialdad.
Tocó el rostro de la chica pero no hubo ninguna reacción. Solo podía ver las facciones contraídas.
Kellan no dudó más. Pasó una mano por debajo de la curvatura de las rodillas de ella y la cargó al estilo princesa. Con el corazón agitado y las terminaciones nerviosas atormentándolo salió de la cocina, en el camino se encontró con Susan.
No hubo tiempo para explicar. Kellan sentía que si se retrasaba un momento más en llevarla hasta el hospital más cercano lo lamentaría.
Con extraño cuidado sentó el cuerpo sin fuerzas de su mujer en el asiento de pasajero y ajustó el cinturón de seguridad
